Parashá Anual: Éxodo 18:1 – 20:26
Nombre de la Parashá: Yitro – Jetro
Lectura Complementarias: Isaías 6:1 – 7:6 | Mateo 19:16-26
Llegada de la familia de Moshé
Yitro el suegro de Moshé, viene trayendo a Tsiporah (Séfora) y sus dos hijos con él. No hay registros de que ella hubiese arribado a Mitsráyim con Moshé, y tampoco de que ella se hubiera regresado a Midyán (Madián) si hubiese ido con él; el relato más bien sugiere que Moshé vino solo a cumplir su misión. Los hijos de Moshé muy probablemente eran hombres maduros o por lo menos muchachos, puesto que Moshé había llegado a Midyán a la edad de 40 años y poco después debió haberse casado con la hija de Yitro. Ahora han pasado otros 40 años, por lo cual podemos inferir que los hijos de Moshé ya no eran niños.
Es notable la ausencia de los hijos de Moshé en toda la Toráh (Génesis a Deuteronomio), porque uno supone que siendo los hijos de tal líder, su desempeño debería haber sido más notable. Afortunadamente, Guershom (Gerson) y Eliézer aparecen posteriormente mencionados en 2 Crónicas y se registra que ellos formaron parte de la tribu de Leví:
Y los hijos de Moshé varón de Dios fueron contados en la tribu de Leví.
Los hijos de Moshé: Guershóm y Eliézer. Hijo de Guershón fue Sebuel, el jefe.
Hijo de Eliézer fue Rehabías el primero. Y Eliézer no tuvo otros hijos, pero los hijos de Rehabías se multiplicaron grandemente.
2Crónicas 23:14-17
Un buen consejo siempre es oportuno
Fue importante el consejo que Yitró dio a Moshé respecto de administrar justicia para el pueblo.
Es evidente que Yitro conocía a Yehováh pues en el verso 23 le advierte a Moshé, que siga su consejo, “si es que Yehováh así te lo ordena…”. Moshé debería entonces educar a las personas que habría de escoger, para que administraran justicia, resolviendo los asuntos menores del pueblo.
La lección práctica para nosotros es la necesidad de escuchar el consejo de otras personas. No necesariamente tenemos que ponerlo en práctica; pero es de gran ayuda ver las cosas desde la perspectiva de otros. El Salmo 1:1 nos amonesta a no seguir el consejo de los “malos” es decir de quienes no reconocen a Yehováh, o se burlan de la verdad o andan en cosas dudosas.
El capítulo 19, nos muestra cosas realmente espectaculares. Yehováh les declaró en los versos 4-6:
“Vosotros habéis visto lo que he hecho a los egipcios, y cómo os he levantado a vosotros sobre alas de águilas y os he traído a mí. Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis para mí un pueblo especial entre todos los pueblos. Porque mía es toda la tierra, y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación apartada.”
Observemos cuál era el llamado original para todo el pueblo de Yisrael: La nación toda se constituiría como un reino de sacerdotes apartados. La razón por la cual solamente la tribu de Leví terminó ejerciendo las funciones sacerdotales, fue el pecado del becerro de oro. El pueblo se descalificó a sí mismo cuando alrededor de 40 días después de haber hecho el pacto, lo rompió cayendo en idolatría.
En otras palabras el plan original de Yehováh era que la nación de Yisrael fuera intermediaria entre la humanidad y Él. Yisrael representaría a Yehováh delante de los pueblos y enseñaría Su Toráh, y a la vez ofrecería sacrificios a favor de los pueblos de la tierra delante de Yehováh. Pero tal plan tuvo que ser modificado.
El Primer Shavuot (Pentecostés)
El pueblo de Yisrael llegó al pie del Monte Sinay cuarenta y cinco días después de haber partido de Mitsráyim. Los cinco días siguientes Moshé estuvo ascendiendo a la cumbre para hablar con Yehováh y descendiendo con instrucciones muy específicas para el pueblo. Finalmente el día cincuenta Yehováh hace entrega verbal de la Toráh al pueblo tal y como se registra en el capítulo 20.
Un dato importante, es que la subida a la cumbre del monte, desde donde el pueblo se hallaba acampando, toma casi un día. Y una vez arriba, desde el lugar en que se hallaba Moshé, el pueblo no era visible. Si lees con atención siguiendo las subidas y bajadas de Moshé podrás verificar que muy probablemente, los Diez Mandamientos debieron ser entregados el día correspondiente a la Festividad de Shavuot (Pentecostés).
