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El Misterio de Siete
para salvar la Tierra

La Toráh (Levítico 25) nos describe el origen de los que hoy, solamente los profesores universitarios reclaman y disfrutan: El Año sabático.

Curiosamente, el mandamiento no es dado para que las personas suspendan sus actividades y responsabilidades; es solo para que la tierra, que produce nuestros alimentos, tome un reposo y se recupere de seis años de producción. Observemos que el plan de Yehováh no es la rotación de cultivos, ni el uso de fertilizantes artificiales para completar lo que la agotada tierra no puede suplir.  Es descanso

Esta ley está relacionada con el patrón ó ritmo de sietes en la Escritura. Veamos algunas de sus ocurrencias:

    • Yehováh creó el Universo en siete días

    • La semana tiene siete días

    • Yehováh descansó el séptimo día

    • La Menoráh del Templo tiene siete brazos

    • La Fiesta de Matzot (Panes sin levadura) dura siete días

    • La Fiesta de Sukkot (Tabernáculos o tiendas) dura siete días

    • Los israelitas dieron siete vueltas a Jericó

    • El Libro de Revelación (Apocalipsis) menciona a los Siete Espíritus de Yehováh

    • Hay en el mismo libro mensajes para las siete asambleas del Asia

Siete es el número que celebra el sagrado propósito de infundir la santidad dentro de toda la Creación.

En la actualidad más gente está tomando conciencia del ciclo de siete días del Shabbat y de la santidad que infunde a la semana su observancia; pero muy pocos se dan cuenta de que Yehováh instituyó un ciclo anual de siete para la Tierra.

Del mismo modo que hemos de trabajar durante seis días, pero descansar en el séptimo, la tierra debe ser sembrada y cosechada durante seis años. En el séptimo año, la tierra tendrá su Shabbat año de descanso – su Sh’mittah (Shemita)

Seis años cultivarás tu campo, y seis años podarás tu viña y recogerás su cosecha,

pero el séptimo año será Shabbat de solemne reposo para la tierra, un shabbat para Yehováh. No cultivarás tu campo, ni podarás tu viña.

No segarás lo que nazca espontáneamente después de tu cosecha, no recogerás las uvas de tus sarmientos. Año de reposo solemne será para la tierra.
Levítico 25:3-5

Actualmente en Israel, hasta los niños guardan este mandamientos en su escuelas; de manera que no es extraño hallarse con letreros que dicen: “En honor del año Sh’mittah nuestro jardín no está siendo atendido”. Es esto una hermosa evidencia para quienes viven allí, que esa es la Tierra escogida por Yehováh.

Obviamente, esta ley abarca más que solo un reposo para la tierra.  Era el tiempo en que los Israelitas hacían una serie de ajustes en su vida financiera, en sus relaciones laborales, sociales, y tenían más tiempo para dedicarse a conocer mas de Yehováh en medio de su descanso:

Y Moshé les mandó, diciendo: Al fin de cada siete años, en el tiempo señalado del año de remisión, en la solemnidad de Sukkot  (Tabernáculos), cuando todo Israel vaya a presentarse ante Yehováh tu Dios en el lugar que Él haya escogido, leerás esta Ley delante de todo Israel a oídos de ellos. Congregarás al pueblo, hombres, mujeres y niños, y a tu extranjero que está en tus puertas, para que escuchen y aprendan, y teman a Yehováh vuestro Dios, y guarden las palabras de esta Ley para cumplirlas. Y para que los hijos de ellos que no la conocen, escuchen y aprendan a temer a Yehováh vuestro Dios, todos los días que viváis sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella.
Devarim (Deuteronomio) 31:10-13

Video - Parte 1

El año Yovel – del Jubileo- redención de la Tierra

Y contarás para ti siete semanas de años: siete veces siete años, de manera que los días de las siete semanas de años te vengan a ser cuarenta y nueve años. Y en el décimo día del mes séptimo harás resonar el shofar. En el día de la Expiación haréis resonar el shofar por toda vuestra tierra. Santificaréis pues el año quincuagésimo, y proclamaréis en la tierra libertad a todos sus habitantes. Será jubileo para vosotros y cada uno volverá a su propiedad, cada uno de vosotros volverá a su familia.

El ciclo Sh’mittah de siete años se acumula en grupos de siete para tener en total 49 años, y culmina en el año 50, llamado Yovel o año de liberación. Sucedía entonces, que cada 50 años, tanto la tierra como el pueblo reposaban.

