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Levítico 21:1-24 | Lo yitamá

Nombre de la Parashá: Lo Yitamá – No se contaminará

Lecturas Complementarias: Ezequiel 44:25-31 | Lucas 11:30-44

Este capítulo de Levítico continúa el estudio de la santidad, con reglas concernientes a la pureza del kohen (sumo sacerdote) descendiente de Aharón. Y si bien no es del todo aplicable a nosotros, nos permite divisar las expectativas que Yehováh tiene respecto de sus siervos. Son estándares mucho más elevados que los requeridos para el resto de los cohanim (sacerdotes) y por supuesto que los demandados a los levitas y al pueblo en general.

Recordemos que solo el cohen (sumo sacerdote), que debía ser descendiente de Aharón, podía entrar al kadosh kadoshim (lugar santísimo) una vez al año el día de la expiación; eso lo ponía en categoría excepcional y lo hacía responsable de una forma de vida más exigente en cuanto a las Instrucciones provistas por Yehováh.

En vista de que los kohanim eran especialmente dedicados a labores de presentación de ofrendas diarias, eran responsables de cumplir con normas adicionales que no eran aplicables al resto de la tribu de Leví o al resto de los yisraelitas (ver gráfico); por ejemplo, ellos (los kohanim descendientes de Aharón) no podían casarse con una mujer divorciada, pero esta ley no aplicaba al resto de Yisrael.

Los Koanim eran descendientes de Levi, a través de Aharón

Las leyes respecto a la pureza sexual eran tan estrictas, que si la hija de un kohen llegaba a cometer inmoralidad sexual, tendría que ser quemada en una hoguera. Levítico 21:9

Llama pues la atención, que claramente Yehováh establece que una persona dirigente de la nación, tiene mayor responsabilidad de andar en santidad. Cómo serían de diferentes las cosas hoy, si los dirigentes de las naciones entendieran esto.

Una cuidadosa lectura de éste capítulo, nos permite entender la trascendencia de la perfección en el servicio a Yehováh.  Lo que se percibe es que nuestro Elohim, es de una categoría tal como no existe nadie más y su nivel de perfección y justicia absoluta demanda que quienes se acerquen a presentar cualquier ofrenda  o simplemente quien deba entrar en el lugar kadosh kadoshim (lugar santísimo), debe ser perfecto y SIN CONTAMINACION! No es que Yehováh discrimine a las personas con defectos, es más bien protector de ellas; porque si alguien con algún defecto se acercara a ofrecer sacrificio u ofrenda a Yehováh, tal persona sería destruída al estar expuesta a la perfección divina, así como sucedió con Nadab y Abiú los hijos de Aharón. Busquemos, pues, entender la importancia de ser kadosh – apartados (santos) por ser Su pueblo y todo lo que ello implica.

Contaminación por los muertos

Habla a los kohanim hijos de Aharón, y diles: Nadie entre vosotros ha de hacerse impuro con el cadáver de uno de sus parientes, excepto por pariente cercano a él: su madre, su padre, su hijo, su hermano, o su hermana virgen, cercana a él, que no haya tenido marido, por la cual podrá hacerse impuro. No se contaminará profanándose, pues es dirigente en medio de su pueblo. Levítico 21:1-4

Esto significa que los cohanim en general, no podían asistir a funerales de familiares fuera del círculo mencionado, ni de amigos, porque entraban en un estado de impureza ritual que los descalificaba para servir en el Santuario. Es claro que este mandamiento solo aplica a los cohanim (sacerdotes comunes). Esta regla aplica a todos los cohanim, en todos los tiempos, haya o no Templo. Al presente quienes conocen su identidad como descendienes de Leví y que son cohanim, se abstienen de participar en los sepelios y según dan testimonio de esto, solo de lejos acompañan los despojos mortales en el cementerio, y evitan, por supuesto, entrar en un edificio donde haya un cadáver.

En cuanto a nosotros, nos es lícito participar de estas ceremonias, mucho más cuando constituyen oportunidades para mostrar nuestra compasión, bondad, generosidad y todo tipo de apoyo a los dolientes.

Ahora bien, ya hemos aprendido que la impureza ritual se resuelve mediante una inmersión – mikváh- en aguas vivas y esperando hasta la caída del sol, es decir hasta el inicio del nuevo día. Esto da origen al término: Tevul Yom – que significa literalmente: «quien hizo inmersión ese día«, puesto que la instrucción nos dice que el mikváh solamente no es suficiente para remover la condición de impureza, sino que es necesario esperar a la caída del sol, podríamos interpretar que algún nivel de contaminación aún permanece «pegado» a la persona, hasta que inicia el nuevo día.

