shutterstock_138530423

Vayikrá 4:1-35 | Tejetá vishgagá
Parashá Trienal

Parashá Trienal – Levítico 4:1-35

Nombre de la Parashá: Tejetá vishgagá – Culpa inadvertida

Lecturas Complementarias: Ezequiel 18:1-18 |Revelación (Apocalipsis) 5:6-10

Hasta ahora conocemos tres tipos de sacrificios; mantengamos en mente que ninguna de ellos era para pagar por el pecado. Más bien su propósito era ser presentados como ofrendas o regalos a Yehováh de parte de corazones agradecidos y gozosos.

Los otros dos tipos de sacrificio, sí tienen que ver con el pecado: La ofrenda por el pecado inadvertido, ya fuera por yerro o ignorancia y la ofrenda por la culpa. Nos ocuparemos de la primera en este capítulo.

Levítico 4:2 define claramente de qué se trata:

Si alguno peca por ignorancia contra cualquiera de los mandamientos de Yehováh sobre cosas que no se han de hacer…

Es claro que lo contrario también constituye una violación de la Toráh: No hacer cualquiera de los Mandamientos de Yehováh sobre cosas que se deben hacer.

Pecado, es la traducción de la palabra jata (חטא). La palabra hace referencia a un término de arquería, es decir del tiro al blanco con arco y flecha, y significa: errar el blanco. Es decir que un pecado es como una flecha que no da en el blanco ya sea porque se desvía o se queda corta en su camino. Shaúl (Pablo lo expresa de la siguiente manera:

Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios. Romanos 3.23

De manera similar la palabra Toráh también esta relacionada con la arquería. La raíz de esta palabra, es: yarah (ירה) cuyo significado es: “apuntar” (al blanco). La Toráh es el objetivo al que debemos apuntar y el pecado es fallar en pegarle al objetivo. Esta porción nos habla de fallas sin intención, pero que al final, de todas formas son fallas.

Sacrificios por el pecado involuntario

En el cristianismo se entiende que en general, las ofrendas por el pecado, expiaban el pecado antes de la venida y la muerte de Yeshúa; es decir que tales sacrificios se hacían para obtener perdón. Sin embargo la Toráh afirma que tales ofrendas son únicamente para los pecados cometidos involuntariamente (inadvertidos, por yerro o por ignorancia); en otras palabras, estos sacrificios u ofrendas no son para resolver el problema de los pecados voluntarios.

Pensémoslo bien, en caso de que la Toráh hubiera hecho provisión para el pecado voluntario o intencional, hubiera puesto un precio a esa clase de pecado y entonces, la gente hubiera entendido que entre tanto tuviera como pagar por un sacrificio, le era permitido cometer cualquier fechoría; y así quien más capacidad económica tuviera, hubiera pensado que podría pecar más, porque solo sería un asunto de presentar una ofrenda y ya, problema resuelto.

La ofrenda por el pecado involuntario (inadvertido, por yerro o por ignorancia) no es un castigo por una falta cometida. De paso tengamos en cuenta que la única provisión para el pecado intencional, dada por la Toráh, es teshuvá: arrepentimiento, lo cual estudiaremos más ampliamente.

La palabra hebrea traducida como: ofrenda por el pecado, es הטאח jattat y se parece mucho a la palabra חטא jata  cuyo significado es: pecado involuntario(inadvertido, por yerro o por ignorancia). Ahora bien, dependiendo de quién cometiera este tipo de pecado la ofrenda que se debía presentar era diferente.

Diferentes demandas

Había cuatro diferentes situaciones que se podían presentar:

  • Pecado del Sumo Sacerdote.
  • Pecado de la nación entera.
  • Pecado de un líder o de alguien en una posición de autoridad.
  • Pecado de una persona común.

Para los dos primeros casos, era necesario presentar un toro; en el tercer caso se presentaba un macho cabrío; y en el cuarto caso, cuando se trataba de una persona común, la ofrenda debía ser una hembra de las cabras o del rebaño. Más adelante en el estudio de este libro, hallaremos instrucciones muy detalladas respecto a los procedimientos que se debían seguir y a las diversas condiciones que podían tener los oferentes.

El sumo sacerdote podía cometer un pecado involuntario al ejercer sus funciones descuidadamente, luego de lo cual le era obligatorio llevar a cabo todo el ritual prescrito. Pero, ¿cuándo la nación entera podría cometer un pecado inadvertidamente? Cuando a causa de un error del Sanedrín, el pueblo podría haber errado en la fecha de una celebración, o cuando les hubiera sido permitido hacer algo, digamos comer pan leudado, y luego el mismo Sanedrín se diera cuenta que estaba mal. En este segundo caso, como el sacerdote era parte de la nación, en razón de su investidura de autoridad, el procedimiento a seguir era similar a si él solo hubiera cometido la falta.

