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La Comida Cruda, es Vital

Basado en el libro Escape Root, del Dr. Scott Laird – 

Las enzimas son la fuerza vital de todos los seres vivos, y son los alimentos crudos los que contienen las enzimas. Cuando los ingieres, transfieren esa fuerza vital a tu cuerpo, lo que lo ayuda a reparar y reconstruir. Los alimentos crudos posibilitan la capacidad de auto-curación al cuerpo, ayudando así a revertir la enfermedad. Cuando le das a tu cuerpo lo que necesita para construir sus propias defensas, este puede superar casi cualquier cosa.  Si posees un gen débil que puede generar una enfermedad en particular, porque figura en la historia de tu familia, es posible que debas tener más cuidado con lo que comes o con lo que haces en comparación con tu vecino, ya que la nutrición controla la expresión genética. Eso significa que tus elecciones de alimentos tienen el poder de controlar el gen defectuoso, que puede manifestar en algún momento su amenaza. El poder de protegerte e incluso revertir los síntomas de la enfermedad está dentro de ti y la clave de ese “camino secreto” es lo que eliges comer.

Miremos en detalle tres elementos claves que contienen los alimentos crudos, que facultan la capacidad de auto-curación: fitonutrientes, antioxidantes y enzimas. Algunos antioxidantes y fitonutrientes, se retienen o incluso aumentan cuando los alimentos se cocinan.

FITONUTRIENTES.  Se definen como una sustancia vegetal que beneficia la salud; un nutriente vegetal. Por definición, los alimentos derivados de animales no tienen fitonutrientes. Los fitonutrientes son algo ambiguos; no son una vitamina o un mineral. Hay más de 10.000 tipos. Hay fitonutrientes en la naturaleza que son antioxidantes, antiinflamatorios, antivirales y antibacterianos. Los fitonutrientes son más abundantes en las frutas y verduras de colores brillantes. Esto es parte del genio de la Creación del Todopoderoso, Él creó a los humanos para ver el color. Vemos una fruta o verdura colorida y la alcanzamos instintivamente como algo que se ve bien para comer. Por ejemplo: el fitonutriente “betacaroteno” es el pigmento naranja brillante que se ve en las zanahorias y que el hígado convierte en vitamina A, el “licopeno” es el pigmento que hace que los tomates y la sandía aparezcan rojos, los “flavonoides” están en las bayas y el “sulforafano” en el brócoli, que sin ser un filtro solar en sí mismo, aumenta la protección de ciertas enzimas en el cuerpo humano, que protegen la piel contra el daño de los rayos UV desde adentro hacia afuera; es decir, es lo que come una persona, lo que prepara su cuerpo para lidiar con el sol, porque todo lo que comemos es combustible para nuestros órganos.

ANTIOXIDANTES. En pocas palabras, es una sustancia que inhibe la oxidación. La oxidación es la acción que hace que los muebles de hierro del patio se deterioren cuando se los deja bajo la lluvia. Piensa en la oxidación como una fogata. Es un fuego creado por el metabolismo de tu cuerpo que crea residuos de toxinas . Cada vez que tu cuerpo quema calorías, estás activando esa fogata; estás oxidando. De hecho, la palabra ‘caloría’ es una medida de calor. Y al igual que una fogata genera calor, humo y ceniza, el metabolismo también produce calor, cenizas y toxinas. En el cuerpo, las toxinas metabólicas se convierten en radicales libres, que poseen electrones no pareados que causan un efecto dominó de daño en tus células. Los antioxidantes previenen ese daño porque tienen electrones extras. 



Las cenizas generadas al metabolizar los alimentos pueden ser ácidas  o alcalinas, dependiendo del tipo de alimento que consumas. Como regla general, los alimentos que forman cenizas alcalinas (que son aprovechables) son aquellos alimentos que CRECEN EN el suelo; los alimentos que forman cenizas ácidas (que son perjudiciales) son aquellos que CAMINAN EN el suelo. Los términos “ácido” y “alcalino” están determinados por la escala de pH (hidrógeno potencial), medida de 0 a 14. El cero es ácido extremo; catorce es alcalino extremo. Como puede imaginar, el agua está típicamente en el medio, neutral, en el siete. Cualquier cosa por debajo de siete es ácido y cualquier cosa por encima de siete es alcalina. La sangre humana es 7.38 a 7.44 en el lado alcalino. Naturalmente, puedes suponer que tu cuerpo está más en armonía con los alimentos que dejan cenizas alcalinas, y tu suposición es correcta. 

Cuando comes algo que deja cenizas ácidas, tu cuerpo es arrojado a la batalla. Debes mantener tu alcalinidad o morir. Cualquier cosa que cause acidez presiona al cuerpo a luchar para regresar al lado alcalino de la escala. Esta lucha es lo que causa el estrés oxidativo, es decir que los radicales libres comiencen el efecto dominó de la enfermedad. ¿Cómo lucha tu cuerpo para volver a la alcalinidad? Debe encontrar algo alcalino dentro de sí mismo para neutralizar el ácido. ¿Y cuál es una de las sustancias más alcalinas en el cuerpo humano? El calcio – en tus huesos, específicamente. Entonces, esto es lo que sucede: cuando está amenazado de acidez, el cuerpo utiliza todas las fuentes de alcalinidad disponibles para neutralizar la amenaza ácida que causa la enfermedad al extraer el calcio de los huesos, lo que lleva a la porosidad de los huesos, debilidad y arterias calcificadas. 

Pero,  puedes estar pensando: ”¿qué pasa con la leche, el queso y el yogur? estos alimentos provienen de animales, y se promueven como conteniendo mucho calcio, lo cual es bueno para los huesos”. Ciertamente el cuerpo de la persona que consume productos lácteos se ve obligado a usar todo el calcio de estos alimentos en un intento por neutralizar la acidez generada por ellos mismos, pero además extrae el calcio de sus propios huesos para completar dicha tarea. De hecho, a esa persona le queda MENOS calcio que antes de consumir los lácteos. 

Entonces querrás preguntar: ¿de dónde sacas tu calcio? Como regla general, los alimentos verdes y anaranjados son una gran fuente de calcio, como la lechuga romana, la col rizada (kale, posiblemente la mejor fuente de calcio), el brócoli, el jugo de zanahoria, la batata, las almendras y el tahini (hecho con semillas de sésamo). Estos alimentos son excelentes porque también tienen niveles saludables de magnesio, que es necesario para implementar el calcio.

De las enzimas nos encargaremos en la próxima entrega.

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