Parashá Trienal – Devarim 20:1 – 21:9
Nombre de la Parashá: Ki tikrav – Cuando te acerques
Lecturas Complementarias: Josué 24:1-18 | Juan 10:11-31
Este es un hermoso pasaje que muestra la sensibilidad de Yehováh ante las expectaciones humanas. Yehováh no es atropellador. No ordena reclutar indiscriminadamente, sino que considera las condiciones reales de sus hijos para favorecerlos.
El pasaje también tiene un carácter profético respecto de Yeshúa. Cuando regrese para convocar a la novia para las bodas que restaurarán el pacto quebrantado; no podrá ir a la guerra hasta después de un año, porque la Toráh lo ordena así. (Esto significa que la batalla final tendrá lugar por lo menos un año después de las bodas del Cordero. Ver tema: Los Tiempos del Final Acortados).
Instrucciones para la guerra
Si bien Yehováh es un Dios de Paz, también lo es de guerra. Múltiples veces nos hallamos con instrucciones relevantes a la manera como su pueblo debe comportarse frente a la guerra, porque esta va a llegar tarde o temprano. Así es que nosotros debemos estar siempre en “pie de guerra” para no ser sorprendidos por el enemigo que no tiene piedad alguna.
Shaúl (el apóstol Pablo) por su parte nos habla de una guerra sin cuartel que se libra contra todos los hijos de Yehováh y nos da instrucciones en Efesios 6 al respecto.
Pero en este capítulo se habla de guerras físicas. Y Yehováh nos muestra un aspecto muy considerado y amoroso de su parte, al instruir cómo se debe ejecutar un guerra. Debemos tener claro que estas instrucciones no tienen que ver con la conquista de Canaán. Los siete pueblos que habitaban allí debían ser desarraigados completamente debido a sus prácticas ocultistas; pero cuando se iniciara un proceso de conquista de las naciones vecinas debido a la expansión natural que ocurriría por obedecer la Toráh, entonces se debería proceder de otra manera:
Hacer una propuesta de paz; si la aceptaban, serían tributarios y trabajadores para Israel. Mas si la rechazaban, la ciudad sería sitiada y una vez sucumbiera, darían muerte a todos los varones, pero tomarían las mujeres, los niños y el ganado. El botín de estos pueblos sería para Israel.
Estos versos nos muestran los términos en que Yisrael debería plantear la guerra a los pueblos distantes de su heredad. No era de manera cruel al estilo de los mercenarios (asesinos pagados como fue el caso brutal de ISIS). Habría propuestas y ante las negociaciones fallidas, actuarían sin reparo.
¡Salven los árboles!
Ahora entendemos por qué Israel tiene un día del árbol cada año. Yehováh ordenó no destruir los árboles frutales; de allí el pueblo hebreo derivó un principio: No causar destrucción innecesaria; las cosas particularmente los árboles frutales deberían ser conservados, porque ellos no pueden ser considerados ¡enemigos! De aquí también, la responsabilidad que tenemos como pueblo de Yehováh, de cuidar la Creación que le pertenece a Él.
Devarim 21:1-9
Este procedimiento que se hacía delante de Yehováh, tenía el propósito de demostrar la inocencia de los ancianos de la ciudad en cuestión. Tal acto tenía la validez y solemnidad de un juramento ante Yehováh.