El Tabernaculo

Éxodo 38:21 – 40:38 | P’kudei

Parashá Anual – Éxodo 38:21 – 40:38

Nombre de la Parashá: P’kudei – Cuentas

Lecturas Complementarias: 1 Reyes 7:51 – 8:21 | Revelación (Apocalipsis) 15:5-8

P’kudei

Esta es la porción final del libro de Shemot (Éxodo). Inicia con el recuento de todas las cosas donadas para la construcción del Tabernáculo y su mobiliario además de una cuidadosa revisión de las vestiduras del sacerdote. Las cantidades utilizadas fueron: De oro fue de: 994 Kilos (casi una tonelada) y de plata: 3420 Kilos.

Notemos sin embargo, que tanto el oro como la plata no eran tan codiciados como lo son hoy en día. La gente común, normalmente tenía atuendos y adornos de estos metales, aún así no deja de ser significativa la cantidad que donó el pueblo. Recordemos también que a la salida de Mitsráyim (Egipto), los vecinos de los Yisraelitas les dieron sus prendas de oro y plata de manera voluntaria, lo cual era una forma de pago por los servicios que el pueblo de Yisrael había prestado a esa nación. Luego de confirmar que todas las cosas fueron hechas de acuerdo a las instrucciones provistas por Yehováh, lo que les tomó seis meses, Moshé bendice al pueblo:

Según todo lo que Yehováh había ordenado a Moshé, así hicieron los hijos de Yisrael todo el trabajo. Y vio Moshé toda la obra, y he aquí la habían hecho tal como Yehováh había ordenado. Así la hicieron. Y Moshé los bendijo. 
Exodo 39:42-43

Una gran lección que nos da el pueblo, es la de seguir instrucciones. Necesitamos aprender a obedecer lo que Yehováh nuestro Padre nos ordena hacer. De manera similar, en la actualidad, lo que está en construcción es Su Templo no el nuestro. Por eso la forma de relacionarnos con Él, no puede ser la que nos agrada o nos parece o la que hemos venido practicando por generaciones! eso poco importa. La pregunta del millón es: Lo que hago, ¿lo estoy haciendo conforme a Su dirección, conforme a Sus Instrucciones (Toráh)? Moshé revisó que todo estuviera hecho de acuerdo a la dirección dada por Yehováh.

Hoy tenemos esa misma responsabilidad con quienes están bajo nuestro cuidado. ¿Están nuestros hijos, nietos y demás aprendiendo a vivir según los parámetros de Yehováh? Seguramente hay miles de disculpas: “La mayoría no lo hace”; “eso suena fanático”; “van a quedar a aislados”; “se van a ver raros”; “no podemos romper la tradición”; “la familia no está de acuerdo”… etc. etc. Pero ¿qué importa todo eso? Nuestra responsabilidad es obedecer a nuestro Creador y Padre a TODO COSTO! Entonces seremos aprobados por Él cuando estemos en Su Presencia. Eso es lo único que realmente cuenta.

Levantamiento del Tabernáculo

El Tabernáculo fue levantado el primer día del primer mes del año, lo que podemos recordar cada vez que iniciamos un nuevo año en los meses de marzo-abril, según el avistamiento de la Luna. (Tengamos en cuenta que si la cebada no está aviv en los montes de Israel, entonces se deberá añadir un decimotercer mes al calendario, significando esto que se pospone el inicio del año).

Moshé entonces ungió todo el Tabernáculo con sus componentes, muebles y accesorios. Este proceso de ungir, significa consagrar o en otras palabras, apartar para Yehováh todas esas cosas, que en adelante no podrían tener ningún otro uso.

De igual manera, los sacerdotes fueron ungidos; todo fue realizado conforme a las instrucciones de Yehováh y por último la parte de afuera que ocultaba el Tabernáculo de la vista pública, fue levantada. De ese momento en adelante, solo los sacerdotes tuvieron acceso al interior tanto del Tabernáculo como del patio interior. Los israelitas cuando iban a ofrecer un sacrificio debían entregarlo a la puerta de la cerca exterior de cortinas. Por eso es tan valioso lo que hizo Yeshúa, al darnos acceso directo a la Presencia de nuestro Padre.

El libro termina narrando que la Gloria de Yehováh descendió como una nube y se posó sobre el Tabernáculo de tal manera que ni aún Moshé podía ingresar.  A partir de allí, la Presencia de Yehováh fue evidente; durante el día en forma de nube y durante la noche en forma de columna de fuego, fenómenos que seguramente tenían el efecto protector de los bruscos cambios de clima en el desierto.

El Pueblo tuvo entonces que aprender a seguir la Nube. Cuando se levantaba, era señal de marchar; cuando descendía era señal de detenerse y armar el campamento.

Aplicación Práctica
De manera similar a lo que el pueblo tuvo que hacer para construir y levantar el Tabernáculo, necesitamos aprender a seguir Sus instrucciones y depender de Él en el día a día: Orando por el pan de cada día, buscando su dirección para toda decisión, etc. Es la manera en que retornaremos al punto en el cual Adam y Hava se apartaron para vivir de acuerdo a su propia voluntad.
Estamos en un tiempo de entrenamiento porque se avecinan tiempos en los que solo quienes hayamos aprendido a depender en todo de Yehováh, podremos sobrevivir o mantener nuestro testimonio hasta el fin. La fe es como un músculo que requiere entrenamiento y que se desarrolla en la medida que la usamos. Aprovechemos mientras hay “luz”; la noche viene cuando nada se podrá hacer.

¿Quién te está controlando?

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