La festividad nos inspira a mantener encendida la luz interior, más allá de las circunstancias.
Janucá va más allá de ser simplemente una luz en la ventana; es un relato fascinante del triunfo de la fe ante la adversidad. A pesar de los intentos griegos de borrar la Toráh, los valientes Macabeos, un grupo de sacerdotes no entrenados para la guerra, resistieron con coraje los esfuerzos de asimilación y permanecieron fieles a la tradición de sus ancestros. La intervención divina premió su valentía, y cada año conmemoramos esta victoria nacional.
Janucá es una oportunidad para adoptar la misma actitud, para abrazar el espíritu de resistencia de aquel pequeño grupo de sacerdotes. La historia culmina con la rededicación del templo profanado por los griegos, simbolizando una oportunidad para renovarnos después de la contaminación. En tiempos actuales, donde distinguir entre lo que contamina y lo que no puede resultar difícil, comprender la confianza y valentía de los Macabeos nos permite enfrentar la temporada con una perspectiva diferente.
Esta festividad nos insta a meditar en valores como la confianza, el coraje y la gallardía, recargándonos de la verdadera luz que nos lleva a luchar contra adversidades. Janucá es el momento de recuperar lo cedido al sistema, limpiar la Menorah y restaurar la luz en nuestras vidas. Si tu luz se ha opacado por la contaminación, dedica este tiempo a Yehováh, elimina las impurezas que has introducido y da nuevo significado a tu vida.
La festividad nos inspira a mantener encendida la luz interior, más allá de las circunstancias. Que las victorias, incluso la del Mesías sobre la muerte, estén presentes todos los días, y recordemos que esta luz debe perdurar durante todo el año. Dedica tiempo a profundizar en el sentido espiritual de Janucá y a inspirar a tu familia en este periodo especial.