Tesoro

Tú, eres un tesoro invaluable

A la apostasía total no se llega de golpe. Es un proceso lento y sutil por el que somos arrastrados por el enemigo, haciendo uso de nuestro razonamiento para justificar la desobediencia.

Y hoy Yehováh te ha hecho aseverar que has de serle su pueblo especial, como te había prometido, y que obedecerás todos sus mandamientos, a fin de que Él te eleve sobre todas las naciones que ha hecho, para alabanza, renombre y gloria, y seas un pueblo santo para Yehováh tu Dios, según ha prometido. 
Deuteronomio 26:18-19

​En este pasaje, Yehováh promete a Yisrael que si guarda sus Mandamientos, será Su Tesoro. Tal promesa se halla también en el libro del Exodo:

Ahora pues, si de veras escucháis mi voz y guardáis mi pacto, entonces vosotros seréis objeto de mi predilección entre todos los pueblos, porque mía es toda la tierra, y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y una nación santa.
Exodo 19:5-6

​Y aunque nuestros hermanos de Yahudáh han experimentado muchas maldiciones durante las generaciones, en la Haftarah (porción profética de esta parashá), el profeta Isaías le dice a Yisrael que Yehováh en Su favor y misericordia un día los exaltará incluso en medio de mucha persecución y odio contra ellos:

​Aunque fuiste abandonada y aborrecida, sin nadie que transitara por ti,
Yo haré que seas gloria perpetua, la delicia de todas las edades. Isaías 60:15

En el Nuevo Testamento (Brit Hadashah), todos los seguidores de Yeshúa somos llamados personas especiales de Yehováh. Debido a nuestro pacto con el Todopoderoso Yehováh a través de la sangre de Yeshúa, tanto judíos como gentiles pueden saber que son la posesión más preciada de Yehováh:

​…vosotros sois linaje escogido, sacerdocio real, nación santa, pueblo por posesión, para que proclaméis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. Los que en un tiempo no erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Yehováh; los que no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia. 1Pedro 2:9-10

En hebreo, la expresión: ‘especial tesoro’ ,es la traducción de la palabra: segulah (סגולה). El color púrpura en hebreo es sagol (סגול) una palabra que viene de las mismas raíces. ¿Por qué? porque el púrpura es el color de la realeza!

Como segulah (especial tesoro) del Señor, estamos vestidos de sagol, el color de la realeza. Somos hijos del Rey y Él es nuestro Padre. Nos valora y nos atesora. No hay necesidad de buscar calificaciones externas o superficiales. ¡Esto es simplemente nuestra identidad en el Mesías!

Podríamos mirarnos a nosotros mismos y decir: “no me parezco mucho a un tesoro; soy demasiado bajito o demasiado alto, demasiado gordo o demasiado delgado, no muy o muy elegante para ser un tesoro.”

Incluso podríamos escuchar a nuestras emociones y decir:  “no siento que califico para ser llamado un tesoro de Yehováh; tengo tantas faltas y debilidades; necesito trabajar para mantener mi temperamento; todavía no soy suficientemente disciplinado; no evangelizo lo suficiente”, etc. todo lo cual percibimos como nuestra debilidad.

Pero como dice el apóstol Shaúl (Pablo), no debemos confiar en los atributos de nuestra carne (Filipenses 3: 3). Ciertamente, si alguien hubiera podido calificar como un tesoro con los certificados en su muro y trofeos en su escritorio, habría sido el apóstol Shaúl, quien se describió así:

​Circuncidado al octavo día; del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la Toráh, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la Iglesia; en cuanto a la justicia que hay en la Toráh, irreprensible. Filipenses 3:5-6

Shaúl, se consideraba a sí mismo sin culpa en la carne y respecto a la observancia de la Torá; sin embargo, no valoró todas estas cualidades externas. En su lugar, puso su confianza en la persona del Mesías:

​Pero, ¡cuántas cosas que eran para mí ganancias, las he estimado como pérdida por amor al Mesías! Y ciertamente aun considero todas las cosas como pérdida por la superioridad del conocimiento de Yeshúa el Mesías, mi Señor, por el cual perdí todas las cosas, y las tengo por estiércol, para ganar al Mesías, y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia, que procede de la Ley, sino la que es mediante la fe del Mesías, la justicia que procede de Yehováh basada en la fe… Filipenses 3:7-9

Aunque Shaúl continuó obedeciendo la Toráh, entendió que su “impecable” actuación no debía compararse con la justicia que viene de Yehováh sobre la base de la fe.

