Génesis 1:1 – 2:3

Cuando leemos el relato de la Creación, es imposible pasar por alto las palabras del apóstol Shaúl:

Y’shua, es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación, porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, visibles e invisibles: tronos, dominios, principados, potestades; todo fue creado por Él y para Él, y Él es antes de todas las cosas, y todo subsiste en Él… Colosenses 1.15-17

Tales palabras nos deben llevar a pensar que el mundo no fue creado para nosotros! Si bien formamos parte de la Creación, no somos el propósito de ella; más bien estamos llamados a descubrir cuál es nuestro rol, o dicho de otra manera, cuál es la tarea que hemos de llevar a cabo para que el Mesías cumpla finalmente su misión.

Ciertamente, la idea de que en un principio Y’shua era la Palabra de YHVH, el aliento creador de Él, no es sencilla de comprender; y la verdad no necesitamos desgastarnos en tratar de hacerlo; bástenos con saber aquellas cosas que nos han sido reveladas. Lo cierto es Y’shua fue el instrumento de la Creación y también es el propósito final de la misma.

En esta, la parashá Bereshit, hallamos  a La Palabra de YHVH en plena acción. Una Palabra activa, que es la expresión de Su Ser infinito y que ordena y crea todo lo que vemos y lo que no podemos ver; así nos lo declara Yohanán en su evangelio:

En un principio era el Verbo (Palabra), y le Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Todas las cosas fueron hechas para existir por medio de Él, y nada de lo que fue hecho para existir, fue hecho para existir excepto por Él.*
Juan 1.1-3

El Verbo – Palabra, no es otro que Dios mismo; el verbo era Dios, era Su Sabiduría; era la emanación del Dios infinito, creando un mundo finito; dicho con otras palabras, Dios se involucró en el mundo físico mediante Su Palabra, dando lugar a todo lo que creó, proveyendo vida a sus criaturas y posteriormente relacionándose con ellas mediante ella.

Posteriormente, y de acuerdo al plan divino, ese Verbo ó Palabra, tomaría forma humana para introducirse de una manera más explícita entre Su pueblo, par dar otro paso crucial hacia el cumplimiento de los propósitos divinos para restaurar el orden totalmente en un mundo contaminado por el mal.

No deja de ser un misterio, cómo YHVH creó la luz el primer día, pero esperó hasta el cuarto  para crear las luminarias: el sol, la luna y las estrellas. Es más, la vegetación fue creada el tercer día cuando aún no estaban presentes estos astros! ¿Cómo pudo sobrevivir? Es pues evidente que aquella Luz no dependía de las luminarias creadas posteriormente. Por otro lado sabemos que Yeshúa se declaró a sí mismo como la luz del mundo. ¿Ves alguna conexión?

Esperamos tus comentarios y preguntas.

 

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