Asuntos de matrimonios

Si bien nuestras biblias traducen el verso 7 así:

No tomarán mujer ramera o deshonrada, no tomarán mujer repudiada por su marido, porque es kadosh a su Dios.

La palabra hebrea que se traduce como ramera es: zanah – זנה, que tiene un significado mucho más amplio que ser prostituta o ramera. Realmente abarca situaciones como: sexo prematrimonial, promiscuidad, inmoralidad, fornicación, etc. Es claro que al reglamentar esto para los cohen, no es aplicable para el resto del pueblo en general. Me refiero con esto último, a que una persona que haya tenido ese pasado, pero que ha rectificado su vida, puede perfectamente entrar en matrimonio con quien elija dentro del pueblo de Yisrael.

El cohen solo podía contraer matrimonio con una virgen de Yisrael. Es claro que los requerimientos para el cohen eran mucho más elevados que los establecidos para el resto de los cohanim, los levitas y el resto del pueblo. Esto nos señala el propósito de Yehováh de mantener pura la descendencia de los cohanim para el ejercicio del ministerio. Recordemos que Noaj fue utilizado por Yehováh a causa de que su descendencia no estaba contaminada por los ruajoth (espíritus) de los vigilantes que habían desechado su posición en los cielos.

Descalificación para el servicio

Personas con defectos físicos, no podían ejercer su ministerio como cohanim porque corrían el riesgo de ser destruidos por la perfecta presencia de Yehováh, tal y como sucedió con Nadab y Abiú los hijos de Aharón. Solo los defectos físicos permanentes eran los que descalificaban a los cohanim; mas si los defectos eran temporales, los cohanim podían regresar a su servicio luego de superarlos.

No solo los sacerdotes deberían ser sin defecto; también las ofrendas presentadas por ellos. Igualmente, era de suma importancia que los cohanim participantes de alguna de las comidas presentadas en ofrenda, estuvieran en condición de pureza ritual, porque:

… también las primicias de todos los primeros frutos de todo, y toda ofrenda de todo lo que se presente de todas vuestras ofrendas, será de los cohanim. Así mismo daréis al cohen las primicias de todas vuestras ofrendas alzadas, para que en vuestras casas repose la bendición.
Ezequiel 44:30

Todo lo anterior nos lleva a comprender que los cohanim eran considerados por Yehováh como Sus embajadores, representándole ante los hijos de Yisrael, quienes a su vez eran representantes de Yehováh ante el mundo; ese era el plan original con Yisrael.

Los cohanim (sacerdotes) y todo Yisrael, no deberían hacer nada que pudiera deshonrar el nombre de Yehováh. Actos así son llamados en hebreo: Jillul HaShem: Profanadores del Nombre.  Es decir que a ellos no les era permitido ni cometer ni involucrarse en acto ó comportamiento alguno que trajera vergüenza, deshonra, desgracia, o descrédito al nombre de Yehováh ni a Su Toráh; tampoco desacreditar la fe en Él o aún traer deshonra a la gente del pueblo de Yisrael que representa al Creador del Universo.

Ejemplos de Jillul HaShem son cosas como: no guardar el Shabbat, no respetar las leyes de comida dadas por Yehováh, robar o involucrarse en problemas de chismes y crítica- lashón hará.

Lo opuesto a Jillul HaShem es Kiddush HaShem que significa santificar el Nombre de Yehováh, trayendo honra, respeto y gloria a Él.

De manera similar nuestra responsabilidad hoy es la misma, puesto que hemos sido adoptados por Yehováh y hemos sido injertados en Yisrael. Nosotros como pueblo de Yehováh estamos llamados a vivir de manera tal que en todo lo que hagamos y hablemos le honremos no solo a Él, sino también a su Toráh (Instrucciones), puesto que ella es una expresión de Su carácter.

Y no solo esto… también somos responsables de traer honra al pueblo de Yehováh. Por eso es tan lamentable que en el presente, los líderes de las «comunidades cristianas», no tengan reparo en romper sus matrimonios, deshacer sus familias o en involucrarse en negocios ilícitos, buscando la riqueza y la fama escudándose en la doctrina de la prosperidad, como si Yehováh la respaldara.

Entonces pregúntate: «¿Realmente, mi estilo de vida honra a mi Padre Celestial y su Toráh? Siendo que ahora pertenezco al pueblo de Yisrael, soy un testimonio para quienes me rodean?»

Si no es así, entonces ¿Qué esperas para cambiar y ajustarte a las demandas de tu Creador y Padre?

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