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Shemot 30:1-38 | Veasíta mizbéaj

Parashá Trienal – Shemot (Éxodo) 30:1-38

Nombre de la Parashá: Veasíta mizbéaj – Harás un altar

Lecturas Complementarias: Malaquías 1:10- 2:7 | 2Corintios 9:6-11

Instrucciones para construir el altar del incienso

Harás asimismo un altar para incienso. Lo harás de madera de acacia. Su longitud será de un codo (45 cms.), su anchura de un codo y su altura de dos codos. Será cuadrado y sus cuernos formarán parte de él. Lo recubrirás de oro puro, así su superficie como sus costados en derredor y sus cuernos, y le harás alrededor una moldura de oro. 
Shemot (Éxodo 30:1-3

El altar del incienso, sería utilizado dos veces la día, cuando el sacerdote de turno tuviera que hacer el mantenimiento de las lámparas de la Menorah. La ubicación de este altar era enfrente de la cortina que divide el Lugar Kadosh (Santo), del Kadoshim (Santísimo) y está formando como un triángulo con la Menorah y con la Mesa de los Panes. 

Curiosamente la carta a los Hebreos, sitúa este altar al otro lado de la cortina, dentro del Lugar Kadoshim, lo que nos hace considerar que quizás el escritor no estaba bien enterado de la distribución de estos accesorios, o que hubo un desliz en la traducción:

 Detrás de la segunda cortina había una tienda llamada el Lugar Santísimo (Kadosh Kadoshim)  4 que tenía el altar de oro para quemar incienso y el Arca de la Alianza, totalmente recubierta de oro. Hebreos 9:3-4

Se lee en el Talmud (b.Yoma 33b):

“…que esta ubicación nos da la idea de que el incienso quemado diariamente estaba relacionado con el día de Yom Kippur, cuando el Kohen Gadol aplicaba la sangre al propiciatorio (kaporet ). Entendemos con esto, que la expiación realizada en Yom Kippur era aceptada continuamente por Yehováh durante todo el año siguiente; así el incienso venía a ser un recordatorio constante de que Yehováh estaba dispuesto a morar entre los hijos de Israel sobre la base de esta expiación que Él había aceptado.”

Este altar tenía “cuernos” en sus cuatro esquinas, al igual que el altar de los sacrificios. En la cultura hebrea, los cuernos son figura de fortaleza; así podemos entenderlo cada vez que leemos versos que incluyen tal palabra en sentido figurado, como en Salmos 18:2 y Zacarías 1:21, etc.

Tengamos presente que estos cuernos eran untados con la sangre de sacrificios por el pecado, tanto el que ofrecía Kohen por sí mismo, como los que ofrecía por Israel. Aparte de este ritual con sangre, el altar era usado exclusivamente para la quema diaria del incienso. Carbones del Altar de los Sacrificios, eran usados para encender el incienso.

Incienso extraño

Una expresión similar se utiliza cuando se dice que Nadab y Abiú ofrecieron “fuego extraño” delante de Yehováh. Aquí también se habla de “incienso extraño”. ¿A qué se referirá? Una posible respuesta es que son cosas que Yehováh no ordenó, lo cual puede incluir tanto la clase o calidad del elemento en cuestión, como el tiempo en que la acción debe hacerse. No sabemos qué clase de incienso llevaron los hijos de Aarón; pudo haber sido incienso que no correspondía con las instrucciones provistas o bien que se presentaron en un tiempo caprichosamente elegido por ellos. ¿Qué nos enseña esto?

Es de suma importancia seguir de manera precisa, las instrucciones de la Toráh en cuanto a la adoración a nuestro Padre Yehováh, para no resultar también nosotros, “ofreciendo fuego extraño”,  lo cual podría suceder cuando hacemos cosas para Él que no fueron establecidas, o cuando imitamos costumbres paganas para dedicárselas.

En resumen no se debía preparar incienso con una mezcla distinta para ofrecer a Yehováh, y ese incienso no podía ser usado para propósitos diferente. 

Imaginemos la nube de humo que se generaba al quemar el incienso dentro del lugar Kadosh; algunos ven en esto una figura de la nube que se posó sobre el Monte Sinaí oscureciéndolo y ocultando la presencia de Yehováh dentro de la nube, porque nadie puede ver el “Rostro” de Yehováh y vivir. 

De forma similar, el incienso creaba esa nube de protección para el Kohen Gadol cuando entraba al Kadosh Kadoshim el día de Yom Kippur. Levítico 16:13

La Presencia de Yehováh era real en el Tabernáculo, como lo demuestra el suceso de Nadab y Abiú; era un real riesgo para los Kohen adentrarse allí caprichosamente, por el riesgo de muerte.

El Salmo 141:2 compara el incienso con la oración:

Mi oración está aquí como incienso en tu presencia, Mis palmas elevadas como ofrenda de la tarde.

Esto es lo que podemos hacer al concluir cada día, en lugar de los sacrificios vespertinos que hoy no se pueden presentar; y por supuesto, en la mañana cuando se presentaba la ofrenda matutina.

