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Tu misión: ¡Ser Luz!

…antes de conocer al Mesías, anduvimos en algunas de estas cosas; pero ya basta de eso.

¿Qué estoy haciendo aquí?

¿Alguna vez te has planteado esta pregunta? Yo sí, y muchas veces!

La respuesta a ese interrogante es lo que da sentido a nuestra existencia. Podemos responder desde el punto de vista del mundo en el que vivimos, en cuyo caso la respuestas pueden algo como: Tener mucho dinero y poder, lograr el reconocimiento entre las amistades, tener muchos admiradores (o seguidores en facebook), alcanzar un grado universitario para tener una profesión bien remunerada, etc.

Pero cuando buscamos responder desde la óptica de nuestro Padre Yehováh, las respuestas a la misma pregunta son de otra naturaleza: Ser una luz que brilla en medio de las tinieblas, ser un instrumento mediante el cual otros lo conozcan a Él, desarrollar un carácter que se parezca cada día más al de Yeshúa, etc.

Si lo notas, las primeras respuestas tienen que ver con “poseer” cosas mientras que las segundas están relacionadas con “ser” algo. Las primeras, están enfocadas en cosas temporales y perecederas; las segundas en cosas intangibles, pero eternas; las primeras satisfacen los deseos inmediatos del ego y de la carne; las segundas se enfocan en agradar a Yehováh nuestro Hacedor y Redentor.

De esto se trata: 

…ya basta con el tiempo que han desperdiciado haciendo lo que agrada a los incrédulos, entregados al desenfreno, a las pasiones, a las borracheras, a las orgías, a las parrandas y a las idolatrías abominables.. 1 Pedro 4:3

En otras palabras, antes de conocer al Mesías, anduvimos en algunas de estas cosas; pero ya basta de eso. Nuestra razón de vivir no puede ser ninguna de estas cosas! Es cierto que

a los incrédulos les parece extraño que ustedes ya no corran con ellos en ese mismo desbordamiento de inmoralidad, y por eso los insultan. 1 Pedro 4:4

Pero nosotros entendemos que tenemos una misión para la cual fuimos creados: Brillar como luminares en un mundo sometido por las tinieblas.

Hacedlo todo sin quejas ni contiendas, para que seáis intachables y puros, hijos de Yehováh sin culpa en medio de una generación torcida y depravada. En ella vosotros brilláis como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la Palabra de Vida. Filipenses 2:14-16

Cada hijo de Yehováh tiene la responsabilidad de aportar un poco de luz a este mundo por cuanto ha sido injertado en el pueblo de Yisrael, y esa es la misión que Yehováh dio a Su pueblo; con ese propósito le entregó su Toráh, para que en el proceso de aprender a obedecerla, esa luz se hiciera cada vez más brillante y el Nombre suyo fuera entonces conocido y respetado por las demás naciones, quienes al conocer la Luz verdadera serían libres! 

De esta manera, somos los responsables de reflejar Su Luz, lo cual sucede cuando practicamos Sus Instrucciones, en medio de nuestra realidad y nuestras circunstancias individuales; entonces en ese proceso estaremos hallando la respuesta a nuestro interrogante inicial: ¿Qué estoy haciendo aquí? Estoy siendo una luz que manifiesta la realidad de Yehováh el Creador Eterno a un mundo que le desconoce. ¿Puede haber una misión más trascendental que esa?

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