Parashá Trienal – Devarim (Deuteronomio) 18:1 – 19:21
Nombre de la Parashá: Reshit – Primicias
Lecturas Complementarias: Jeremías 29:8 | Gálatas 5:1-26
Los cohanim (sacerdotes) levitas, toda la tribu de Leví, no tendrán porción ni heredad con el resto de Yisrael. Se mantendrán de las ofrendas encendidas a Yehovah y comerán de la heredad de Él. No tendrán herencia entre sus hermanos. Yehovah es su herencia, como se lo tiene dicho. Devarim 18:1–2
Cuando esta porción recuerda el mandamiento dado a los levitas, enfatiza que no podrán recibir una porción de tierra, y según se entendió también en sus tiempo, ellos tampoco tenían derecho a recibir una porción de los despojos o botín de guerra cuando los hubiese. Yehovah sería su herencia. Ellos tenían suficiente trabajo atendiendo las cosas relacionadas con el Mishkán (Tabernáculo) y el servicio a Yehovah. Ahora bien, a los levitas les era permitido tener casas en las ciudades donde moraban, mas nunca tierras de cultivo.
Éste pues será el derecho de los cohanim (sacerdotes) de parte del pueblo, de parte de los que ofrecen como sacrificio buey o cordero: Se dará al sacerdote la espaldilla, las quijadas y el cuajar. Le darás las primicias de tu grano, de tu vino, de tu aceite, y del primer esquileo de tus ovejas. Porque Yehovah tu Dios lo ha escogido a él y a sus hijos de entre todas tus tribus, para que ministren en el nombre de Yehovah para siempre. Devarim 18:3–5
Los cohanim, que también eran levitas (todos ellos son descendientes de Levi, de ahí su nombre), obtenían su sustento de lo que el pueblo de Yisrael ofrendaba para Yehovah, lo cual incluía: porciones de los animales sacrificados, salvo de los holocaustos, primeros frutos de las cosechas tanto de grano como de frutos y demás, y masa de los panes. Tales cosas solo las podían comer los cohanim que se hallaran en una situación de pureza ritual, de los cual hemos hablado en otras ocasiones.
El pueblo también les daba a los cohanim la primera esquila de sus ovejas, es decir la lana que produjera la oveja por primera vez, la cual usualmente no era muy abundante precisamente por ser la primera. Si bien la Toráh no definió cuánta era la cantidad de tal lana, con el tiempo los “sabios” determinaron que debía ser por lo menos un sexto (1/6) de la totalidad del rebaño, aunque se consideraba que si una persona poseía menos de 5 ovejas, esta regla no aplicaba porque la cantidad de lana sería muy poca.
A continuación los versos 6-8 nos muestran que los levitas que iban a Yerushalayim para ministrar a Yehovah, debían ser tratado de la misma manera que los que residían allí. En los tiempos del rey David, él estableció 24 divisiones u órdenes de servicio; cada una de estas debía venir a Yerushalayim para servir durante una semana completa ayudando en todos los quehaceres de los sacrificios y mantenimiento del Templo. Así cada grupo venía dos veces al año y todos los grupos venían también para las Festividades de peregrinación: Matzot, Shavuot y Sukkot.
Apártate del Ocultismo
Devarim 18:9-14 nos advierte severamente respecto a evitar nuestra participaci´øn en actividades ocultistas:
- No practicar la adivinación
- No a la hechicería (magia, clarividencia etc.)
- No a los encantamientos
- No a la comunicación con los muertos
- No al espiritismo
Todas las formas de ocultismo son idolatría, porque tientan a las personas a quitar la confianza de Yehovah, para ponerla esta actividades que pretenden controlar a otros o predecir el futuro que solo pertenece a nuestro Padre.
Incluso la “magia blanca” que consiste en trucos y demás, porque en realidad son engaños habilidosos y están en el umbral del ocultismo; frontera que se puede cruzar inadvertidamente trayendo confusión y rompiendo las relaciones en los hogares o familias.
