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Bereshit 37:1-36 | Vayeshév

Parashá Trienal – Bereshit (Génesis) 37:1-36

Nombre de la Parashá: vaYeshev = Se estableció

Lecturas Complementarias: Jeremías 38:1-13 | Mateo 3:13-17

¿Somos Colonos? O Peregrinos…

Ya`akov habitó en la tierra donde habían vivido su padre y su abuelo; Esav por contraste, se asentó en la tierra que poseyó, según el último verso del capítulo anterior. ¿Cuál es la diferencia? Avraham, Yitsjak y Ya`akov vivieron como peregrinos, sabiendo que esa tierra algún día les sería entregada, pues su mirada estaba puesta más allá de las posesiones materiales. De manera similar cada uno de nosotros tenemos la opción de hacer de este mundo nuestra heredad, como lo hizo Esav, o de esperar por el mundo venidero que nos ha prometido Yehováh nuestro Padre y entre tanto vivir como personas de paso sin aferrarnos a nada de lo de aquí, como lo hicieron nuestros patriarcas.

¿La Historia de Ya`akov? o de Yosef

El verso dos dice: Esta es pues la historia de Ya`akov; pero comienza hablando de Yosef; y es que a partir de este momento, las cosas que se irán desarrollando, afectarán profundamente la vida de Ya`akov, aunque él no sea el protagonista central.  Es lo que nos sucede a todos. Nuestras vidas se hallan entrelazadas con los caminos de otros y en particular con las de nuestros descendientes. No es cierto que una vez criados los hijos, hacen su vida independiente. Esa es una mentira del mundo; pues la verdad es que hasta el último de nuestros días, lo que ellos hagan, sea bueno sea malo, tendrá efecto en los demás incluidos sus padres.

¿Qué tan conscientes eran los hijos de Ya`akov de la misión que tenían como padres de las doce tribus? Al menos por ese momento, no había tal consciencia. Vivían el día a día, pastoreando, y viendo desenvolverse la vida ante ellos en medio de sus rutinas comunes. Pero comienza a emerger Yosef como uno diferente a ellos. Yosef se interesó por aprender a leer, escribir, contar, administrar, siendo Ya`akov su maestro. Así los hijos de Zilpah y Bilah, y posteriormente también los de Leah desarrollan una gran rivalidad con su hermano menor; pero en el fondo lo que se está trazando es un cuadro de lo que habrá de ser la vida del Mesías prometido.

El cuadro de los Dos Mesías

Esta porción o parashá, nos presenta los caracteres de Yosef y de Yahudáh de manera prominente. Hoy sabemos que ellos llegaron a ser las cabezas de los dos reinos en que se dividió Yisrael tras la muerte del rey Shlomo: El reino de Yahudáh, también conocido como el Reino del Sur o la Casa de Yahudáh y el Reino del Norte, conocido también como Efrayim, las Diez Tribus del Norte, la Casa de Yisrael o Yosef.

A lo largo de toda la historia, comienza a tomar forma una competencia entre Yahudáh y Yosef  por el liderazgo de las tribus. Situación que en su momento condujo a la pregunta: ¿De cuál de los dos descenderá el Mesías? Para nosotros es claro ahora lo que habría de suceder: Yeshúa es la respuesta a tal pregunta, porque si bien desciende de Yahudáh, su vida se ajusta a lo que fue la vida de Yosef; en otras palabras, Yeshúa encarna tanto al uno como al otro, al haber sido el siervo sufriente, desconocido por sus hermanos, pero que finalmente reinará sobre ellos como miembro de la tribu de Yahudáh.

Yosef y Yeshúa

Una sugerencia que hago al estudiante de la Toráh, es que se acerque a ella con una mente abierta, dejando de lado las preconcepciones adquiridas, para que pueda descubrir nuevas dimensiones de la Verdad revelada y “enterrada” por el Padre en ella.

Son múltiples las similitudes entre Yosef y Yeshúa:

  • Yosef es enviado por su padre en busca de sus hermanos, como Yehováh envió a Yeshúa.
  • Sus hermanos no lo aceptan; tampoco el liderazgo judío aceptó a Yeshúa.
  • Sus hermanos lo entregan en manos paganas; Yeshúa fue entregado a los romanos.
  • Yosef se convierte en un líder excepcional, al igual que Yeshúa en el mundo no judío.
  • Yosef se “disfraza” de egipcio. Yeshúa es despojado de su identidad judía y es disfrazado y convertido en Jesús.
  • Yosef habla egipcio; a Jesús lo presentan como que habla griego.
  • Los hermanos de Yosef no son capaces de identificarlo; respecto a Yeshúa, sus hermanos tampoco pueden identificarlo.
  • La historia concluye con la revelación de Yosef y el reconocimiento de sus hermanos cumpliendo los sueños de este. Así mismo, la historia terminará con el reconocimiento de Yeshúa por la totalidad de su pueblo.

El inicio de la división de las Dos Casas

El inicio de la rivalidad entre las dos Casas, es obvia. Veamos varios factores que coadyuvaron a que esta situación se generara:

  • Ya`akov prefiere a Yosef, por razones aparentemente válidas.
  • Esta preferencia genera celos por parte de los hermanos de Yosef, hacia él.
  • Los sueños de Yosef. Nadie escoge qué soñar, es evidente que los sueños eran proféticos.
  • Yahudáh va desarrollando liderazgo sobre sus hermanos, en la medida que la historia se desarrolla.
  • Yosef es vendido por iniciativa de Yahudáh.
  • Yahudáh se pone como garante de Binyamin, cuando descienden a Mitsráyim por segunda vez.
  • Hay una discusión entre Yosef y Yahudáh, antes de que el primero se dé a conocer a sus hermanos.
  • No olvidemos que Efrayim, quien liderará en el futuro las Tribus del Norte es descendiente de Yosef.

