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Vaykra 18:1-30 | Lo ta’asúh

Parashá Trienal – Vaykra (Levítico) 18:1-30

Nombre de la Parashá: Lo ta’asúh – No imitarán

Lecturas Complementarias:  Ezequiel 22:1-12 | 1 Corintios 5:1- 6:10

Habla a los hijos de Israel y diles: Yo soy Yehováh vuestro Dios. No haréis como hacen en la tierra de Mitsrayim (Egipto) en la cual morasteis, ni haréis como hacen en la tierra de Kenaan (Canaán) adonde Yo os estoy conduciendo. No seguiréis sus costumbres. Cumpliréis mis decretos y observaréis mis estatutos para andar en ellos. Yo soy Yehováh vuestro Dios. Observaréis mis estatutos y mis decretos, pues el hombre que los haga, vivirá por ellos. Yo, Yehováh.

El capítulo inicia con la declaración del origen de la autoridad con la que se van a proferir las instrucciones siguientes: “Yo soy Yehováh. Tres veces se menciona este Nombre en estos versos, lo que debe llamar nuestra atención a la seriedad de su contenido.

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La instrucción es clara y bien precisa: No haréis como hacen en la tierra de Mitsrayim de donde venís-  ni tampoco como hacen en la tierra de Kenaan – a dónde iréis-. No seguiréis sus costumbres.

De Mitsrayim, sabemos que era una tierra llena de supersticiones e idolatría. Había dioses para todo y la gente de allí vivía en función de ellos. El pueblo de Yisrael había pasado 210 años viviendo entre los mitsritas (egipcios) y la gente que estaba saliendo había nacido en medio de tal cultura; por tanto era normal que hubieran aprendido las costumbres de ellos, sus celebraciones, creencias y cultura en general.

Yehováh les insta a dejar atrás todo aquello; a cerrar ese capítulo de sus vidas y a disponerse a escribir uno nuevo siguiendo los parámetros que Él habría de proveerles. Por la historia posterior nos damos cuenta, que esto entrañó grandes desafíos para ellos: Abandonar la antigua manera de pensar, aprender una nueva visión de la vida, descubrir un nueva razón para existir, aprender a confiar en Yehováh su Libertador y guía, darse cuenta de que este Dios no era como los de los mitsritas, y aún descubrir y afirmar su propia identidad.

Tanto mitsritas como kenaanitas, practicaban inmoralidades sexuales que no solo tenían que ver con la sexualidad en sí, sino que estaban ligadas a sus formas de adoración; es decir, las perversiones sexuales tenían un componente espiritual que las justificaba.

El verso 4 nos recalca la orden, seguido del verso 5 que nos explica las consecuencias de hacerlo: … pues el hombre que los haga, ¡vivirá por ellos! ¿Es esto solo una referencia a la vida en el más allá? ¿O tiene que ver con la vida en la tierra?

Si bien en el judaísmo se enfatiza el primer significado, podemos perfectamente entender que también se trata de “vivir” en esta tierra. Vivir, no significa simplemente: “existir“, lo cual resultaría demasiado obvio. Aquí hablamos de la calidad de vida. Uno puede existir y llevar una vida miserable, que no vale la pena; o puede llevar una vida de crecimiento, de disfrute de la Creación y de las relaciones interpersonales, de servicio a otros, etc., cosas todas que dan sentido a esa existencia y entonces es cuando decimos ¡esto es vida!.

Así que cuando Yehováh nos dice: vivirá por esos estatutos, nos está dando parámetros para comportarnos adecuadamente y sacar provecho de todo lo que Él pone a nuestro alcance en esta vida con consecuencias para la otra también.

Esto no quiere decir que el significado de “observar estos decretos para alcanzar la vida” eterna se descarten, pues tanto Yeshúa hace referencia a este verso en Lucas 10:28, como lo hace también Shaúl en Romanos 10:5

Inmoralidad sexual

Curiosamente, el cristianismo argumenta que la Toráh ya no es aplicable; sin embargo cuando se trata de definir lineamientos respecto a la vida sexual, ¡se vuelve de nuevo a los estándares dados por la Toráh!

Dentro de esto caen todos los temas de actualidad, tales como las relaciones homosexuales, la pedofilia, el incesto y muchas otras desviaciones perversas que ni vale la pena mencionar. Pareciera entonces que aún quedan trazas de aceptación de la Toráh, porque no hay otra forma para determinar que tales comportamientos sean inmorales. El asunto es simple: La Toráh los define como tales, luego sigue vigente.

El verso 6 inicia en hebreo con las palabras “un hombre, un hombre..”  (ish, ish), lo cual significa: cualquier hombre, o cada hombre, o todo hombre. Ahora bien, los rabinos entienden que esto incluye a la mujer por igual; es decir no son mandamientos exclusivamente para varones.

