decálogo

Éxodo 19:6(b) – 20:26 | Ele HaDevarim

Parashá Trienal – Shemot (Éxodo) 19:6(b) – 20:26

Nombre de la Parashá: Ele HaDevarim – Estas son las palabras

Lecturas Complementarias: Isaías 61:4-10 | Hebreos 12:18-29

Usualmente prestamos mucha atención al capítulo 20 del libro Shemot (Éxodo), por cuanto allí se hallan las Diez Palabras o Mandamientos; sin embargo lo descrito en el capítulo 19 no es menos importante, porque nos permite dimensionar correctamente lo que sucedido aquél día.

El Primer Pentecostés

El pueblo de Yisrael llegó al pie del Monte Sinay cuarenta y cinco días después de haber partido de Mitsrayim. Los cinco días siguientes Moshé estuvo ascendiendo a la cumbre para hablar con Yehováh y descendiendo con instrucciones muy específicas para el pueblo. Finalmente el día cincuenta Yehováh mismo, hace entrega verbal de la Toráh al pueblo tal y como se registra en el capítulo 20.

Un dato importante, es que la subida a la cumbre del monte desde la llanura donde se hallaba el pueblo acampando, toma casi un día, según el testimonio de los esposos Cadwell quienes “descubrieron” hace pocos años el verdadero Monte Sinay e hicieron la jornada repetidas veces (ver video en la parte inferior). Y una vez alcanzada la cumbre, es decir desde el lugar en que se hallaba Moshé, el pueblo no era visible. Si lees con atención la narración, podrás comprobar que las Diez Devarim – Palabras, fueron declaradas verbalmente por Yehováh el día correspondiente a la Festividad de Shavuot (Pentecostés).

Tengamos presente que Yehováh sacó a Yisrael de la esclavitud, sin ponerles ninguna condición previa. Ahora que eran libres, que les había traído a Él, les propone algo realmente majestuoso: 

Si escucháis mi voz y guardáis mi pacto, seréis un pueblo especial y un reino de sacerdotes y gente santa. Exodo 19:5

Moshé habiendo llamado a los ancianos, que representaban a todo el pueblo, les comunicó estas palabras, a las que ellos y todo el pueblo respondieron unánimemente:

“Haremos todo lo que יהוה (Yehováh) ha hablado!”
(Verso 8)

No hubo presión, no hubo manipulación. Yehováh les dio la oportunidad de quedarse libres y de no seguirlo, pero ellos decidieron hacerlo. Y no era para menos; el Dios que había mostrado tal poder y misericordia, ¿cómo no merecía toda su confianza? Hasta éste punto ellos no sabían cuáles serían los términos del pacto; pero podían confiar en que no serían algo malo. 

Así Yehováh descendió sobre el monte Sinay, habiendo advertido previamente que nadie, ni animal ni persona traspasara los límites fijados por Moshé.

Ahora, al leer éste capítulo te invito a hacerlo con toda tu imaginación; pero aún así todo lo que te venga a la mente será poco en comparación con lo que realmente sucedió. Fue tan asombroso e intimidante que el pueblo le pidió a Moshé, ser su intermediario en las conversaciones con Yehováh porque no podían soportar el sonido del Shofar (cuerno), el temblor de la tierra y los terribles truenos que acompañaron la manifestación de Creador, Legislador y ahora Soberano de ellos.

¿Truenos? O Voces…

Al tercer día, siendo de mañana, aconteció que hubo truenos y relámpagos y una nube muy espesa sobre el monte y un fuerte sonido de shofar; y todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció. Exodo 19.16

 Literalmente, este pasaje habla de “voces (kolot) y relámpagos”. La gente escuchó una voz (kol) fuerte de shofar. Es decir que la palabra que ha sido traducida como truenos, es realmente: “voces”. Ahora bien, el volumen de estas iba en crescendo hasta llegar a ser un sonido tan fuerte como se describe en el verso 19:

y el sonido del shofar se hacía cada vez más fuerte, y Moshé hablaba, y Ha-’Elohim le respondía con el trueno.

