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Deuteronomio 1:1 – 1:46 | Ha Devarim

Deuteronomio 1:1 – 1:46

Nombre de la Parashá: Ha Devarim | Las Palabras
Lecturas Complementarias: Jeremías 30:4; Amós 2:9 | Hebreos 3:1-19; 4:1-16

Éstas son las palabras que habló Moshé a todo Yisrael al otro lado del Jordán en el desierto, en el Arabá frente a Suf, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Di-zahav.” Deuteronomio 1:1

El nombre de este libro en hebreo es Devarim, (nombre por el cual nos vamos a referir a él en las citas que se incluyan), y significa palabras (singular devar = palabra), y contiene tres discursos que diera Moshé al pueblo antes de su partida:

    • Primer discurso: Devarim 1:1 – 4:40
    • Segundo discurso: Devarim 5:1 – 29:1
    • Tercer Discurso: Devarim 29:2 – 30:20

La palabra Deuteronomio, está formada a su vez por dos expresiones griegas: Deutero (el que sigue, inferior, segundo en calidad)  = Segundo y Nomos = Ley. De ahí el nombre griego del libro, por cuanto es una recapitulación de todas las leyes, estatutos, decretos, ordenanzas y testimonios que Moshé recibió de Yehováh en los pasado 40 años durante la travesía por el desierto. Recordemos que los mayores de ellos, tenían 20 años cuando la experiencia en Sinay, razón por la cual era muy importante recordar todas estas enseñanzas a la nueva generación que estaba por entrar a la Tierra Prometida.

Si bien el tono del libro es de exhortación, también es una despedida que tiene matices del amor de un padre y líder que ha empleado su vida en guiar a sus hijos o a su pueblo hacia una meta y que está a punto de partir; y expresa a la vez el temor y las advertencias propias de la desobediencia a sus recomendaciones.

Este primer discurso tiene lugar el onceavo mes del año cuarenta desde la salida de Mitrayim (Egipto), cuando Moshé cuenta con ciento veinte años.

Moshé inicia recordándoles que lo que les hubiera tardado solo once jornadas desde al monte Sinay (en el vecindario del monte Horeb) hasta su destino, la Tierra Prometida, se convirtió en 40 años a causa del testimonio de los espías y la errada reacción del pueblo. Ahora el pueblo haría un segundo intento de entrar en la Tierra luego de haberse cumplido el juicio de que todos los mayores de 20 años en aquel trágico episodio, hubieran muerto.

La última parte del libro de Números – Bemidbar, nos narró cómo el pueblo cruzó los territorios de Edom, Moab y Amón y los enfrentamientos con las fuerzas amoritas de los reyes Sheón y Og. Luego acamparon en las llanuras de Moab al otro lado del Jordán frente a Jericó y allí se desarrollaron los eventos con Balaam y Baal Peor. De manera que ahora estaban en el umbral de la Tierra ofrecida a sus padres Avram, Yitsjak y Yaak’ov  tal y como lo habían estado sus padres 40 años antes.

En los versos siguientes Moshé hace un repaso histórico de lo sucedido, como un preámbulo a la firma de importantes documentos a la costumbre del Cercano Oriente. Moshé busca conducir a la nación al arrepentimiento genuino, recordándoles desde las fallas de sus padres 38 años antes, hasta las recientes luchas con Sheón y Og en las cuales Yehováh mostró su poder a esta generación nueva. Era crucial que a estas alturas, el pueblo reconociera que el Altísimo estaba de su lado y que aun actuaba como lo hizo con los padres de ellos, de manera que ahora están en el mismo punto que aquellos:

Ved que pongo la tierra delante de vosotros, entrad y tomad posesión de la tierra que Yehováh juró a vuestros padres, a Avraham, a Yitsjak y a Yaak’ov, que la daría a ellos y a su descendencia después de ellos.
Deuteronomio 1:8

A continuación Moshé enfatiza la importancia de los jueces que fueron nombrados en aquel tiempo; en este momento era necesario reafirmar a quienes estaban en autoridad como jueces y ancianos del pueblo. Recordemos que aunque esta primera elección obedeció al consejo de Yitro (Jetro), seleccionando de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia… Éxodo 18:21, posteriormente Yehováh dio instrucciones para nombrar setenta varones de las tribus: Números 11:16, y Yehováh definió más claramente que además debían ser setenta ancianos y principales también. Estos serían los encargados de juzgar a sus hermanos cuando fuere necesario, interpretando adecuadamente  la Toráh recibida, sin hacer acepción de personas y siendo imparciales en todos los aspectos.

Una aplicación sencilla que surge de este pasaje, es que nunca se deben nombrar personas novatas, sin experiencia o desconocidas, para ejercer cargos de autoridad, porque esto impedirá que ejerzan sus funciones de manera imparcial.

Recuento de la historia de los doce espías

El verso 22 de este capítulo, nos revela que fue iniciativa del pueblo la idea de enviar unos espías. Tal parece que entonces, Moshé consultó a Yehováh a este respecto, y en respuesta, Él le dio la instrucción que aparece en Números 13:1:

Y Yehováh habló a Moshé diciendo: Envía tú, hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Yisrael; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Números 13:1–2

Resulta obvio, a estas alturas de la historia del pueblo de Yisrael, que era de suma importancia recordar este asunto para evitar otro error semejante. 

Anuncio de la muerte de Moshé

El verso 37 es tema de discusión entre algunos “sabios”, si Moshé debía morir por ser parte de la generación que salió de Mitrayim, contra la que Yehováh pronunció el juicio 38 años antes, o si fue por la desobediencia en las aguas de Meriba cuando Moshé golpeó la Roca dos veces. Lo cierto es que finalmente ni Aharón, ni Miriam ni Moshé entraron en la tierra, a pesar de que ellos no participaron de la rebelión cuando sucedió el asunto de los espías.

El capítulo concluye con el relato de la desobediencia del pueblo queriendo ir por sus medios a enfrentarse con los enemigos. Recordar que fueron derrotados a causa de su “obediencia tardía” era clave para que esta nueva generación mostrar su diligencia y disposición a marchar seg´¨n la dirección que Yehováh le proveería por medio de Yoshua quien era oficialmente, el sustituto de Moshé.

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