Parashá Anual – Génesis 28:10 – 32:2
Nombre de la Parashá: va Yetzé –
Lecturas Complementarias: Oseas 12:12 -14:9 | Juan 1:41-51
En busca de un destino
Ya`akov, de manera similar a Avraham, deja atrás su comodidad y el calor de su familia, para ir en busca de su destino, convirtiéndose en el padre de las doce tribus de Yisrael. Huir para salvar la vida de manos de su hermano, era solo una circunstancia que le impulsaría en ésta búsqueda; pero una vez más podemos ver cómo Yehováh es Quien controla la historia y cuida de sus hijos para llevar a cabo sus planes eternos.
Es muy probable que Ya`akov se sintiera solo y muy vulnerable. Mas el sueño le confirma que no lo está y que incluso está protegido por los ángeles de Yehováh quienes suben primeramente y luego bajan, dando a entender que han estado con él en su jornada. Entonces Yehováh desde la parte superior de la escalera le confirma la promesa hecha a su padre y a su abuelo.
Para reflexionar…
Y tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás hacia el mar, al oriente, al norte y hacia Neguev. Y en ti y en tu descendencia serán benditas todas las familias de la tierra. Génesis 28:14
Ninguno de quienes hemos decidido seguir a Yeshúa, dudamos de que somos descendencia de Avraham, y por supuesto de Yitsjak y Ya`akov. Nosotros encarnamos el cumplimiento de esa promesa: en tu descendencia serán benditas TODAS las familias de la tierra.
Pero si no mantenemos la conciencia de nuestra identidad, muy fácilmente seremos asimilados por el sistema del mundo y terminaremos actuando igual que los demás; quizás siendo un poco religiosos, pero vacíos por dentro hasta que nos hartemos del juego y terminemos abandonando El Camino.

La primera letra del alfabeto hebreo, Alef (א) tiene forma de escalera y es también la primera letra de las palabras Adonai (אדוני), Elohim (אלהים), Abba (אבא) y ahava (אהבה), que significa amor. Yehováh es amor y como una muestra de ese amor, Yehováh envió a Yeshúa su hijo para morir por nosotros proveyendo así una escalera que conecta la tierra con los cielos, y llegando a ser El Camino que nos lleva al Padre.
La escalera nos muestra la permanente conexión entre el cielo y la tierra así como la fidelidad y cuidado del Padre por sus hijos. Al despertar, Ya`akov, impactado por la revelación que acaba de recibir, toma una piedra, la unge con aceite y hace un voto como muestra de gratitud por las promesas de Yehováh:
Si ‘Elohim estuviera conmigo y me protegiera en este camino que ando, y me diera pan para comer y vestido para vestir, y yo volviera en paz a casa de mi padre, y Yehováh llegara a ser mi Elohim, entonces ésta piedra que he puesto como estela será casa de Elohim, y de todo lo que me des, de seguro apartaré el diezmo para ti. Vs. 20-22
Ya`akov, cosecha lo que sembró
Ya`akov muestra una clara comprensión respecto a que la prosperidad es el resultado de la bendición del Creador y hace voto para entregar su diezmo como prueba de ese reconocimiento. Esta verdad no cambia: cada vez que apartamos nuestro diezmo, reconocemos que Yehováh es nuestro proveedor.
La narración nos lleva luego a la experiencia de Ya`akov en casa de su tío Laván. Se casa con Leah y Rajel después de haber sido engañado en su primer matrimonio. Laván continuamente engaña a Yaakov cambiando su salario, hasta que finalmente este decide retornar a su tierra.
No sobra recordar que Ya`akov ha cosechado lo que sembró: Así como engañó, fue engañado, pues la ley establecida por Yehováh determina que lo que sembramos, eso cosechamos. A pesar de todo, Yehováh le promete Su compañía y así comienza su regreso a casa, siendo ésta una demostración de la abundante Gracia de Elohim en el Tanak (Antiguo Testamento).
En el encuentro de Ya`akov con Laván, nos hallamos con otro voto hecho por los dos. Ahora tanto en los votos hechos por Ya`akov sólo, como en éste, una piedra, estela ó monumento, es levantado en memoria de tales compromisos.
Aplicación Práctica
Si tenemos cosas físicas que nos recuerden los compromisos que hemos hecho, será más fácil cumplir con ellos. Es el caso de los anillos de compromiso o matrimonio. Y por cierto, si las parejas escribieran sus votos matrimoniales, les pusieran un marco y los colgaran en las paredes de su habitación, donde tuvieran que verlos y recordarlos frecuentemente, muy probablemente se verían más motivados a «cumplir sus votos».
Lamentablemente, la mayoría de los contrayentes ni siquiera redactan sus votos sino simplemente repiten un: «Sí. Acepto», sin tener mayor conciencia de lo que están diciendo. No es extraño por tanto, que al poco tiempo la relación se deteriore, puesto han perdido de vista aquello a lo cual se comprometieron.
Entonces si haces un voto a Yehováh, represéntalo con algo de manera que cada vez que lo veas, te recuerde tu compromiso. Eso te ayudará a crecer en tu obediencia y en tu relación con nuestro Padre Eterno. Es la razón de los Tzit-Tzits.
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