De nuevo la palabra para trueno es koljós – voz; y tiene sentido que la voz del Creador fuera comparada con un trueno, es decir que diera esa apariencia. Pero en realidad era Su voz.

Dicho de otra manera,  ¡Yehováh habló de manera audible! No fue una voz subliminal o etérea o espiritual que solo algunos “percibieron”, ¡NO! fue una voz perfectamente audible, tan aterradora y estremecedora como debería corresponder a la del Creador, que la gente se aterrorizó y pidió a Moshé que fuera su interlocutor. Esto le da sentido a las palabras que Yehováh envió a decir al pueblo anteriormente por boca de Moshé y que mencionamos de nuevo:

Si escucháis mi voz y guardáis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro entre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes y gente apartada. Exodo 19:5-6

Entonces tenemos que Yehováh proclamó las Diez Palabra a oídos del pueblo, de manera que no se puede afirmar que tales Mandamientos sean un invento humano o algo copiado del código de Hammurabi como algunos pretenden.

Entrega de la Toráh resumida

En el capítulo 20, tenemos esas Palabras (devarim) mejor conocidas como Los Diez Mandamientos.  Pero quizás alguien se pregunte: ¿Con qué derecho Yehováh impone Mandamientos a este pueblo? Un detalle muy importante es que antes de entregarlos, יהוה (Yehováh) se identificó como el Libertador de la Nación y por su parte, el pueblo que ya estaba en plena libertad, decidió aceptar el Pacto, como explicamos anteriormente; estos dos aspectos le dan a Yehováh el derecho de legislar sobre ellos.

He aquí un resumen de los Mandamientos:

  1. Yo soy Yehováh que te sacó de la tierra de Egipto. No tendrás dioses ajenos.

  2. No te harás estatua ni imagen de lo que está arriba en los cielos ni abajo en la tierra.

  3. No usarás el Nombre de  יהוה (Yehováh) en vano (livianamente).

  4. Guardarás el Shabbat.

  5. Honra a tu padre y a tu madre.

  6. No asesinarás.

  7. No adulterarás.

  8. No robarás.

  9. No declararás falso testimonio.

  10. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su mujer.

Estos Mandamientos no son solo ordenanzas que demandan obediencia; también son una revelación del carácter de nuestro Padre; al reflexionar en ellos podemos inferir cuál es su naturaleza, cuáles sus expectaciones, cuál su manera de pensar, qué es lo verdaderamente importante para Él y sobre todo lo que espera de nosotros como creación de sus manos. Al “sumergirnos” profundamente en estos mandamientos, podremos discernir qué es lo correcto cada vez que necesitamos tomar decisiones sobre aspectos que no se hallan explícitamente en la Biblia, porque habremos conocido algo del corazón de nuestro Padre y podremos intuir lo que es justo. 

Yeshúa resumió estos 10 Mandamientos en dos:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primer y gran mandamiento, y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.  De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.  Mateo 22:37-40

Los rabinos judíos afirman que la totalidad de mandamientos es de 613 incluyendo estos diez, los cuales se hallan en el resto de la Toráh (aunque hay otras cifras). Ninguno de éstos mandamientos es pequeño, y ninguno ha perdido vigencia, por cuanto al expresar el carácter mismo de Yehováh, son la columna vertebral de “La Constitución (las leyes) del Reino” con la que Yeshúa el Mesías gobernará cuando regrese. Sin embargo, el hecho de que todos aquellos que están relacionados con el Templo no se puedan cumplir, no significa que el resto de ellos hayan sido abolidos.

Revisa cuidadosamente la lista anterior, leyéndolos en tu Biblia. Compáralos con lo que has aprendido tradicionalmente y define qué harás al respecto.  ¿Continuarás con la tradición? ¿O te alinearás con la verdadera Palabra de יהוה (Yehováh)?

El Verdadero Monte Sinay

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