¿Cuál es la motivación por la que podrías dar una ofrenda? Veamos algunas opciones:
Te trae bendición
Cumples con Dios
Te hace sentir bien y mejora tu sentido de culpa
Demuestras tu espiritualidad
Quieres mostrar gratitud a YHVH
Deseas acercarte a YHVH
Si observamos atentamente, las cuatro primeras motivaciones son egoístas. Solo las dos últimas de la lista están de acuerdo con el espíritu de las instrucciones dadas en la Toráh.
Dar, es una elección y constituye una acción externa que genera sentimientos internos, por lo cual es imposible dar con indiferencia. Siempre que damos algo, en nuestro interior habrá sentimientos de una u otra clase.
Cuando proclamamos nuestro amor a YHVH, de poco valen las palabras! El amor se demuestra por medio de la obediencia a sus Instrucciones o Mandamientos, tal y como claramente lo expresó Yeshúa:
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ese es el que me ama…
Juan 14:21
Así es que uno de los mandamientos dados en la Toráh, nos ordena presentar ofrendas de gratitud y nunca presentarnos delante de YHVH con las manos vacías:
…Redimirás todo primogénito de tus hijos y ninguno se presentará ante mi con las manos vacías. Exodo 34:20
Algo parecido hacemos con los seres que amamos. Cuando hay una ocasión especial deseamos mostrarles nuestro afecto o lo importante que son para nosotros, y si en realidad deseamos agazajarles, nunca iremos a hacerlo con las manos vacías! todo lo contrario buscaremos darles un presente que haga sentir a esa persona lo especial que es para nosotros.
Pero, como suele suceder con todos los mandamientos de YHVH, el enemigo ha tratado de oscurecer estas muestras significativas de afecto. Y así en cuanto a quienes nos rodean, existen tantas celebraciones como ideas puede haber: día del padre, la madre, el maestro, el banquero, el ciclista, el cáncer…etc. presionándonos a dar cuando no hay una verdadera motivación, y convirtiendo la alegría de dar en una carga indeseable.
Y en el caso de ofrendar para YHVH, se ha levantado un ejército de líderes religiosos que usufructúan el ministerio y en vez de servir, explotan a sus seguidores exigiéndoles entregar, diezmos, ofrendas y apoyo para sus “proyectos personales” defraudando a los hijos de YHVH y cauterizando sus corazones para que desencantados, se presenten ante Él con sus manos vacías.
Pero si optamos por seguir las instrucciones de nuestro Padre, podemos salirnos del sistema comercial y religioso babilónico para recuperar el significado de esas muestras de afecto.
La pregunta lógica que surge es: ¿Dónde dar? ¿Dónde ofrendar? … ¿Dónde presentar las ofrendas? Yeshúa nos dio un buen parámetro:
Y cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de Él todas las naciones, y los apartará unos de otros como el pastor separa las ovejas de las cabras. Colocará las ovejas a su derecha, y las cabras a la izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ¡Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo! Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me acogisteis, desnudo, y me cubristeis; estuve enfermo y me visitasteis; estaba en prisión y vinisteis a mí. Entonces los justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te sustentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y te acogimos, o desnudo y te cubrimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a Ti?
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo, en cuanto lo hicisteis a uno de éstos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis.
Mateo 25:31-40
Entonces… busca a alguien en necesidad, quizás en tu propia familia hay personas en esas circunstancias; quizá en tu vecindario o lugar de trabajo. Pero no pierdas la bendición de dar, de ayudar, de apoyar. No lo hagas por medio de los almacenes comerciales, porque seguramente tu esfuerzo no llegará a donde debe ir; busca estar en contacto directo con quien está en necesidad para que vivas la realidad de aquél a quien pretendes ayudar y así no te limites solo al aspecto material, sino que aportes también algo de afecto, y soporte espiritual.