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Deuteronomio 7:12 – 11:25 | Ekev

Parashá Anual – Deuteronomio 7:12 – 11:25

Nombre de la Parashá: Ekev – Porque…

Lecturas Complementarias: Isaís 49:14 – 51:3 | Mateo 16:13-20

Si Vosotros Obedecéis…

El nombre de ésta porción: “porque..” o: “por haber…”, es una conjunción que nos permite enlazar la obediencia con las bendiciones de Yehováh.  A la vez, la porción contiene profecías importantes que nos proveen mayores motivaciones para caminar por fe apropiándonos de Sus bendiciones.

Nuestro Padre Yehováh siempre nos dará la libertad de hacer decisiones. Esto es claro cuando comenzamos la lectura de ésta semana, donde se nos motiva a tomar la opción correcta: obedecer su Toráh.

Si bien Yehováh, como soberano absoluto, bien pudiera imponer sus decretos sin dejarnos alternativa, no solo nos da la posibilidad de decidir, sino que además nos da motivaciones para obedecer mostrándonos los beneficios de hacerlo y desde luego las terribles consecuencias de hacer la decisión equivocada.

De hecho Su Creación está organizada de acuerdo a Sus Leyes y Decretos por lo cual al informarnos de esas leyes, nos está dando el privilegio de obtener provecho de ellas. Observa detenidamente los versos 7:13-15 y detalla cuidadosamente las bendiciones que resultan de la obediencia.

Reflexiona: Si algunas de estas cosas están ausentes de tu vida, ¿qué relación hay con la calidad de tu obediencia?

El resto del capítulo te llevará por las promesas que Yehováh hace a Yisrael (y allí estamos incluidos nosotros los seguidores de Yeshúa) respecto de tomar posesión de la Tierra Prometida. Podemos observar que aunque nuestros padres tenían una parte que hacer, no estarían solos y tenían garantizada la victoria, siempre y cuando fueran obedientes.

Ahora observa este pasaje:

Entregarás las imágenes de sus deidades al fuego; no codiciarás la plata ni el oro [que haya] sobre ellas para quedarte con él, no vaya a ser que te sirvan de trampa; porque eso es aborrecible para Yehováh tu Elohim.

No debes introducir en tu casa una cosa aborrecible, o serás proscrito como ella; debes rechazarla como abominable, porque está proscrita.  Deuteronomio 7:25-26

Claramente tenemos un mandamiento, ante el cual necesitamos revisar nuestra obediencia, porque nos advierte que nuestras casas y aún nosotros mismos podemos llegar a ser abominables a causa de cosas que introducimos en ellas.

Esto nos lleva a evaluar cuidadosamente la clase de música que tenemos, las películas, las revistas, los libros, los adornos, etc. Sabemos por ejemplo, que hay grupos musicales que promueven y ensalzan la violencia, la rebeldía, la muerte, las relaciones sexuales ilícitas o pervertidas, etc.  y ese tipo de cosas no deben tener lugar en nuestros hogares porque constituyen “puertas abiertas” para el enemigo. Me explico: al tenerlas, estamos manifestando nuestra aprobación de lo que proclaman o representan y eso da al enemigo una “base legal” para entrar a fastidiar nuestras vidas, causando interferencia en la comunicación conyugal o con los hijos, sensaciones de miedo, ansiedad, depresión, pensamientos obsesivos, etc.  Recordemos que Yeshúa declaró:

El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir….  Juan 10:10

En otras palabras, tales cosas pueden estar ligadas a agentes demoníacos, ya sea porque los autores (compositores, pintores, fabricantes o artistas) han hecho dedicaciones de sus obras a los demonios, o porque ellos mismos han hechos pactos con el enemigo a cambio del éxito, la fama y la prosperidad, o bien porque lo que proclaman en sí, es desobediencia a la Toráh entregada por Yehováh.

El capítulo 8:1-11 es una bella descripción de las bendiciones en forma detallada, explicando porqué en ocasiones Yisrael tuvo que ser disciplinado por Yehováh. Notemos que a pesar de su dura cerviz, Yehováh hizo que sus ropas no envejecieran y cuidó de su salud y de todos los detalles. Es pues evidente que el pueblo de Yisrael no andaba preocupado por la moda y tuvo siempre lo que era necesario.

Observemos el verso 8:10

Cuando hayas comido hasta saciarte, dale gracias a Yehováh tu Elohim por la buena tierra que te ha dado.

En mi experiencia personal y como familia, he notado que es más difícil andar en obediencia cuando hay abundancia que cuando hay escasez. La abundancia nos conduce a desarrollar cierta clase de arrogancia y autosuficiencia peligrosa que nos hace olvidar la necesidad de depender de Yehováh y a veces solo damos las gracias de dientes para afuera, pero el corazón actúa perezosamente evitando una relación más íntima con nuestro Padre.