La ofrenda por el Censo

Shekel actual

Habló Yehováh a Moshé, diciendo: Cuando tomes cuenta de los hijos de Yisrael en su censo, cada uno pagará el rescate de su alma a Yehováh, para que no haya plaga entre ellos en su visitación.
Éxodo 30:11–12

Si bien no existe una prohibición respecto de llevar a cabo un censo de población, la Escritura parece no estar de acuerdo con tal práctica,y debe hacerse bajo orden explícita de Yehováh. Él ordenó a Moshé contar el pueblo en esta ocasión; mas cuando David quiso hacer un censo, Joab se opuso y aunque él prevaleció, tuvo que enfrentar las consecuencias de tal decisión.

La ordenanza es entregar medio shekel (un quinto de una onza de plata), esto es 5.67 gramos de plata (equivale al peso de 3/4 de una cucharada de fríjoles), por cada individuo contado. 

“Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo emplearás para el servicio de la tienda de reunión, y será para los hijos de Israel como memorial delante de Yehováh para hacer expiación por vuestras almas.” Éxodo 30:16

Posteriormente Nehemías (10:32), establecería años mas tarde, un contribución para levantar finanzas en la época del Segundo Templo (lo cual algunos interpretan como un censo anual), y para los días de Yeshúa, esto se había convertido en un impuesto manejado por el Sanhedrin, que debería ser pagado en el 10 del 12º mes (Adar) y el 1º del Primer mes (Nisán).

El Lavacro

Este ritual estaba dedicado a las partes del cuerpo que están más en contacto con el mundo que nos rodea: Las manos y los pies. El propósito no era limpiar de suciedad estas partes del cuerpo, pues los kohanim deberían estar aseados; era un baño ritual que aplicaba solamente a ellos.

El Aceite de la Unción y el Incienso

El aceite de la unción tenía una fórmula exclusiva y solo debía ser usado tal como lo prescribe este pasaje, para consagrar los utensilios requeridos para el servicio en el Templo, y también para ungir a los cohanim. Hay una prohibición clara de no hacer una aceite con esta mezcla, así se argumente que es para ser usado en las congregaciones con propósitos espirituales. Es una aceite de uso exclusivo del Templo.

Algo similar ocurre respecto al incienso. Solo puede ser usado para adoración a Yehováh cuando él lo especifica. El Talmud afirma que solo la familia sacerdotal de Avtinas estaba dedicada a esta noble tarea. Veamos el relato de Yoma 39b:

Los artesanos de la Casa de Avtinas no querían enseñar el secreto de la preparación del incienso, en el que eran particularmente expertos. Los Sabios enseñaron en una baraita(1): Los miembros de la Casa de Avtinas eran expertos en la técnica de preparación del incienso, y no querían enseñar a los demás. Los Sabios los despidieron y mandaron llamar y trajeron artesanos de Alejandría, en Egipto. Y los artesanos alejandrinos sabían mezclar las especias como ellos, pero no sabían hacer que el humo se elevara como hacía la Casa de Avtinas. El humo del incienso mezclado por estos miembros de la Casa de Avtinas sube en columna como una vara; el humo del incienso mezclado por estos alejandrinos se ramificaba hacia aquí y hacia allá y no subía en línea recta.

Cuando los Sabios se enteraron del asunto, dijeron: Todo lo que el Santo, Bendito Sea, creó, lo creó en Su honor, como se dice: “Dios lo hizo todo en Su honor” (Proverbios 16:4), y permitieron que la Casa de Avtinas volviera a su puesto original. Los Sabios mandaron llamar a los miembros de la Casa de Avtinas para que volvieran a ocupar su puesto anterior, y no vinieron. Les doblaron el salario y vinieron. Hasta entonces cobraban cada día un salario de doce maneh,(2) y hoy cobran un salario de veinticuatro maneh. Rabí Yehuda dice: Cada día tomaban veinticuatro maneh, y hoy toman cuarenta y ocho.

Los Sabios les dijeron ¿Qué habéis visto para no enseñar a otros este oficio? Ellos respondieron: Los miembros de la casa de nuestro padre sabían que esta Casa, el Templo, está destinada a ser destruida, y les preocupaba que un hombre indigno aprendiera nuestra habilidad de preparar incienso y fuera a dedicarse a la adoración de ídolos con esa habilidad. Por lo tanto, intentaron evitar que esta habilidad se extendiera más allá de su familia. La Guemará comenta: Y por este asunto se les menciona favorablemente: Nunca salió de sus casas una novia perfumada. Y cuando se casan con una mujer de otro lugar, estipulan con ella que no se perfumará, para que los cínicos no digan que es con el trabajo del incienso como se perfuman, para cumplir lo que se afirma: “Y quedaréis limpios ante el Señor y ante Israel” (Números 32:22).


(1) Baraita: Enseñanza aparte.

(2) Maneh: Sustantivo. Peso hebreo para el oro o la plata, de cien siclos  (shekels) de oro y sesenta siclos (shekels) de plata

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