Acercar” es una forma de referirse al contacto sexual. De forma similar la expresión: “descubrir la desnudez, es utilizada para referirse a contactos sexuales o actividad sexual.

Relaciones sexuales con familiares

A continuación, entre los versos 6 hasta el 18, se describen posibles relaciones sexuales entre familiares cercanos, que son todas prohibidas de manera tajante por Yehováh; no hay alternativa y algunas de ellas tienen pena de muerte. Así cuando se dice: “No descubrirás la desnudez de…“, no es una referencia a mirar a la persona desnuda, sino a tener relaciones sexuales con ella. En este sentido entonces, las relaciones sexuales con los padres-madres, tíos(as), cuñados (as), hijos(as), hermanos(as), nietos(as), cuñados(as), madre y su hija, son consideradas abominación y deben ser evitadas a toda costa por el pueblo de Yehováh.

No relaciones durante la menstruación

El verso 19 son una clara referencia a evitar las relaciones sexuales mientras la esposa se halle con el ciclo menstrual, lo cual se considera contaminante.

No al adulterio

El verso 20 advierte de la contaminación que resulta de tener relaciones con el cónyuge de otra persona. Este es uno de los pecados de muerte como se definirá en Levítico 20:10

No al ofrecimiento de niños a Moloc

Moloc es una palabra muy parecida melec (rey), según la historia posterior, la esposa de Salomón trajo esa deidad de origen amonita a Yisrael. De hecho existía desde mucho antes. Moloc es descrito como un enorme ídolo sosteniendo un plato de cobre en sus manos en la que era colocada una vasija para freir, y en ella eran depositados los niños, mientras la multitud cantaba a voces ahogando el llanto del bebe para que sus padres no lo escucharan.

El mandamiento se halla en medio de la descripción de las perversiones sexuales, porque los bebés son el resultado de la actividad sexual y comúnmente eran ofrecidos en conexión con tales prácticas sexuales.

No a las relaciones homosexuales

Verso 22: No te acostarás con varón, como si fuera mujer. Es abominación. La Toráh de Yehováh no puede cambiar; hay quienes han declarado que Dios está también en proceso de evolución y que así como muchas iglesias han decidido aceptar las relaciones homosexuales, Dios también lo hará, porque Él está “creciendo” en su conocimiento. No haya nada más ridículo que este tipo de afirmaciones. Solo denotan ignorancia e incomprensión de quien es Yehováh.

No al bestialismo

Es repugnante solo considerarlo. Pero en muchos pueblos esta es una práctica común, que aún la sociedad actual esta inclinada a practicar. Un ejemplo es la reglamentación del Canadá al respecto, que permite gratificación sexual con las mascotas.

El resto del capítulo es una severa advertencia contra las prácticas de todas estas cosas, por las cuales los pueblos que habitaban la tierra prometida, estarían siendo destruidos por mano de los mismos Yisraelitas, siendo esta una expresión de un juicio divino del Creador Supremo.

Si esto ocurrió con tales naciones, ¿por qué no habría de suceder con Yisrael? Ahora que Yehováh les estaba entregando el conocimiento de antemano, era su responsabilidad obedecer sin reparo estos estatutos, cosa que lamentablemente no fue así.

Preguntas para reflexionar

  1. ¿Cuál es la conexión entre la sexualidad y la idolatría?
  2. ¿Por qué las desviaciones y/o perversiones sexuales son nocivas?
  3. En el presente hay una exacerbación de la sexualidad. Está en todos los medios y en todas partes. ¿Qué significa esto? ¿De qué es síntoma?
  4.  ¿Los juicios de Yehováh sobre la tierra de Kenaan, se debieron en parte a qué circunstancia?
  5. ¿Qué efecto sobre la Creación, tienen los pecados mencionados en este capítulo?

APLICACIÓN PRÁCTICA

La sexualidad es un regalo de nuestro Padre y Creador, y en cierto sentido nos equipara con Él, al darnos la capacidad de procrear. Es mediante un acto sexual que damos lugar a vidas nuevas y eso hace que tal acción sea altamente digna y sublime.

Pero si bien tal relación también es placentera, no podemos permitir que esa gratificación de los sentidos se convierta en el único objetivo de la misma. Cuando solo nos enfocamos en las sensaciones, estamos buscando nuevas dimensiones de ese placer, que al igual que los demás, resultan insuficientes.

La insaciabilidad sexual, conduce a desviaciones que terminan convirtiéndose en perversiones y abominaciones delante de nuestro Creador.

Por otro lado el estudio o al menos la lectura de capítulos como este con nuestros niños, nos da la oportunidad de tocar estos temas, que muchas veces no hallamos cómo abordar, de responder a sus inquietudes y de instruirles adecuadamente a partir de los parámetros dados por nuestro padre Yehováh.

Sea nuestro Padre dándote sabiduría en todo.

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