Siendo seguidores de Yeshúa, hemos entendido que su muerte y resurrección estuvieron alineadas con la celebración de la salida del pueblo de Egipto bajo la dirección de Moshé. ¿Coincidencia? No! Realmente tal evento y su celebración previa cada año desde Sinay, fueron sombras proféticas de la obra que llevaría a cabo nuestro Mesías, trayéndonos liberación de la esclavitud del pecado y de su consecuencia: la muerte.
Según lo declara ella Nuevo Testamento, el mundo, gobernado por Ha-Satán, abarca todos los sistemas en los cuales nos movemos día tras día: Política, educación, religión, economía, salud, entretenimiento, deportes, etc. Todo se halla permeado por la filosofía del mundo actual que estimula la afirmación del ego, la excesiva preocupación por la apariencia, el énfasis en lo temporal, la competencia desleal, el desenfreno sexual, etc., todo lo cual es el resultado de la total ausencia de un Único Creador y Juez Supremo. En resumen existe una esfera de tinieblas donde habitan las potestades que gobiernan este mundo quienes son más siniestras y perversas que el Faraón, a quienes les ha sido permitido estar en control, hasta que Yeshúa, el Rey de Gloria, venga a gobernar.
Como ésta es nuestra esperanza, cada vez que llega la Pascua –Pesaj en Hebreo- el 14 del Primer mes Bíblico, tenemos la responsabilidad de contar de nuevo la historia de cómo Yehováh extendió su mano poderosa para liberar a nuestros padres de su esclavitud:
Ése os será día memorable, y lo celebraréis como una solemnidad a Yehováh por vuestras generaciones. Por estatuto perpetuo lo celebraréis. Exodo 12.14
Adicionalmente, como ahora entendemos claramente que tal celebración era una sombra profética del Mesías, en la medida que desarrollamos el programa, tenemos la oportunidad de ilustrar cómo Yeshúa, también nos alcanzó a nosotros.
Pero hay más: Siendo que es una noche para narrar liberaciones, también podemos resumir lo que ha sido la experiencia personal nuestra; es decir es la oportunidad de contar a los presentes cuál era “nuestro Egipto” y cómo Yehováh extendió su Mano poderosa para darnos libertad y traernos a Yeshúa.
MATZOT – Panes sin Levadura
Siete días comeréis panes sin levadura. Desde el primer día haréis desaparecer la levadura de vuestras casas, porque cualquiera que coma pan leudado, desde el primer día hasta el séptimo, esa persona será cortada de Israel. Exodo 12.15
Un día antes de Pesaj, el 13 del Primer mes, se nos ordena efectuar la limpieza de la casa, sacando fuera de ella todo aquello que contenga levadura, la cual es una figura del pecado. Shaúl (Pablo), nos insta a llevar a cabo esta celebración:
Limpiad la vieja levadura, para que seáis masa nueva, como sois, sin levadura, porque el Mesías, nuestra Pascua, ya fue sacrificada.
Así que celebremos la solemnidad, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con ázimos* de sinceridad y de verdad. 1 Corintios 5.7-8
De hecho, el apóstol nos está advirtiendo que no nos quedemos solamente en la forma externa de la celebración, sino que busquemos comprender su significado para que realmente nuestras vidas reflejen lo que estamos haciendo.
La futura Pascua
La historia del Éxodo que revivimos cada año, sigue siendo aún una sombra de la última redención que un día cercano tendrá su cumplimiento final cuando el Mesías regrese. El Talmud por su parte, afirma que los eventos ocurridos en el Éxodo de Egipto, establecen el patrón para la redención final. Y así fue como Yeshúa lo anunció durante la última cena con sus discípulos:
Porque os digo que no la comeré más (la cena de Pesaj), hasta que se cumpla en el reino de Yehováh. Y tomando una copa, después de dar gracias, dijo: Tomad esto y repartidlo entre vosotros, porque os digo que no beberé más del fruto de la vid hasta que venga el Reino de Yehováh. Lucas 22.16-18
Es claro entonces que el cumplimiento final de esta sombra o celebración, aún está pendiente, por lo cual no conviene menospreciar, desatender o ignorar tal celebración, pues cada vez que la llevamos acabo, un poco más de luz y de entendimiento serán traídos a nuestras mentes, lo cual nos permitirá estar apercibidos y con nuestras lámparas “llenas de aceite” para el próximo regreso de nuestro Mesías Yeshúa.