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Corrige tus Imágenes Mentales

¿Conoces la palabra: Paradigma? Se define como un conjunto de teorías, normas o incluso costumbres que se aceptan sin cuestionar y constituyen un marco rígido de pensamiento.

Cuando leemos las Escrituras estamos sujetos a paradigmas. Dicho de una manera sencilla, leemos con unos lentes que nos conducen a entender y a ver aquellas cosas que nuestras mentes han sido entrenadas previamente para interpretar de determinada manera. Uno de estos casos sucede al leer el relato de Avraham ofreciendo a Yitsjaq su hijo como se comenta en la Parashá Vayera. Siempre se nos ha mostrado que Yitsjaq era un niño de algunos 7 años anda más, lo cual si lo miramos con atención resultaría en un intento de asesinato por parte de su padre. Pero la realidad es que Yitsjaq era un hombre maduro que voluntariamente aceptó ser ofrecido sin resistencia alguna.

¿Un niño que mató un gigante???

 
 

Otro caso similar, sucede con la historia de David y Goliat. Nos parece mucho más emocionante imaginar a un niño pequeño enfrentando un gigante, que a un hombre de talla normal; y así cuando leemos el texto bíblico, acude a nuestra mente aquella imagen que ya hemos aprendido de las historias animadas o de los libros de historias bíblicas para niños, sin cuestionarla y que damos por veraz.

La realidad…

David al enfrentar a Goliat, era un hombre de la estatura de Shaúl quien al momento de su unción como rey, sobresalía del resto de los varones por su altura. Esto lo sabemos porque David trató de usar la armadura del rey y al no estar entrenado para ir a la guerra con ella, prefirió no utilizarla. No podemos pensar que la gente era tan tonta como para tratar de poner una armadura de un hombre grande a un niño como lo muestran muchas ilustraciones o dibujos animados. Por otro lado, tampoco podemos perder de vista que David, una vez derribado Goliat, tomó la espada de éste y le cortó la cabeza; si hubiera sido tan solo un niño, ¿cómo hizo para levantar semejante espada?

La última cena… ¡en un restaurante griego!

¿Y qué de la última cena de Yeshúa con sus discípulos? Pintada por Leonardo D’Vinci en el Siglo XVI, no corresponde en absoluto al ambiente y a la cultura hebrea. Pareciera copiada de una foto tomada por alguien aquella noche, donde todos los participantes posan, y los discípulos son hombres mayores (algunos ancianos) que morirían en corto tiempo, lo que hubiera resultado un desperdicio, pues no hubieran logrado impacto alguno en su época.

La mesa es de tipo occidental con asientos ubicados todos del mismo lado; la comida, para nada corresponde a la de la época y la arquitectura del salón mucho menos. Pero cuando leemos el relato de los Evangelios, escenas como esa fluyen automáticamente a nuestra mente y nos bloquean detalles importantes, aparte de robarnos el “sabor” de la cultura hebrea.

Al igual que éstas, muchas otras interpretaciones son erradas. Han sido distorsionadas y acomodadas para secuestrar a Yeshúa y sus discípulos de su cultura; no podemos afirmar que tales cosas hayan sido hechas con premeditación o con mala intención, pero lo cierto es que distraen nuestra atención de aspectos sobrenaturales o de los cuadros o sombras que representan proféticamente.

De esa manera han surgido doctrinas, algunas de las cuales son vitales dentro del cristianismo, pero que ignoran no solo el contexto cultural sino el propósito por el cual fueron incluidas en los relatos sagrados.

Por todo lo anterior, es necesario que nos despojemos de tradiciones, acondicionamientos, enseñanzas y demás cosas adquiridas con el paso de los siglos, para poder descubrir lo que realmente sucedió de manera que seamos capaces de discernir la correcta interpretación de los hechos y su aplicación a nuestras vidas.

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