Efectos del pecado

Todo pecado que cometemos no solo nos afecta individualmente a nosotros, sino también al mundo que nos rodea y por supuesto afecta nuestra relación con Yehováh.

Veamos dos porciones para entender lo que sucedía:

Y así, pues, mantendréis separados de sus impurezas a los hijos de Yisrael, para que no mueran por sus impurezas, al contaminar mi Tabernáculo, que está en medio de ellos. Levítico 15:31

No contaminarás la tierra donde vosotros habitáis, en medio de la cual Yo habito, porque Yo, Yehováh, habito en medio de los hijos de Yisrael. Números 35:34

Un pecado cometido, contribuía a la contaminación de la tierra, acumulando en cierto sentido, esa condición en el Santuario; y si no se hacía nada al respecto, la presencia de Yehováh tendría que retirarse finalmente de en medio de su pueblo a causa de tal contaminación. Entonces para contrarrestar ese efecto, el pueblo debía traer ofrendas que permitieran que la Presencia de Yehováh no se apartara de ellos; y podemos ver en eso también, la expresión del deseo del pueblo manifestando su dolor por la transgresión y su deseo de que la Presencia de Yehováh permaneciera en medio de ellos. En resumen, la sangre de tales sacrificios por el pecado, limpiaba las “manchas” que las faltas del sacerdote, de la comunidad, del rey o de la persona común, causaban sobre el Santuario de Yehováh.

Así, el jattat  (ofrenda de purificación) era traída con el propósito de remover la impureza o contaminación, del Santuario y de las cosas santas, y no era para pagar lo que hoy llamaríamos una “multa”, o un castigo. Notemos que la sangre de la ofrenda jattat nunca se ponía sobre el oferente, sino en los altares, ya fuera en el exterior para los casos del rey o de la persona común y en el interior en el caso del sumo sacerdote y del Sanedrín o de la nación entera. Así, una vez aplicada la sangre al Santuario, este era purificado y el pecado de la persona era perdonado.

Procedimiento de las ofrendas

La instrucción es muy clara respecto a que solo en los casos del pecado del sumo sacerdote y de todo el pueblo, era necesario entrar al Lugar Santo para salpicar con el dedo siete veces la sangre de la víctima sobre la cortina que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo y para untar la sangre en los cuernos del altar del incienso. En cambio cuando el pecado era del rey o de una persona común, la sangre solo se untaba en los cuernos del altar del holocausto que se hallaba fuera del Santuario.

Podríamos sugerir que la razón de la diferencia en los procedimientos con la sangre, se debía al nivel de responsabilidad de los ofensores. Así, tanto las faltas  del Sumo Sacerdote, como las del Sanedrín que habrían hecho errar a todo el pueblo, eran categorizadas como más graves, tanto que requería que la sangre de tales ofrendas fueran introducidas al Santuario; no así en lo otros casos.

Los cuerpos y la sangre de las ofrendas por el pecado, contraían o adquirían la contaminación por lo cual debían ser tratados como sustancias altamente contaminantes. Así era que la sangre sobrante finalmente se vertía en el suelo alrededor del altar y los restos de los animales eran sacados del campamento para ser quemados totalmente en un lugar convenientemente dispuesto para tal fin.

¿Cómo nos afecta esto en la práctica hoy?

Evidentemente, ante la ausencia del Miskán (Tabernáculo) no es posible llevar a cabo ninguno de estos sacrificios. Entonces,

  1. ¿Cómo nos debiéramos comportar ante la toma de conciencia de un pecado o falla cometida involuntariamente?
  2. Pero si el Templo estuviese en pie, y tuvieras la oportunidad de presentar un sacrificio por el pecado que cometiste, ¿sería esto suficiente para limpiar tu conciencia?
  3. De qué otra forma se puede leer 2Corintios 5:21?
  4. ¿Arrepentimiento? Luego de la obra terminada del Mesías, ¿es necesario hacerlo? 
  5. ¿Qué significa arrepentimiento?

Nota final

Cuando tomamos conciencia de algo que hicimos mal, es nuestra responsabilidad reparar el daño causado por tal error. Si fue un negocio engañoso, es nuestro deber aclarar las cosas; si dijimos algo indebido, debemos disculparnos, etc. En otras palabras, ante la luz que arroja el Ruaj (Espíritu) de Yehováh sobre nosotros por algo erróneo que hemos hecho, es nuestra responsabilidad corregir tal cosa, para testimonio ante Yehováh y ante los hombres.

2 Responses

Déjanos tu comentario