Tengamos presente que Yehováh sacó a Yisrael de la esclavitud sin ponerles ninguna condición previa. Ahora que eran libres y que les había traído a Él, les propone algo realmente majestuoso:
Si escucháis mi voz y guardáis mi pacto, me seréis un pueblo especial y un reino de sacerdotes y gente apartada. Exodo 19:5
Moshé habiendo llamado a los ancianos, que representaban a todo el pueblo, les comunicó estas palabras, a lo que ellos y todo el pueblo respondieron a una, según el verso 8:
“Haremos todo lo que יהוה (Yehováh) ha hablado!”
No hubo presión ni amenazas; no hubo manipulación. Yehováh les dio la oportunidad de quedarse libres y de no seguirlo, pero ellos decidieron hacerlo. Y no era para menos; el Elohim que había mostrado Su poder y Su misericordia, ¿cómo no merecía toda su confianza? Hasta éste punto ellos no sabían cuáles serían los términos del pacto; pero habiendo experimentado la bondad y justicia de Yehováh, podían confiar en que no sería algo malo.
Así Yehováh descendió sobre el monte Sinay, habiendo advertido previamente que nadie, ni animal ni persona traspasara los límites fijados por Moshé.
Ahora, al leer éste capítulo te invito a hacerlo con toda tu imaginación; pero aún así todo lo que te venga a la mente será poco en comparación con lo que realmente sucedió. Fue tan asombroso e intimidante que el pueblo pidió a Moshé, ser su intermediario en las conversaciones con Yehováh porque no podían soportar el sonido del Shofar (cuerno), el temblor de la tierra y los terribles truenos que acompañaron la manifestación de Creador, Legislador y ahora Soberano de ellos.
Entrega de la Toráh resumida
Entonces, en el capítulo 20, tenemos a יהוה (Yehováh), ¡proclamando las palabras de los Diez Mandamientos! Estos fueron dados verbal y directamente por Él a oídos de todo Israel. Por esta razón nadie puede argumentar que los Mandamientos son invención de Moshé o que éste los copió de otra cultura.
Un detalle muy importante es que antes de entregar sus Instrucciones, יהוה (Yehováh) se identificó como el Libertador de la Nación, lo que le dio el derecho de establecer esos Mandamientos.
He aquí un resumen de los 10 Devarim:
Yo soy Yehováh que te sacó de la tierra de Egipto. No tendrás dioses ajenos.
No te harás estatua ni imagen de lo que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra.
No tomarás el Nombre de יהוה en vano.
Guardarás el Shabbat.
Honra a tu padre y a tu madre.
No asesinarás.
No adulterarás.
No robarás.
No declararás falso testimonio.
No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer.
Yeshúa resumió estos mandamientos en dos:
- Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primer y gran mandamiento,
- y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Toráh y los Profetas. Mateo 22:37-40
Maimónides afirma que la totalidad de mandamientos es 613, los cuales se hallan en el resto de la Toráh. Ninguno de éstos mandamientos es pequeño, y ninguno ha perdido vigencia, por cuanto expresan el carácter mismo de Yehováh y son la columna vertebral de “La Constitución (las leyes) del Reino” con la que Yeshúa el Mesías gobernará cuando regrese.
Revisa cuidadosamente la lista anterior leyéndolos en tu Biblia. Compáralos con lo que has aprendido tradicionalmente y define qué harás al respecto. ¿Continuarás con la tradición? ¿O te alinearás con la verdadera Palabra de יהוה (Yehováh)?
Aplicación Práctica
LOS PACTOS CON YEHOVÁH SON VOLUNTARIOS
Yehováh sacó a nuestros padres de Mitsráyim (Egipto) sin proponerles condición alguna. Fue después, que el pueblo tuvo la oportunidad de decidir entrar en el pacto con El, cuando se hallaban en el Monte Sinay.
De manera similar Yehováh nos da la vida, nos sostiene todo el tiempo proveyendo lo que necesitamos para crecer, madurar y organizar nuestra vida. Pero llegará un momento en el que seremos confrontados con la decisión de entrar en pacto con Él o de no hacerlo.
Poco importa que seamos de una familia religiosa o atea, o que hayamos participado en actividades religiosas. Entonces, así como tuvieron que hacerlo nuestros padres en Sinay, cada uno deberá decidir si acepta o no, el ofrecimiento de Yehováh para llegar a ser parte de la nación apartada, por medio de la cual Él va a cumplir sus propósitos eternos.
Haz hoy la decisión correcta! porque quizás no tengas una segunda oportunidad.
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