Estudios hechos al respecto encontraron un fuerte vínculo del desorden con:
- La desidia que es negligencia o falta de cuidado; lo que también sugiere apatía o desinterés por aquello a lo que no se le dedica tiempo.
- La disminución significativa de satisfacción con la vida entre los adultos mayores.
- La Procrastinación que es cierta disposición de las personas a posponer constantemente algo, para no enfrentar situaciones que no le placen; y así, en este caso, nunca se hace tiempo para ordenar.
- Incapacidad de deshacerse de cosas innecesarias, lo cual también manifiesta la dificultad de los individuos para adaptarse a nuevas etapas en la vida.
El desorden y el estrés
Investigadores de la Universidad del Sur de California analizaron las visitas guiadas de 60 hogares en los que ambos cónyuges generaban ingresos, para conocer las palabras y la frecuencia de estas, usadas para describir el desorden, los proyectos pendientes, el descanso o el orden.
Los puntajes de estrés fueron mayores entre aquellas personas que al hablar de su casa dijeron que estaba desordenada o que le hacían falta reparaciones. Las mujeres cuyos puntajes de estrés en el hogar fueron mayores casi siempre comenzaron su día estresadas y sus niveles de estrés persistieron a lo largo de este, lo cual se demostró a través de los niveles de cortisol (hormona del estrés). Además las que viven en hogares desordenados se sienten más deprimidas a lo largo del día, experimentan fatiga por las noches, deficiencia en sus habilidades de adaptación y dificultad para cambiar su estado mental del trabajo al hogar. Mientras tanto las mujeres con hogares ordenados tuvieron el efecto contrario. Entre los hombres que hacían más tareas domésticas, los niveles de cortisol tendieron a elevarse de manera similar al de las mujeres.
Desorden y alimentación poco saludable
Entrar en un espacio que está desordenado es como entrar en un estado de caos. El hecho es que la capacidad de tu sistema visual para procesar la información de múltiples objetos al mismo tiempo es limitada. Cuando te encuentras en un espacio organizado y despejado, a tu cerebro le resulta más fácil procesar todo lo que hay, y a partir de eso libera espacio para poder enfocarse en otras cosas.
También es posible que una cocina desordenada te haga más propenso a elegir alimentos poco saludables, en especial si hay caos en tu estado mental. Además, la probabilidad de tener sobrepeso u obesidad aumenta en un 77 % en las personas que tienen graves problemas de desorden en su hogar.
¿Por qué acumulamos tantas cosas?
Comprar cosas que no necesitamos puede deberse a que sucumbimos a la presión del comercio que nos asedia por todos lados, a la presión del medio social donde nos desenvolvemos, o a que las visitas a los almacenes se nos convierten en una manía o diversión de cada fin de semana. Esto no solo genera consecuencias ambientales, sino también en nuestros hogares, ya que los objetos terminan almacenados en algún lugar, donde tendremos que gastar energía física y mental para limpiarlos, moverlos y decidir qué hacer con ellos.
Las personas tienden a evitar la decisión de deshacerse de sus cosas por diversas razones, entre ellas:
- Evitar sentir que están desperdiciando
- Miedo a perder la identidad personal que se vincula con algún objeto, en especial aquellos que tienen un vínculo o significado personal
- Apego excesivo a los objetos
El Desorden Digital
El desorden digital se parece al desorden físico. ¿Tu bandeja de correo electrónico está saturada? ¿Tienes archivos digitales, fotos y carpetas almacenados en tantos lugares que sería difícil encontrar algo importante en caso de necesitarlo? Este tipo de desorden digital crea tanta ansiedad y estrés como el desorden físico. Si bien el desorden digital no ocupa el mismo espacio que el desorden físico, y puede que sea más fácil separarse de él, ya que apagando la computadora o el teléfono se pueden ignorar. Algunas ideas para empezar a ordenar podrían ser: se muy selectivo en cuanto a quién le compartes tu correo electrónico y trata de atender los correos conforme van llegando, responde de inmediato y luego elimínelos. Si es algo que necesitas guardar para más adelante, mueve el correo electrónico a una carpeta que hayas creado para ese propósito.
Empieza a ordenar cosas pequeñas
El desorden puede ser abrumador y justo por eso tendemos a evitarlo, lo cual solo empeora la situación conforme se van acumulando cada vez más objetos. Hay muchas formas sencillas en las que puedes separar estas monótonas actividades en tareas viables:
- Alista cajas, bolsas o lugares con letreros para ir colocando los artículos: donar, desechar, guardar o reciclar.
- Establece un tiempo definido diario o periódico para ordenar. Ejemplo: 10 minutos diarios, una hora dos veces a la semana.
- Elige una habitación, cajón, armario o despensa y comienza por ahí.
- Define cuánto tiempo guardarás algo que crees que necesitarás después. ¿Un año o dos? Y luego dónalo o véndelo si no lo has usado.
- Dispónte a darle un sitio fijo a cada artículo que poseas y hazlo saber a todos los miembros de casa
- Piensa a quién puedes regalar lo que no necesitas. Recuerda que nuestro Padre nos dice: “Mas bienaventurado es dar que recibir”
- Si tiendes a aferrarte a los objetos debido al apego emocional, habla con tu Padre Celestial para que te muestre por su palabra como superar esto y poder disfrutar de su paz.
- Organizar te hace recordar lo que tienes, para dar el debido uso a cada cosa.
- Visualiza cómo quieres que se vea tu espacio. Esto te ayudará a mantener la motivación.
- Hay quien sugiere comenzar con el lugar más desagradable y estresante del hogar, porque una vez que termines con él, sentirás que puedes enfrentarte a lo demás. Otros sugieren comenzar con los objetos que están a plena vista.
- Entre más contenedores o lugares para almacenar tengas, más cantidad de cosas acumularás y tendrás que ocuparte de ellas tarde o temprano.
- Una vez que te ocupes de un objeto no lo dejes hasta que decidas que hacer con él.
- Si compras algo nuevo, desaste de algo viejo. Ejemplo: Si compras una nueva vajilla, regala la otra que ya no necesites; unos zapatos, desecha los viejos.
- Sigue la regla de “solo uno”. Lo más seguro es que tengas muchos objetos similares o repetidos que son innecesarios. Esto también aplica a los objetos de los cuales necesitas varios, como sábanas o toallas. Tal vez necesitas dos o tres conjuntos, pero ¿en verdad necesitas 10?
Las anteriores son ideas que han funcionado para algunos. Toma de allí lo que te sea útil. Cuanto más te encargues del desorden físico y digital y lo elimines de tu vida, menos motivos de estrés tendrás y más “espacio” no solo físico sino emocional despejarás para disfrutar de lo que realmente te hace feliz. Al eliminar el desorden estás avanzando hacia alcanzar tu paz interior, concentración y, en última instancia, una existencia más satisfactoria. Pondrás control en tu vida a la codicia que es uno de los flagelos que mas oprimen al ser humano en estos días.