Este es un tiempo muy especial para Yehováh, porque ha sido designado por Él para conceder libertad, y es kadosh (santo o apartado). Era proclamado por toda la tierra con el sonido del shofar el Día de la Expiación (día 10 del séptimo mes). Al escuchar el Shofar, los hebreos sabían que se estaba anunciando que al inicio del siguiente año en el mes del aviv, iniciaría el año Yovel, el de Jubileo; entonces los siervos hebreos serían liberados y se perdonarían todas las deudas.

Adicionalmente, mientras que la tierra era dejada sin cultivar, como en el año Sh’mittah, en el año Yovel, las propiedades heredadas que habían sido vendidas eran devueltas a la familia de origen, incluso si ésta hubiera sido vendido por desgracia, pobreza, o para pagar una deuda.

De hecho, en un momento dado, la proximidad del Yovel determinaba el valor de la tierra al realizar un negocio con ella. Si lo que faltaba para el Yovel eran unos pocos años, la tierra se vendía por menos, según el número de cosechas que se pudieran obtener hasta el año Yovel, ya que pronto sería devuelta a su legítimo propietario. En otras palabras, aunque la tierra podía ser vendida, sólo se hacía por un tiempo limitado.

Aunque esta manera de negociar la tierra puede parecer extraño y poco práctico, la intención de esta ley es la de transmitir una verdad: que Yehováh es el verdadero propietario de ella por lo cual ninguna propiedad se debiera vender por término indefinido.

La tierra, pues, no podrá venderse a perpetuidad, porque mía es la tierra, y vosotros sois extranjeros y peregrinos para conmigo. Por tanto, en toda la tierra de vuestra posesión concederéis redención a la tierra. Levítico 25:23-24

Podríamos comparar este concepto de propiedad de la tierra a un contrato de arrendamiento, con el pueblo judío siendo los inquilinos de Yehováh. Esta ley era para todos, ricos y pobres por igual. Fue diseñada para evitar las diferencias económicas marcadas impidiendo que la tierra y la riqueza se acumularan en las manos de unos pocos ricos, mientras que la mayoría seguía siendo pobre.

Lo que es más, esta ley realmente declara que nadie – ningún líder o político o individuo – tiene el derecho de vender, dividir o regalar la tierra que es propiedad solo de Yehováh, por ningún motivo.

Reuniré a todas las naciones, y las conduciré al valle de Josafat, y allí contenderé con ellas a favor de mi pueblo, de mi heredad, porque dispersaron a Israel entre las naciones, se repartieron mi tierra. Joel 3:2

Al final Yehováh juzgará las naciones a causa de haber quebrantado este mandamiento y por haberse enseñoreado de lo que solo le pertenece a Él.

Conclusión Práctica

¿Descubriste el misterio? La manera de salvar nuestra querida tierra, no es por tratar de bajar las emisiones de carbono; tampoco es dejando consumir carne de animales reales y consumiendo la que se produce en impresoras de alta tecnología; mucho menos la vamos a salvar aprendiendo a comer insectos y todo suerte de comida (no necesariamente de alimento) fabricada artificial y «cientifícamente» en laboratorios.

¡No! La Tierra fue creada sabiamente con la capacidad de regenerarse si seguimos las instrucciones (Toráh) que nos dio su Creador:

Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha; mas el séptimo año la dejarás libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo; así harás con tu viña y con tu olivar.
Levítico 23:10-11

Seis años sembrarás tu tierra, y seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos. Pero el séptimo año la tierra tendrá descanso, reposo para Jehová; no sembrarás tu tierra, ni podarás tu viña. Levitico 25:3-4

Todo el misterio está en obedecer la regla del 7. Sí la regla del séptimo año de descanso para la tierra. Pero la explotación industrializada de la tierra no lo permitirá porque hay mucho dinero en juego.

¿Qué puedes hacer tú? Apoya al campesino común. Compra alimentos orgánicos; busca instruir a los pequeños productores mostrándoles este misterio; ora y encomienda tus esfuerzos a  Yehováh para que sea Él produciendo los cambios en los corazones de la gente y si te es posible consigue una parcela, jardín comunitario, o lo que esté a tu a alcance para que tú mismo pongas en práctica esta verdad liberadora.

Video - Parte 2

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