Sed Santos

Levítico 19:1 – 20:27 | K’doshim

PARASHÁ ANUAL – Levítico 19:1 – 20:27

Nombre de la Parashá: K’doshim = Pueblo Apartado

Lecturas Complementarias: Amós 9:7 | Mateo 8:1-34

La lectura de hoy inicia con una clara demanda de Yehováh para su pueblo debido a la relación que ellos comenzaron y esperaban mantener con Él.

Habló Yehováh a Moshé diciendo:  Habla a toda la asamblea de los hijos de Israel y diles: SED SANTOS, PORQUE YO, YEHOVÁH VUESTRO ELOHIM, SOY SANTO”

Antes de seguir adelante, detente por un momento en la lectura y piensa: ¿Qué es ser santo?

Tradicionalmente hemos entendido que la santidad tiene que ver con ser impecables, es decir con mantenernos perfectos y sin cometer pecado alguno. Sin embargo las Escrituras nos enseñan otra cosa.

En hebreo la palabra kedushah (de la raíz kadosh), significa ser apartado. El término kadosh nos conecta con la esfera o la dimensión de lo sagrado; es decir, de lo que es radicalmente separado de todo lo que es pecaminoso y profano. En otras palabras, lo santo es todo lo que es alto y excelso (Isaías 57:15), es algo más allá de toda comparación y exclusivo (Isaías 40:25); por eso la santidad es un sinónimo del mismo Yehováh Elohim!

La idea de santidad (separación) implica diferenciación: la dimensión de lo que es apartado está enteramente separada de lo que es común, de lo habitual, de lo profano. Lo apartado es singular, es único, inspira respeto (o temor) y aún llega a ser terrible o espantoso, porque su presencia pone de manifiesto lo imperfecto. Como el Apartado, Yehováh es distinto, sagrado, separado como el único de Su clase; por tanto El es merecedor de la adoración y del culto porque es sin igual, sin rival y permanece como Dueño, Creador y Suprema Autoridad en relación con el mundo y sus criaturas.

Así las cosas, entonces ser apartados significa que nosotros debemos separarnos de todo lo que es mundano, banal, común o malo. En otras palabras, ser apartado significa absoluta bondad moral y perfección. Es imposible que Yehováh condone el pecado o la injusticia de cualquier clase y nivel, porque al hacerlo negaría la distinción entre lo santo y lo profano y por tanto minaría la naturaleza de la santidad misma. Lo apartado – santo- es lo opuesto a lo profano. Es lo mismo que la naturaleza de la luz disipa las tinieblas y no da lugar a ellas. No pueden coexistir de ninguna manera ni en ninguna proporción.

Hablando en términos prácticos, si confesamos que pertenecemos a Éste Elohim, imperiosamente necesitamos apartarnos de todo aquello que nos puede contaminar y que evitaría nuestra perfecta comunión con Él.

En tres ocasiones, se nos llama a ser apartados en ésta porción:

  1. Levítico 19:2,  Sed apartados (santos), porque Yo Yehováh vuestro Elohim soy santo.
  2. Levítico 20:7, Santificaos, sed santos, porque Yo Soy Yehováh vuestro Elohim.
  3. Levítico 20:26, Me seréis apartado (santos), porque Yo, Yehováh, soy santo, y os he apartado de entre los pueblos para que seáis míos.

Puesto que nuestro Creador y Padre Yehováh es Santo, no podemos relacionarnos adecuadamente con Él si estamos involucrados en prácticas de origen pagano o actividades idolátricas u ocultistas; porque estas cosas nos contaminan y descalifican como Su pueblo. Su llamado a la santidad está basado en el hecho de que hemos sido apartados como posesión Suya.

En esta porción hallamos una serie de instrucciones prácticas que nos enseñan lo que significa actuar como apartados, como separados en las actividades comunes de la vida diaria:

    • Al cosechar, se deben dejar restos para los pobres…
    • No robarás (nada, ni un clip de la oficina…)
    • No mentiréis (no mentiras blancas ni rosadas ni de ningún tono…)
    • No engañar (aunque todo el mundo lo haga..)
    • No jurar falsamente por su Nombre…
    • No explotar a los empleados ni demorar su salario…
    • No maldecir al sordo…
    • No colocar tropiezo al ciego…
    • No torcer la justicia…
    • No andar difamando a nadie…
    • No aborrecer a tu hermano (prójimo)
    • Reprender a quien anda mal…
    • No vengarse…
    • No ser rencoroso…
    • AMAR AL PROJIMO COMO A UNO MISMO…
    • No cruzar dos animales de diferente especie…
    • No mezclar las semillas…
    • Abstenerse de comer carne con sangre…
    • No practicar la adivinación, la astrología, la magia, los agüeros, etc.

Todas estas instrucciones terminan con una clara advertencia:

Observaréis todos mis estatutos y todos mis decretos, y los pondréis por obra, y así no os vomitará la tierra en la cual Yo os introduzco para habitar en ella. No seguiréis las costumbres de las naciones que Yo arrojo de delante de vosotros, porque ellos han hecho tales cosas y fueron detestables para mí. Levítico 20:22-23

Somos una familia separada por nuestro Padre para ser de Él. No menosprecies este privilegio; abandona ya las prácticas paganas; sal de la religión organizada; de la recreación perversa que esclaviza la mente y las emociones; sal de los sistemas que han desechado a nuestro Padre y Su Palabra. Si Él no cupo allí, nosotros tampoco. Sé valiente para tomar decisiones que te harán realmente una luz en medio de las tinieblas de este mundo.

Déjanos tu comentario