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Toráh y Sexxxo

Relaciones Sexuales Prohibidas

La sociedad está revaluando la moralidad. A pesar de que los valores morales son absolutos porque están determinados por la Toráh, el espíritu de iniquidad (léase: de rechazo a la Toráh), está contaminando toda la Creación sabiendo que le queda muy poco tiempo.

Yehováh habló a Moshé diciendo: Habla a los hijos de Yisrael y diles:  Yo soy Yehováh vuestro Dios. No haréis como hacen en la tierra de Mitsráyim en la cual morasteis, ni haréis como hacen en la tierra de Canaán adonde Yo os estoy conduciendo.  No seguiréis sus costumbres. Cumpliréis mis decretos y observaréis mis estatutos para andar en ellos. Yo soy Yehováh vuestro Dios.  Observaréis mis estatutos y mis decretos, pues el hombre que los haga, vivirá por ellos.  Yo Yehováh. Levítico 18: 1-5

Acto seguido, Yehováh describe una variedad de comportamientos prohibidos en relación a la sexualidad y que por razones obvias – o de sentido común- son catalogadas como abominaciones que terminan contaminando no solo a quienes las practican sino también la tierra en la que habitan.

Es claro que el comportamiento de los hijos de Yehováh , no puede ser acorde con el de la gente en el mundo. No importa que la mayoría piense de otra manera, revalúe, redefina, apruebe, promueva, publique y celebre, comportamientos que la Toráh describe como abominaciones. Ante Yehováh, nuestro Padre siguen siendo eso: abominaciones! 

La Toráh y la Sexualidad

Algunas traducciones usan la expresión: “No descubrirás la desnudez de…” y menciona a algún pariente cercano, lo cual no simplemente se refiere a mirar a la persona desnuda, sino a deshonrar a ese familiar ya sea teniendo relaciones sexuales con esa persona o con alguien muy allegado(a) a el ó ella. Por ejemplo:

No descubrirás la desnudez de la hermana de tu padre.  Es pariente próxima de tu padre.  Levítico 18:12

Claramente se trata de no mantener ninguna relación sexual con una tía, porque es la hermana de su padre.

Algunas versiones más modernas como la Nueva Traducción Viviente, traduce el mismo verso así:

No tengas relaciones sexuales con tu tía, la hermana de tu padre, pues es una pariente cercana de tu padre.  Levítico 18:12

Y de manera similar sucede con el resto del capítulo, por lo cual es recomendable leerlo en diferentes versiones.

Claramente Yehováh da mandamientos, entre otras cosas, acerca del adulterio, del bestialismo (relaciones sexuales con animales) y de la homosexualidad, esta última claramente condenada y considerada abominación:

No te acostarás con varón como si fuera mujer.  Es abominación. Levítico 18:22

Ahora bien, el mandamiento es para todo aquél que se identifique con Yisrael, como es el caso de todos quienes afirman ser seguidores de Yeshúa (vs 26). Yehováh advierte que ese tipo de comportamiento trajo el juicio sobre las naciones que habitaban la tierra que los Yisraelitas estaban a punto de heredar.

No nos extrañe pues, que un juicio severo de parte del Creador se acerque a esta generación perversa que pretende cambiar la definición del matrimonio, que está dando niños huérfanos en adopción a parejas homosexuales, que promueve todo tipo de aberraciones y desviaciones sexuales como si fueran simplemente preferencias sexuales permitidas.

Los hijos de Yehováh no podemos aceptar por ningún motivo que tales comportamientos sean correctos.

El capítulo 19 de Levítico  contiene, tanto un resumen de mandamientos ya entregados con anterioridad, como nuevos detalles que deben ser tenidos en cuenta por todos aquellos que buscamos vivir apartados como el pueblo escogido por Yehováh.

Si bien cada verso merece una seria reflexión, observemos lo que dice el 17:

No aborrecerás en tu corazón a tu hermano.  Reprenderás firmemente a tu prójimo, para que no incurras en pecado por su causa.  Levítico 19:17

Contrario a lo anterior, la sociedad actual promueve de manera vehemente que debemos exigir el respeto de nuestros propios derechos; por lo cual, cuando los padres reprenden a sus hijos, estos responden: “respétame, eso es lo que me gusta…”!

Pero la Toráh nos da otros parámetros no solo respecto de los hijos sino de todo aquél que se considera hermano nuestro por cuanto profesa la misma fe que nosotros. Es nuestra responsabilidad reprender, o llamar la atención de quien está obrando de forma incorrecta, no sea que por ser indiferentes, incurramos en pecado por complicidad.

Es lo que se nos dice también en las Escrituras Mesiánicas o Nuevo Testamento:

A los que persisten en pecar, repréndelos delante de todos, para que los demás también teman.  1 Timoteo 5:20

…Este testimonio es verdadero; por tanto repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe… Tito 1:13

Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad.  Nadie te menosprecie.
Tito 2:15

Como podemos observar, las enseñanzas del apóstol Shaúl están perfectamente alineadas con la Toráh. Pero la iglesia actual ha sido contaminada por los estándares del mundo, de manera que ante los excesos, pecados, malos testimonios y demás, tanto de miembros comunes como de líderes de la congregación, nadie dice nada. Sin embargo, la Toráh nos ordena llamar la atención de nuestros hermanos(as) que no andan conforme a ella. ¿Tú qué harás?

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