Un Profeta como Moshé
Yehovah tu Dios te levantará un profeta como yo de en medio de ti, de entre tus hermanos. A él escucharéis. Devarim 18:15
Claramente esta es una referencia a Yeshúa; si bien hubo muchos profetas que Yehovah utilizó, nunca hubo otro como Moshé que conversara con Él cara a cara. Y es en este sentido que comparamos a Yeshúa con Moshé. Yeshúa afirmó tener tal comunión con el Padre, que solo hablaba y hacía lo que Él le ordenaba. Recordemos que los discípulos y la gente que escuchaba a Yeshúa, muchas veces se preguntó si sería el profeta anunciado por Moshé.
Mantengamos en mente que se nos increpa a poner atención a todo lo que diga este Profeta:
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú, y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que Yo le ordene. Y sucederá que cualquiera que no obedezca a mis palabras que él hablará en mi Nombre, Yo mismo le pediré cuentas de ello.” Devarim 18:18–19
El capítulo concluye recordándonos cómo debemos probar a los profetas. Si alguno advierte algo que no se cumple, el tal ha hablado con presunción y debe ser ignorado y en ese tiempo, debía ser ejecutado.
Ciudades de Refugio
Devarim 19:1-13
Ya hemos estudiado el propósito de estas ciudades: ofrecer protección del vengador, al individuo que sin mala intención, es decir por accidente, hubiera causado la muerte de otra persona. Conforme los territorios de Yisrael se fueran extendiendo, sería posible agregar más ciudades de esta clase.
Notemos que nunca Yehovah ordenó la construcción de prisiones como las conocemos hoy, las cuales como a todos nos consta, no cumplen su propósito. El cumplimiento de la Toráh no daba opción; si después de una investigación minuciosa alguien era culpable de asesinato, debería morir.
Atención a los linderos
Este mandamiento no es muy comprensible para quienes habitan en ciudades; porque allí los límites de las propiedades no dan lugar a dudas; pero no es así en el campo donde muchas veces las “marcas” o linderos de las propiedades, son arboles o piedras o pequeños arroyos, cosas que fácilmente se pueden modificar. De hecho el mandamiento principalmente es para la tierra de Yisrael donde las tribus habían recibido tierras que deberían permanecer dentro de sus respectivos descendientes; porque si alguien movía una de estas señales para su beneficio, estaba robando la propiedad de otro para hacerla parte de otra familia incluso de otra tribu. Y aunque nos parezca algo poco probable, hoy existen muchos litigios a causa de esto; porque ha vecinos que se apropian de franjas de terrenos que terminan produciendo para ellos y no para el dueño verdadero.
Falsos testigos
Una pena igual al daño que el acusador pretendía hacer a la víctima, era el castigo para el testigo falso. El pueblo ya conocía el mandamiento de no depender de un solo testigo, sino que debería haber dos o tres para llevar a cabo una ejecución. En todos estos procesos, los jueces eran responsables de “indagar bien” para asegurarse de obrar con justicia.
Esta mitzvá (ordenanza) de tener al menos dos testigos, nos salvaría de muchos problemas; porque usualmente nosotros damos crédito al chisme de una sola persona y adoptamos posiciones injustas respecto a otros. De manera que esta es una invitación para considerar siempre a lo menos dos testigos antes de proceder a cualquier reclamo o acusación.
Finalmente tenemos la famosa expresión: La ley del talión: Ojo por ojo, diente por diente, que no debe ser tomada de manera literal; su significado es que el agresor debe pagar proporcionalmente por los daños que haya causado a otro.
Aquí una definición para Talión:
Del latín lex talionis.Principio jurídico de justicia retributiva en el cual la norma impone un castigo que debe ser igual al crimen cometido. El término “talion” deriva de la palabra latina “talio” = tal, es decir equivalente. El término designa tipo de castigo o de pena jurídica, que significa idéntico, esto es, que la pena no se entiende equivalente sino idéntica.
La primera vez que se habla de la ley del Talión es en el famoso Código Hammurabi, elaborado por el rey de Babilonia que tenía ese mismo nombre.