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De nuevo estamos camino a la esclavitud

 

La porción de lectura de la Toráh para esta semana, nos habla de la relación entre los señores y los siervos, lo cual tiene una aplicación a las relaciones laborales modernas; dicho de otra forma: “Las relaciones entre jefes y subalternos”.

¿Realmente crees que ya no existe la condición de esclavitud en los países desarrollados o en vías de desarrollo? Una mirada cruda a la realidad que quizás tú mismo estés viviendo te convencerá de lo contrario.

Si bien en aquél tiempo era una práctica aceptable “adquirir” ó “vender” un siervo, Yehováh establece una perspectiva humanitaria al respecto. Tales expresiones hoy nos parecen repulsivas, por cuanto hablar de comprar o vender un ser humano no solo es detestable sino cruel e injusto. Pero esta situación sigue ocurriendo en nuestros días solo que sutilmente disfrazada y utilizando otros nombres. No es un secreto que existen patrones o dueños de compañías que se comportan como si también poseyeran las vidas de sus empleados o subalternos; por tal razón los mantienen amedrentados bajo amenazas de despido si es que no actúan conforme a sus caprichos y les hacen sentir como personas sin valor al enfatizarles que son individuos prescindibles o en otras palabras: desechables y de fácil reemplazo, cuando ya no se ajusten a los deseos de sus jefes, gerentes, ejecutivos, supervisores o quien sea que ejerza autoridad sobre ellos.

Cuando a una persona se da la oportunidad de trabajar pero sin darle días de descanso, o bien condicionándoselos a las necesidades de la empresa; cuando el salario no corresponde con el esfuerzo o la capacitación que exige tal empleo; cuando se establece una diferencia de pago según el sexo de la persona, etc., entonces estamos ante condiciones de esclavitud, porque el empleador teniendo conocimiento de que hay decenas o cientos de potenciales empleados, se aprovecha de tal circunstancia para hacer demandas que calificamos de detestables, crueles e injustas, y usamos así las mismas palabras que describen lo que sentimos ante el concepto de la trata de personas mencionada anteriormente.

¿Estás en una posición de autoridad en tu trabajo?

Cualquiera que sea el nivel de autoridad que manejas en tu lugar de trabajo, tienes la responsabilidad (si es que eres un seguidor de Yeshúa), de actuar conforme a las instrucciones de Yehováh al respecto (Exodo 21:2-6; Efesios 6:9)

Yehováh sabe que hay seres humanos con menos oportunidades, con menos influencias, o bien con talentos limitados. Tales personas necesitan ser guiadas para completar bien una tarea; pero eso no los hace seres humanos inferiores! Sencillamente son dependientes en ciertos aspectos de su vida; por tanto aquellos que tienen capacidad de dirección, son responsables de cuidar de ellos, buscando desarrollarles para que puedan crecer y prosperar. El propósito de nuestro Creador no es ampliar la cantidad de personas subyugadas, sino permitir que quienes están mejor capacitados ayuden a los menos favorecidos. Así es que, un patrón o jefe que teme a Yehováh y respeta Sus decretos u ordenanzas, respetará también a sus empleados o subalternos preocupándose diligentemente por el bienestar de ellos y de los suyos.

¿Eres subalterno?

En este caso tenemos las cartas de Shaúl (Pablo) quien aplicando principios de la Toráh provee instrucciones en Efesios 6:5-8 y Colosenses 3:22-24, enseñado claramente que la actitud que debemos tener cuando realizamos un trabajo o hacemos un servicio, debiera ser la misma que si tal acción la estuviésemos haciendo para nuestro Padre. En eso consiste ser luz en un mundo de tinieblas.

Esta actitud no impide que anhelemos progresar en el trabajo o ascender como se dice mas popularmente; es un llamado a evitar la mediocridad, la irresponsabilidad y la falta de testimonio, cosas por las cuales el nombre de Yehováh y de Yeshúa son menospreciados entre quienes conocen de nuestra identidad espiritual. Actuar con integridad en el trabajo abre las puertas para escalar a posiciones mejores porque realmente quien está detrás de todo esto, es Yehováh y quizás te está entrenando por medio de tales experiencias para que puedas ejercer cargos de mayor cuidado y responsabilidad cuando llegues a Su Reino.

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