La realidad es que las madres de todos los hermanos, provocaron este tipo de discordias, pues ellas mismas se disputaban a Ya`akov – Yisrael, el padre de todos ellos. Es normal por tanto que tales desacuerdos hayan trascendido a los hijos de ellas.

Las acciones de Yosef

Se nos dice que Yosef daba malos reportes de sus hermanos a Ya`akov, lo cual por seguro, alimentaba las discrepancias.

Debieron ser múltiples las razones por las cuales Yisrael decidió dar una túnica de varios colores a su hijo Yosef; una prenda así significaba realeza, prestigio y daba a entender que quien la poseyera  llegaría a ser quien heredara la primogenitura, lo cual exacerbó los celos y la ira de los hermanos de Yosef. Una túnica de esta clase, era muy costosa porque para elaborarla era necesario seleccionar hilos de diferentes colores y bordados en las partes del ruedo de la prenda, incluyendo muy seguramente lo que conocemos hoy como Tzit-tzit.

¿Son todos los sueños proféticos?

No. Hay quienes sueñan mucho y quienes lo hacen poco. Pero los sueños, a menos que sean muy vívidos y coherentes, no son confiables y no deberíamos depender de ellos. Eclesiatés 5.7 afirma:

Porque donde abundan los sueños abundan las vanidades y las muchas palabras. Pero tú, teme a Ha-’Elohim.

Los sueños de Yosef, eran vívidos, coherentes y resultaron ser proféticos, si bien cuando los compartía generaban más celos y animadversión hacia él. En general el relato de sueños proféticos inicia con las palabras: “He aquí” (hinneh – הנה), lo cual enfatiza la cuasi realidad de la experiencia.

El sueño de las gavillas relatado en el verso 37.7 contiene tres veces la expresión: hinneh – הנה, denotando así la vividez del sueño.

He aquí – hinneh, estábamos atando gavillas en medio del campo, y he aquí – hinneh, mi gavilla se levantaba y además estaba erguida, y he aquí – hinneh, vuestras gavillas estaban alrededor y se postraron ante mi gavilla.

Algo similar ocurre en el verso 37.9:

Y soñó aún otro sueño, y lo refirió a sus hermanos, y dijo: He aquí – hinneh, he soñado otro sueño, y he aquí – hinneh el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí.

Observemos que tanto en el primero como en el segundo sueño, ¡los oyentes entendieron acertadamente su significado! y aunque se negaban a aceptarlo, fue un anuncio de lo que sucedería en el futuro.

El inicio de la “Saga” de Yosef

Cuando Ya`akov – Yisrael envía su hijo Yosef en busca de sus hermanos, no los halla y se extravía del camino. “Un hombre” lo halló y le dijo dónde estaban sus hermanos. La tradición judía, y en eso estamos de acuerdo, afirma que “el hombre” pudo ser un ángel que orientó a Yosef. Después de todo ¿por qué habría de encontrarse precisamente con este personaje que aparece de la nada y le da exactamente la información que él está necesitando? En esto vemos la mano de ‘Elohim guiando el proceso.

Yosef, cuando halla a sus hermanos, recibe todo lo que ellos habían querido hacerle siempre. Planean darle muerte, pero finalmente lo ponen en un pozo seco. Los pozos en el desierto pueden ser de una profundidad  4 o 5 metros en adelante. Lo que sigue, nos muestra la intervención de tres grupos diferentes de mercaderes:

  1. Los midianitas (de Midyán), quienes sacan a Yosef del pozo y lo compran de sus hermanos.
  2. Los yismaelitas, a quienes los midianitas venden a Yosef, y que van rumbo a Mitsráyim.
  3. Los medanitas (hijos de Medán uno de los hijos de Cetura esposa de Avraham), quienes compran a Yosef de manos de los yismaelitas y lo venden a Potifar.

Quienes estén interesados en los detalles de lo sucedido, pueden leer la versión provista en el Libro de Yasher capítulos 41- 44. (De nuevo, tengamos en cuenta que su contenido es complementario al relato de la Toráh y que bien puede haber sido así como todo ocurrió.)

Los hermanos de Yosef, elaboran toda una historia dramatizada para contarla a su padre, sin darse cuenta que en el proceso están recreando lo que Ya`akov hizo con su padre Yitsjak para obtener la bendición; notemos que las mismas cosas se hallan involucradas: Un cabrito y unas ropas. Ya`akov había sacrificado un cabrito para preparar la comida para su padre, usó la ropa de Esav para disimular su aroma, y se vistió con la piel del cabrito para aparecer diferente ante su padre. Ahora sus hijos, sacrifican un cabrito, tiñen la túnica de Yosef con su sangre y la presentan a su padre, engañándolo, como él lo hizo con Yitsjak.

La porción termina relatando el enorme dolor de Ya`akov por la pérdida de su hijo preferido, lo cual seguramente atormentó a sus hijos también.

Algunas lecciones prácticas

  • Mostrar abiertamente preferencia por uno de los hijos, siempre generará conflictos cuyas consecuencias pueden ser inimaginables.
  • Yehováh está en el control de todo aunque no lo entendamos y las circunstancias sean dolorosas.
  • ¿Por qué Yisrael no acudió a Yehováh en busca de una respuesta? ¿Le habría respondido Yehováh? Lo cierto es que por los siguientes 22 años Yisrael no supo nada de su hijo.
  • Lo que sembramos eso cosechamos. Ya`akov engañó a su padre, y él fue engañado por sus hijos.

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