note-3454277_1920

¡Recuerda…!

Yehováh, espera que luchemos contra nuestro deseo innato de tomar crédito personal por las cosas que en realidad recibimos de Él.

Moshé le advierte al pueblo hebreo que luego de entrar a la Tierra de Yisrael:

“Cuídate, no sea que te olvides de Yehováh tu Elohim, y dejes de observar sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy. No sea que cuando hayas comido y estés ya harto, y hayas edificado hermosas casas y las habites, y tus vacadas y tus rebaños incrementen, y la plata y el oro se te multiplique, y todo lo que tengas aumente, tu corazón se enaltezca y te olvides de Yehováh tu Dios, que te sacó de la tierra de Mitsrayim (Egipto), de la casa de esclavitud…” Deuteronomio 8:11-14

Una lección de vida

Moshé hizo una enfática petición a todos nuestros padres para que no olvidaran nunca que Yehováh es la única y verdadera fuente de todo – incluyendo toda la prosperidad material. ¿Por qué fue necesario que Moshé remarcara este punto con tanta insistencia? 

La razón es que cuando las cosas van bien en términos económicos, los seres humanos tendemos a considerar que es por nuestro mérito y no por Yehováh. Pero si las cosas salen mal, entonces culpamos a Yehováh y nos preguntamos: ¿Por qué Yehováh me hace esto? Tendemos a tomar crédito personal por las cosas que salen bien en nuestras vidas y culpar a otros si es que salen mal. Piénsalo. 

Cuando algo no va bien en nuestras vidas, acostumbramos pedirle a Yehováh para que las cosas mejoren, porque consideramos que tiene Él la obligación de satisfacer todos nuestros caprichos.

Ya sea mediante rezos formales o a través de un pedido “de todo corazón”, la verdad es que instintivamente reconocemos que Yehováh es la única y verdadera fuente de todo, y por eso le pedimos a Él. Y aunque tal vez no recibamos exactamente lo que solicitamos, o quizás no lo recibamos en el momento que deseábamos, (sólo Yehováh sabe lo que realmente es bueno para nosotros), Yehováh generalmente responde a nuestros pedidos. De hecho, nos responde una y otra vez. 

Moshé sabía esto muy bien. Pero también conocía la naturaleza humana. Por lo tanto, nos exhorta a que, cuando “todo lo que poseas se incremente, no te olvides ni por un segundo de Quien te lo dio”.

Lamentablemente, nos olvidamos de esto una y otra vez. Observamos mejorías y de alguna manera tomamos crédito personal por lo que tenemos ahora.

Pero piénsalo bien. Si vas a “culpar” a Yehováh cuando las cosas salen mal, pero entonces acudes a Él para que mejore tu situación, si cuando las cosas mejoran, ni siquiera dices “Gracias Dios” o lo haces fríamente por mero cumplimiento religioso, no has aprendido nada. Porque a menos que vivas con la realidad de que Yehováh fue quien hizo que las cosas estén mejor, entonces, habrás perdido una gran oportunidad para acercarte y conocer más íntimamente a Aquel que todo lo controla.

Es sorprendente cuán a menudo nos olvidamos de que fue Yehováh a quien acabamos acudir. Sí, Él quiere que nos esforcemos para demostrarle a Él, a nosotros mismos y a los que nos rodean que realmente queremos algo, y tenemos la responsabilidad de realizar este esfuerzo. Pero al final, es Yehováh quien hace las cosas y no nosotros. Él quiere que luchemos contra nuestro deseo innato de tomar crédito personal por las cosas que en realidad recibimos de Él.

No te olvides de Quien es la única fuente de tus bendiciones. De la misma manera que no tomas crédito por tus ojos azules, por una puesta de sol pintoresca, o por las hermosas flores, tampoco tomes crédito por tu prosperidad. Debes saber que la fuente de la “naturaleza” que te rodea, es la misma de todo lo demás que posees y disfrutas. Si puedes vivir con esta realidad literalmente, vas a caminar con Yehováh.

Déjanos tu comentario