Esta situación conduce a “olvidarse” de obedecer los mandamientos de Yehováh (8:11). No necesariamente porque asumamos una posición de rebeldía activa frente a la Toráh, sus instrucciones, sino porque nos enredamos en los afanes de la vida y nos volvemos estériles (Mateo 13:3-9 y 13:18-23), como sucede con la semilla que cae entre los espinos.

El Capítulo 9 nos da una serie de profecías escalofriantes, que desgraciadamente ya han tenido cumplimiento y que seguramente volverán a cumplirse cada vez que nosotros, Yisrael, caigamos de nuevo en los mismos pecados.

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El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo. 1Juan 1:6

Capitulo 10 – El Pacto Renovado

Tomemos nota de los siguientes detalles:

Las primeras tablas de piedra, las preparó Yehováh mismo, las escribió y se las entregó a Moshé, quien cuando descendió del monte, las quebró ante el pueblo, porque éste había transgredido la Toráh apenas entregada por Yehováh (Exodo 32:15-16)

Ahora, las segundas tablas, tuvieron que ser preparadas por Moshé y en ellas Yehováh escribió de nuevo las leyes. ¿Por qué Moshé tuvo que hacerlo? Porque el pacto había sido roto por parte de Yisrael y ahora Yisrael tenía que manifestar su decisión de regresar al pacto.

Observemos que en ambos casos las Instrucciones o Mandamientos fueron escritos en piedra por el dedo de Yehováh, lo que también tiene un significado: Tales Instrucciones no son negociables; no fueron modificadas cuando fueron escritas de nuevo y no van a cambiar bajo ninguna circunstancia; mucho menos son modificables por Yisrael (nosotros) y menos aún por “la iglesia”. Y esto realmente constituye un alivio porque sabemos con certeza absoluta, sobre cuáles parámetros YHVH se relaciona eternamente con nosotros.

Observa atentamente los versos 10:12-14.  Lo único que Yehováh pide de ti, es:

    1. Que lo reverencies (respetes)

    2. Que camines solamente en sus sendas (permanezcas)

    3. Que lo ames (obedezcas)

    4. Que le sirvas con todo tu corazón y tu ser… (integridad)

Lo cual se expresa guardando todos los Mandamientos -Toráh- que Él nos ordena para nuestro bien.

El capítulo termina afirmando:

Debes respetar a Yehováh tu Elohim: sólo a Él adorarás, a Él te aferrarás y por su nombre jurarás. Él es tu gloria y es tu Elohim, el que hizo por ti aquellas obras maravillosas y temibles que viste con tus propios ojos.
Deuteronomio 10:20-21

Las Escrituras no repiten las cosas por falta de otros temas para desarrollar, sino porque pretende resaltar la importancia de lo que nos dice. Por eso el capítulo 11 vuelve y retoma el tema de la importancia de la obediencia con sus resultados, así como las advertencias si desobedecemos. De esta manera no nos quedará duda de lo que realmente desea nuestro Padre de nosotros.

Una aclaración que vale la pena hacer:

En el Evangelio según Matityahu (Mateo), Yeshúa pareciera contradecir este mandamiento cuando afirma:

Oísteis que fue dicho a los antiguos: No perjurarás sino que cumplirás al Señor tus juramentos.  Pero yo os digo:  No juréis de ningún modo: ni por el cielo…

Siendo que Yeshúa no puede haber cambiado ninguno de los Mandamientos, cabe una cuidadosa revisión a este verso. En efecto, el Evangelio Hebreo de Mateo, incluye la palabra: FALSAMENTE, después la palabras: “No juréis”, que en algún momento fue retirada por los copistas de los manuscritos; no podemos afirmar con qué intención, pero lo cierto es que las copias griegas (que en su mayoría datan del segundo siglo), no la contienen. A continuación el verso tal y como se halla en la versión hebrea del Evangelio de Mateo:

Oísteis lo que se dijo a los antiguos: No jurarás por mi Nombre en vano, sino que cumplirás a Yehováh tus juramentos.  Y yo os digo:  No juréis falsamente en ningún asunto, ni por el cielo….

La enseñanza de Yeshúa abarca abstenerse de jurar falsamente, no solo en el Nombre de Yehováh, sino por cualquiera otra cosa. Los Fariseos en cambio, enseñaban que sí se podía jurar en falso bajo ciertas condiciones, lo cual era incorrecto.  (Ver Mateo 23:16-22).

Hecha esta corrección, hallamos que esta porción del Evangelio armoniza totalmente con la Toráh, mostrándonos que es válido hacer juramentos en la actualidad, solo que debemos tener cuidado de no hacerlos falsamente.

APLICACION  PRACTICA

La OBEDIENCIA no es solamente un asunto externo.  Yeshúa nos mostró plenamente cuál debería ser nuestra actitud al obedecer, buscando no solo cumplir externamente la letra de la Toráh, sino descubriendo su espíritu para que nuestra obediencia fuera perfecta.

Notemos que él no hizo alusión a todos los mandamientos para “modificarlos” como muchos interpretan; solamente tomó algunos ejemplos para indicarnos cómo deberíamos buscar entender toda la Toráh.


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