El progreso de muchas infecciones virales en nuestros cuerpos parece estar asociado a la falta de nutrientes esenciales, los cuales podrían disminuir el riesgo de sufrir complicaciones; y en el caso de tener que atacar infecciones ya presentes el uso terapéutico de vitaminas y minerales parece ser una buena y segura opción.
Informa el Dr Mercola que el Hospital General de Singapur y la Facultad de Medicina Duke-NUS, se propusieron determinar si una combinación de vitamina D, B12 y magnesio mejoraría los resultados de los pacientes de 50 años y más infectados con el virus de moda. Su propósito era atacar el componente inflamatorio de la infección, y señalaron:
“El tema de la hiperinflamación inmunológica ha sido una clave determinante en el resultado del paciente con una respuesta inmunológica no controlada postulada como un factor fisiopatológico en la gravedad de la enfermedad. De manera intuitiva, la inmunomodulación se convierte en una posible estrategia de tratamiento”.
El por qué de estos tres nutrientes
Esta investigación mencionada señaló: “Ya que el virus es un patógeno que afecta múltiples órganos, es obvio que se necesita un control inflamatorio sistémico para propiciar la supervivencia”. Y precisaron cómo la vitamina D, el magnesio y la vitamina B12 presentan un enfoque único de tres componentes para tratar el COVID-19:
La vitamina D, a través de su efecto sobre el NFkB (Grupo de proteínas que ayudan a controlar muchas funciones en la célula, como el crecimiento y la supervivencia) y otras vías, puede mitigar varias citoquinas proinflamatorias lo que modula la tormenta de citoquinas descontrolada que se observa con la enfermedad de COVID-19 grave.
El magnesio es esencial para sintetizar y activar la vitamina D, ya que actúa como cofactor en muchas de las enzimas involucradas en el metabolismo de la vitamina D.
La vitamina B12 es esencial para tener un microbioma intestinal saludable, ya que este desempeña un papel importante en el desarrollo y función de los sistemas inmunológicos innato (constituida por mecanismos existentes antes de que se desarrolle la infección) y adaptativo (se estimula tras la exposición a agentes infecciosos). Esto podría ser muy importante para prevenir una reacción inmunológica excesiva, como en el caso de pacientes con COVID-19 y disbiosis (alteración del equilibrio de los micro-organismos intestinales) de la microbiota.
Esta es una solución económica y disponible para ser suministrada al inicio de los síntomas, o incluso ingerirse de manera preventiva para las personas con riesgo alto durante los brotes. Los investigadores señalaron que muchas terapias actuales se enfocan en eliminar el virus en lugar de modular la hiper-inflamación que se presenta en la enfermedad.
Diferencias entre la vitamina D2 y la D3
Las vitaminas D2 y D3 son dos formas de la vitamina D que se encuentran en el organismo: sus fórmulas químicas brutas difieren en un único átomo de carbono. Tienen orígenes diferentes: la D2 proviene de un aporte alimentario esencialmente vegetal mientras que la D3, además de tener un origen alimentario animal, es también sintetizada cuando la piel está expuesta a los rayos del sol.
La vitamina D3 es sintetizada de un lípido complejo (7-dehidrocolesterol) naturalmente presente en el organismo. Éste, cuando es expuesto a los rayos UVB del sol, se transforma en vitamina D. Además, la vitamina D sintetizada de esta manera es la que representa la mayor parte de la que circula en el cuerpo. Por esa razón se aconseja exponerse lo mas posible a la luz natural. La vitamina D3 también se encuentra en la alimentación, especialmente en el pescado graso y la yema de huevo.
La vitamina D2 es un derivado del ergosterol, elemento que se encuentra naturalmente en las membranas celulares de ciertas plantas y hongos. La vitamina D2 se obtiene exponiendo el ergosterol a los rayos UVB del sol. La vitamina D2 se encuentra naturalmente en los hongos (especialmente en los que han sido expuestos a los rayos UVB), pero también en ciertos alimentos que han sido enriquecidos con vitamina D, como la margarina.
Unos trabajos han mostrado que la vitamina D3 aumenta de manera más importante el nivel de calcitriol en el organismo, que es la forma activa y utilizable de la vitamina D. Por otra parte, la vitamina D2 es menos estable que la D3, por cuanto es más sensible al calor y a la humedad. Por lo tanto, se recomienda el uso de la vitamina D3.
Magnesio
El magnesio se requiere para convertir la vitamina D en su forma activa y te ayuda a utilizar adecuadamente la vitamina D que consume.
La investigación realizada por GrassrootsHealth, con base en datos de casi 3000 personas, revela que se necesita 244 % más de vitamina D por vía oral si no toma magnesio y vitamina K2, que también funciona de manera sinérgica con la vitamina D y ayuda a prevenir complicaciones relacionadas con la calcificación excesiva en las arterias.
Serios estudios también han relacionado la deficiencia de magnesio con la diabetes y presión arterial alta, los cuales son factores de riesgo en la complicación del corona virus.
Las verduras de hoja verde oscuro son las mejores fuentes de magnesio, mientras que el jugo verde es una excelente manera de mejorar su consumo, aunque los suplementos también podrían ser necesarios para algunas personas. Si consideras que tu consumo de magnesio es insuficiente, se recomienda añadir suplementos, ya sea por vía oral o tópica. El Dr Mercola considera comenzar con una dosis de 200 mg de citrato de magnesio oral por día, y subir poco a poco la dosis hasta generar heces ligeramente sueltas.
Vitamina B12
La deficiencia de vitamina B12 se ha relacionado con la enfermedad de Alzheimer y la ateroesclerosis. Ademas, la deficiencia de vitamina B12 es comúnmente asociada con una inflamación crónica del estomago, que puede contribuir a un síndrome de malabsorción autoinmune de la vitamina B12 llamado anemia perniciosa y a un síndrome de malabsorción de vitamina B12 unida a los alimentos. La función normal del sistema digestivo requerida para una absorción apropiada de la vitamina B12 esta comúnmente deteriorada en individuos mayores de 60 años de edad, poniéndolos en riesgo de deficiencia de dicha vitamina.