Y aunque nuestra propia actuación no sea tan impecable como la de Shaúl, debemos aceptar por fe, que somos capacitados para caminar en los caminos de Yehováh por Su Ruaj (Espíritu) y si estamos comprometidos con la obediencia, entonces somos en verdad Su tesoro especial. 

A pesar de nuestras faltas, debilidades e imperfecciones, Yehováh nos ama y nos valora, y podemos afirmar: “Soy de la realeza, un hijo del Rey de Reyes, la segulah de Yehováh, un tesoro precioso”.

Él nos valora porque somos Sus hijos del Pacto y cada uno es creado a Su imagen y semejanza. Una chispa de Su divina Shekináh está dentro de nosotros.

Si tenemos un billete de $100 y cae accidentalmente en el suelo, quedando sucio, pisado, arrugado y doblado-¿vale menos de $100? ¡No! realmente conserva su valor. Lo mismo sucede con nosotros. Sin embargo, muchos de nosotros no entendemos nuestro valor. 

Algunos de nosotros no siempre hemos sido tratados como un tesoro. Tal vez padres, compañeros de escuela, cónyuges o creyentes no nos han tratado con honor y respeto. Podemos incluso haber sido maltratados terriblemente por la gente, como si fuéramos sin valor.

Pero Yehováh no nos ve así. Incluso si hemos sido quebrantados; aun cuando nuestro corazón se haya desgarrado en dos o toda nuestra vida haya sido destrozada, seguimos siendo un precioso tesoro para Yehováh, “una corona de belleza y una diadema real en la mano de nuestro Padre” (Isaías 62: 3).

¿Cómo cuidamos lo que consideramos un tesoro? Lo ponemos en un lugar especial y lo cuidamos celosamente, guardándolo en un lugar seguro. ¿Podemos incluso comprender la pena y la ira que Yehováh siente cuando alguien hace que uno de Su segulah (tesoro), sufra?

Necesitamos dejar estas injusticias y heridas en las manos de nuestro Padre Yehováh, por que Él dice que nos vindicará. Nuestra única opción es perdonar a los que nos han herido y maltratado. 

A veces, cuando no nos vemos como valiosos y dignos de respeto, enviamos señales a otros de que somos inútiles y sin valor. El resultado es que a menudo nos tratan como tales.

También puede suceder que nuestra percepción de cómo nos ven los demás, nos impida avanzar en la vida confiando en las promesas de Yehováh. Por ejemplo, cuando los israelitas se vieron a sí mismos como saltamontes, pensaron que los gigantes en Canaán también los veían así.

Pero cuando comenzamos a valorarnos y respetarnos de una manera sana y equilibrada, encontraremos cada vez más que las personas alrededor nuestro nos valoran, estiman y respetan apropiadamente.

Parte de nuestra curación y recuperación es una transformación en la forma en que nos vemos a nosotros mismos, reconociendo nuestra identidad en el Mesías como personas justas, completas, preciosas y valiosas, atributos que recibimos solamente a través de Su Pacto.

Cuando nos decidimos a seguir las pisadas de nuestro Mesías, guardando la Toráh de la manera que Él lo hizo, entramos en todo lo que Yehováh tiene para nosotros: nuestra libertad de la condenación, la libertad de las maldiciones, el gozo indescriptible y la paz que sobrepasa todo entendimiento.

Todo esto y más nos ha sido otorgado a través de la renovación del Pacto, la cual ha sido efectuada con la preciosa sangre del Cordero de Yehováh sin pecado: Yeshúa HaMashiaj!

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