Cuánta pasión, cuánto celo e incluso fanatismo algunas veces, respecto del aspecto físico de los edificios donde la gente hoy se congrega y que erróneamente considera “templos”.
No son un secreto las grandes campañas para recolección de fondos, buscando ampliar las instalaciones, actualizar los equipos, adquirir los mejores instrumentos, y aún comprar tecnología de luces y sonido para causar una buena impresión a los asistentes. Mobiliario, salones de clases, ayudas audiovisuales, materiales de enseñanza y demás son apenas parte de los “sueños” del liderazgo de las iglesias, convencidos de que al lograr todo esto, sus iglesias crecerán en número. Pero… ¿es eso lo importante? ¿En qué lugar quedó la búsqueda de madurez espiritual, de santidad, de compromiso con Yehováh para ser sus instrumentos en el cumplimiento de Su Plan Eterno?
Cuando leemos la parashá de esta semana, no deja de asombrarnos el mandamiento respecto a la limpieza que debería haber en el campamento en general:
Habló Yehováh a Moshé, diciendo: Ordena a los hijos de Yisrael que despidan del campamento a todo leproso, a todo afectado de gonorrea, y a cualquier contaminado por cuerpo muerto. Expulsad tanto al varón como a la mujer. Los expulsaréis fuera del campamento para que no se contamine el campamento en medio del cual Yo habito. Números 5:1-3
Yehováh ordenó sacar todo lo impuro. Recordemos que cuando se habla de lepra, se refiere a diferentes desórdenes o enfermedades de la piel, que eran la consecuencia del pecado; y en el caso de las enfermedades venéreas, la situación es obvia. El punto aquí, es que lo contaminado o lo inmundo no puede estar en la presencia de Yehováh; la razón de sacar todo esto del campamento, era que Él habitaba en medio de ellos.
Ahora, traigamos esto al presente: “La iglesia”, que proclama ser “el reemplazo de Israel” (cosa que no es verdad), y que por definición se considera una comunidad apartada (del mundo y sus sistemas) para ser “consagrada a Jesús”, se halla contaminada con toda suerte de cosas inmundas:
Adoptando los estándares del mundo para su administración y proyecciones al depender de estrategias meramente humanas (humanismo y mercadeo entre otras), en lugar de depender de la Palabra y del Espíritu de Yehováh.
Asimilándose a los estándares morales de su entorno, al tolerar la inmoralidad y ni siquiera amonestar -mucho menos disciplinar- a sus miembros según lo ordena la Palabra.
Consumiendo alimentos claramente definidos como inmundos por el Padre, bajo el pretexto: Jesús lo limpió todo! (Quizás Jesús lo hizo, mas no Yeshúa el Mesías verdadero)
Estableciendo celebraciones de evidente origen pagano, en reemplazo de las Fiestas establecidas por Yehováh para su pueblo.
Cambiando el Día de Reposo (Shabbat), del séptimo día de la semana al primero, con el simple propósito de apartarse de la identidad judía de su Mesías.
Desconociendo la autoridad permanente de la Toráh (Instrucciones de Yehováh) para establecer su propio código de mandamientos basados en el amor (palabra mal interpretada), la tolerancia y la conveniencia propia.
Estas son solo algunas de las cosas que contaminan la iglesia.
Pero acaso no se afirma que la iglesia es el Templo del Dios viviente? Si fuera así, cómo puede ser que Yehováh y Yeshúa convivan con semejantes cosas? ¿No será más bien que Yehováh no está allí a causa de todo esto? Porque si así fuera, habría algo que no encaja, ya que la santidad y la abominación no pueden estar juntas!
Una congregación que tolera todo lo anterior, puede jactarse de tener grandes números de personas y de finanzas; pero estará muy lejos de los propósitos de Yehováh.
Ahora bien, cuando despertamos a la realidad de nuestra identidad como parte integral de Yisrael, cuando comenzamos a estudiar y a entender la Toráh y nos decidimos a actuar conforme a lo que allí se establece, automáticamente somos repelidos por las iglesias y su liderazgo! ¿Cómo es eso? Cuando alguien se decide a vivir conforme a la Toráh se le tilda de fanático, de judaizante, de hereje, etc. ¿No es eso extraño?
Con toda razón el libro de Apocalipsis declara:
Después de estas cosas vi a otro ángel descender del cielo, teniendo gran autoridad, y la tierra fue iluminada con su resplandor. Y clamó con voz potente, diciendo: ¡Cayó, cayó la gran Babilonia, y se convirtió en morada de demonios y guarida de todo espíritu inmundo y encierro de toda ave inmunda y aborrecible!
Porque todas las naciones han bebido del vino ponzoñoso de su fornicación, y los reyes de la tierra fornicaron con ella, y los mercaderes de la tierra se enriquecieron con el poder de su lujuria. Y oí otra voz procedente del cielo, que decía:
¡Salid de ella pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados ni recibáis parte de sus plagas! Porque sus pecados han sido apilados hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades. ¡Pagadle como ella pagó, y dadle el doble según sus obras! ¡Vertedle el doble en la copa que ella vertió! Apocalipsis 18:1-6
Dentro de la cristiandad se afirma tradicionalmente que ésta es una referencia a la Iglesia Católica, quien, a lo largo de la historia, se ha prestado para toda suerte de negocios y acuerdos con los gobiernos del mundo, como sucedió con el Nazismo entre otros.
Pero cuando tuvo lugar la Reforma las iglesias protestantes dieron un pequeño paso en la dirección correcta, aunque no se atrevieron a salir del todo; y así continuaron ignorando el Shabbat, las Fiestas de Yehováh, la Toráh y su identidad como parte de Yisrael. Por eso, al presente las iglesias protestantes y evangélicas están regresando bajo la tutoría y mentoría de Roma, como lo atestiguan muchos líderes renombrados.
No solo la iglesia está en crisis; el mundo también lo está como víctima del crecimiento de la maldad; basta dar un vistazo a algunas de las noticias.
Ahora es tu turno! ¿Qué vas a hacer? ¿Permanecerás en medio de la contaminación? ó saldrás para ir en pos de tu Mesías, de sus instrucciones (Toráh), de su mandato de ser luz en medio de las tinieblas? ¿Esperarás a ver que hace la mayoría para ir en pos de ella? Despierta y actúa. El tiempo de volverte a Yehováh y a Su Palabra, es ahora!