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Bereshit 21:1-34 | Pacad

Parashá Trienal – Bereshit (Génesis) 21:1-34

Nombre de la Parashá: Pacad – Visitó

Lecturas Complementarias: 1 Samuel 2:21-28 | Mateo 1:28-25

La palabra hebrea pacad – significa también: tomó nota, cuidó;  es decir que Yehováh cuidó de hacer lo que había prometido a Sarah. Ella concibió, lo cual fue un acto sobrenatural de Yehováh, dio a luz a Yitsjak y Avraham le dio el nombre y lo circuncidó al octavo día conforme al pacto que había realizado recientemente. Notemos la repetición de la expresión:“como había…” en los versos 1, 2 y 4: como había dicho, según había hablado, le había hablado, le había ordenado; en las tres primeras referencias, Yehováh está cumpliendo su Palabra como había dicho o declarado y en la cuarta, Avraham cumple la suya, imitando el ejemplo de Elohim para con él.

El énfasis del pasaje está en la perfección de los actos de Yehováh, los cuales suceden conforme a los tiempos señalados por Él. Ni más tarde ni más temprano. Y esto es una esperanza para nosotros que a veces nos desesperamos un poco ante la demora de las respuestas a nuestra peticiones o ante la tardanza del cumplimiento de las promesas de nuestro Abba. Él tiene tiempos designados para todo, y su plan eterno funciona a la perfección sin que nada lo altere.

Yitsjak nació como Yehováh dijo y cuando Él dijo. Recordemos el verso: 

Y dijo: Volveré a ti sin falta según el tiempo de la vida, y he aquí que tu mujer Sarah tendrá un hijo. Génesis 18:10

La expresión, según el tiempo de la vida, es una referencia a los nueve meses requeridos para la gestación del bebé, lo que demuestra la absoluta soberanía de Yehováh en todo este proceso; así ha sido con todos nosotros y con nuestros hijos; en el tiempo establecido por Él, hemos arribado a este mundo y conforme a sus propósitos eternos. Obviamente la pregunta del millón, es: ¿somos nosotros conscientes de que Él nos dado la vida para cumplir un propósito determinado? ¿somos conscientes de que la vida nos ha sido dada, no para cumplir nuestros deseos o nuestras propias metas, sino para hacer la parte que nos corresponde dentro de su plan eterno?

¿Echado del hogar por burlarse?

Luego de esta narración, nos encontramos con lo que, según la tradición hebrea, fue una de las diez pruebas de Avraham: la expulsión de casa de su hijo Yismael. Sarah se quejó de que el chico se burlaba de su pequeño hijo. Sin embargo parece que el asunto fue más grave, según los relatos del los libros de Yashar 21:13-15 dice:

13 Cuando Yitsjak tenía cinco años, estaba sentado con Yishma’el a la puerta de la tienda, 14 y Yishma’el vino a Yitsjak, se sentó frente a él y tomó el arco, lo sacó y puso una flecha en él con el propósito de matar a Yitsjak. 15 Sarah vio lo que Yishma’el deseaba hacerle a su hijo Yitsjak, y le dolió muchísimo a causa de su hijo; mandó llamar a Avraham y le dijo: “Expulsa a esta esclava y a su hijo; su hijo no heredará con mi hijo, porque así trató de hacer con él este día”.

Una vez más, aclaro que las narraciones tanto del libro de los Jubileos como del libro de Yashar, no son consideradas de la misma categoría que las halladas en la Toráh; sin embargo son fuente de mucha información que enriquece detalles que la Toráh nos presenta en forma resumida.

Así que, es muy posible que algo así hubiese sucedido. De otra manera uno diría, ¿pero qué clase de persona era Sarah, que por los comentarios de un muchacho lo hace echar de la casa al desierto junto con su madre? En otras palabras, es posible que Sarah hubiese visto realmente amenazada la integridad física de su hijo Yitsjak y que tal situación hubiese motivado su petición a su marido.

Es notable que Avraham, a su vez, no haya dado abundantes provisiones a Hagar y su hijo Yisma’el; pues siendo una persona rica y  tan afamado por su generosidad, le hubiera sido fácil proveerles incluso de uno o varios animales para trasladarse de vuelta a su familia en Mitsráyim, así como de riquezas y sirvientes que les acompañaran durante la travesía, cosa que sí hizo con los hijos que tuvo posteriormente con Cetura. Entonces la gran pregunta es: ¿Por qué no actuó de esta forma? Tratemos de hallar una respuesta:

Entonces dijo ’Elohim a Avraham: No parezca grave ante tus ojos lo del muchacho y tu sierva. Escucha la voz de Sarah en todo lo que te dice, porque en Yitsjak te será llamada descendencia, aunque también del hijo de la sierva haré una nación, pues él es descendiente tuyo.

Ante la confirmación de Yehováh de proceder con la expulsión del muchacho y su madre, y de la promesa de levantar una gran nación de él, Avraham actúa; y también es probable que Yehováh le haya instruido a enviarlo de esa manera. Al fin y al cabo en el relato a continuación vemos que era necesario que Yisma’el tuviera un encuentro con Yehováh, cosa que en efecto ocurrió y que habría de ser clave para la supervivencia del muchacho.

Pasados los años, vemos que Yisma’el sobrevivió, se casó con una mujer egipcia y fue objeto del cumplimiento de la promesa de Yehováh hecha a su padre. No podemos pasar por alto el contraste entre las vidas de Yitsjak y Yisma’el: el primero nacido por intervención divina, el segundo como esfuerzo de la carne; el primero se casa con una mujer de la casa de Avraham, el segundo con una egipcia; el primero recibe la bendición de la primogenitura y la promesa del pacto, el segundo es una persona que tiene que sobrevivir en el desierto y desarrolla características particulares. Todo lo anterior va a tener efectos en el desarrollo de los planes de Yehováh para Yisrael, como lo vemos hasta el presente.

 

Un árbol de tamarisco en el desierto

Un pacto de paz

La parashá concluye con un pacto entre Avraham y Abimelec; un pacto de paz y bienestar (חֶסֶד) específicamente con respecto a los derechos de agua. Como los descendientes de Yisma’el que causarían a la familia de Avraham una cantidad no pequeña de problemas y tristezas, Abimelec es un recordatorio de que:

  1. Las promesas del pacto a Avraham no lo eximieron de las luchas de la vida en general. Aunque fue bendecido por Dios, todavía tendría enemigos, y
  2. Dios había bendecido a Avraham de una manera tan obvia, que en lugar de ser un simple extranjero, ahora es uno a quien se debe tener en cuenta dentro de la región.

Yehováh había bendecido a su siervo tal como lo prometió, y la bien llamada Be’er-Sheba (pozo de las siete, o pozo del juramento) es un recordatorio constante de que Yehováh le dio éxito a Avraham con sus vecinos, y de que finalmente sus descendientes heredarán la Tierra prometida.

La sección termina con una hermosa nota:

Y plantó un tamarisco en Be’er-Sheba, e invocó allí el nombre de YehováhEl-Olam.

En el mundo siempre cambiante en el que vivimos, lo que nunca cambia es la verdad de que hemos sido creados para adorar al Creador y Padre nuestro; es esto lo que mantiene nuestra esperanza y fortaleza. Avraham había experimentado la absoluta fidelidad de Dios al recibir de Él un hijo en su vejez y al ser bendecido en la tierra de su peregrinación. El tamarisco sería un recordatorio constante para Avraham de cómo Yehováh es fiel a su palabra.

Y tú… ¿qué plantarás en memoria de la fidelidad de Yehováh para contigo?

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