Parashá Trienal – Shemot (Éxodo) 8:20 – 9:35
Nombre de la Parashá: Hashkem – Madruga
Lecturas Complementarias: Isaías 34:11 – 35:4 | Hebreos 12:14-17
¿Plagas para todos?
La instrucción provista por Yehováh para Moshé, fue volver al río para encontrarse de nuevo con el paroh y anunciarle la plaga de los enjambres de insectos. Sin embargo por lo que dice Yehováh en el verso 23, donde le informa al paroh que no habrá moscas en la tierra de Gosén donde habita su pueblo, pareciera que las plagas anteriores afectaron también a los yisraelitas.
En efecto, los “sabios” de Yisrael, afirman que las tres primeras plagas alcanzaron incluso a nuestros padres, lo cual resulta confuso, porque tal cosa nos lleva a pensar que si bien el pueblo ya estaba suficientemente afligido, sufriendo penalidades y maltratos, ¿qué aliento y esperanza podrían tener, si su supuesto Libertador les complica la vida con las plagas del agua convertida en sangre, las ranas y los piojos? ¿Quién querría ser libertado por tal persona?
Probablemente no fue así. Yehováh venía a traer alivio a Su pueblo y a motivarlo a conocerlo. Y si bien el primer intento de Moshé fue fallido, ahora Él comenzaría a mostrar su poder a favor de ellos.
La plaga de insectos
Las moscas hicieron su efecto, y aparentemente ‘ablandaron’ un poco al paroh, por lo cual llamó a Moshé y lo autorizó para hacer sacrificios sin salir del país. Pero la respuesta de Moshé fue muy clara: Siendo que las ovejas eran consideradas divinas por los mitsritas, sacrificarlas delante de ellos sería ofensivo, provocando una reacción no favorable de los mitsritas (egipcios).
La discusión lleva al paroh a ceder un poco más: vayan un poco lejos y ¡oren por mi!, le dijo a Moshé. Pero cuando la plaga cesó, se retractó de lo que había ofrecido y el pueblo no pudo partir.
Las tres plagas siguientes
A continuación, la peste sobre los ganados que estaban en el campo afectó caballos, asnos, camellos, vacas y ovejas, de los mitsritas, mas no los de Yisrael:
En efecto, al día siguiente Yehováh cumplió esta palabra, pereciendo todo el ganado de Mitsrayim (Egipto), mientras que del ganado de los hijos de Yisrael no murió ni uno. Y envió paroh (faraón), y he aquí que del ganado de los hijos de Yisrael no había perecido ni uno. Exodo 9:6-7
En vista de la terquedad de paroh, la sexta plaga no advertida, pero traída enfrente de él, se levanta de la ceniza de un horno y produce úlceras y forúnculos en todos los mitsritas, aunque no cobra la vida de ningún ser humano.
A continuación tenemos un intermedio, que nos permite responder a la siguiente pregunta:
¿Cuál era el propósito de Yehováh al enviar las plagas a Mitsráyim (Egipto)?
La respuesta convencional ha sido: para liberar a Yisrael de la esclavitud en Mitsrayim. Pero… la Escritura nos muestra otra razón más importante que se revela en el mensaje que Yehováh le envía al paroh por medio de Moshé, quien debería madrugar para encontrar al paroh cuando sale al río:
…Si Yo hubiera lanzado mi mano para azotarte con pestilencia a ti y a tu pueblo, ya habrías sido exterminado de la tierra. Mas para esto te he sostenido, para mostrar en ti mi poder, y para proclamar mi Nombre por toda la tierra. Exodo 9:15-16
Notemos entonces el propósito de Yehováh: que SU NOMBRE fuera proclamado por toda la tierra! Recordemos que apenas unos días atrás en el Sinaí, El había revelado el significado de Su Nombre a Moshé en Exodo 3:15:
Dijo además ’Elohim a Moshé: Así dirás a los hijos de Yisrael: יהוה, el Dios de vuestros padres, Dios de Avraham, Dios de Yitsjak y Dios de Ya`akov, me ha enviado a vosotros. Éste es mi Nombre para siempre jamás, y éste es mi memorial de generación en generación.
En estos versos, Yehováh expresa claramente su voluntad respecto a que Su Nombre debe ser recordado generación tras generación y eso comenzaría a suceder a partir de los hechos espectaculares que tendrían lugar en Mitsrayim. Podríamos decir que los eventos acaecidos con motivo de la salida de Yisrael de Mitsrayim, fueron el “lanzamiento del Nombre de Yehováh“, si bien es cierto, como vimos en la parashá anterior, que no se trataba simplemente de la pronunciación de su nombre, sino de la revelación de su carácter como un Elohim que escucha, libera, hace justicia, etc.
Nuestra lectura termina con la plaga de granizo, fuego y truenos ensordecedores. Los dos primeros elementos son imposibles de mezclar, pero al estar juntos, son la evidencia de la mano sobrenatural que hay detrás de todo lo que está aconteciendo. Paroh confiesa su pecado y suplica porque cesen los truenos (9:28); entonces les dejará partir.
Moshé sabe que esto no es verdad; que paroh no cumplirá su promesa; pero a pesar de eso, ora para que se termine la plaga. En medio de este juicio, podemos ver la misericordia de Yehováh, ya que no todos los cultivos fueron destruidos. Sin embargo paroh se obstinó e influyó en sus siervos quienes también comenzaron a reaccionar como él.