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Números 17:1 – 18:32 | Maté

Nombre de la Parashá: Maté – Una vara

Lecturas Complemenarias: Ezequiel 44:15-28 | Hebreos 5:1-6

La resurrección, credencial de autoridad

El Capítulo 17 nos deja ver cómo Yehováh resolvió de una vez por todas el problema del cuestionamiento de aquellos a quienes Él había delegado Su autoridad.

Una vara por cada tribu fue depositada dentro de la Tienda, habiendo sido marcadas previamente por cada uno de los representantes de las tribus, para disipar toda sospecha.

Sabemos que es imposible que una vara retoñe en una sola noche, mucho menos sin estar debidamente plantada. Pero la vara de Aharón no solo reverdeció, sino que echó flores y produjo almendras, constituyendo así una super-evidencia que no dejó lugar a dudas.

De la misma manera la resurrección de Yeshúa, constituye la credencial de su identidad. Yeshúa fue depositado en la tumba y contra toda posibilidad ¡resucitó! Por esta razón:

…fue designado Hijo de Dios con poder, conforme al Espíritu de santidad, por su resurrección de entre los muertos, Romanos 1:4,

y demostró así que Él es el Mesías de Yisrael.

¿Qué de nosotros?

Todos los que proclamamos ser seguidores del Mesías Yeshúa, debemos así mismo exhibir frutos que pongan en evidencia que hemos entrado en contacto con la Vida de Yehováh. “Por sus frutos los conoceréis” afirmó Yeshúa; de manera que nuestras vidas, que eran como ramas secas, deben reverdecer y echar flores y frutos, como prueba irrefutable y contundente de la nueva identidad que tenemos como hijos de Él.

Números 17:12-13

Entonces los hijos de Yisrael clamaron a Moshé, diciendo: ¡He aquí perecemos! ¡Estamos perdidos! ¡Todos nosotros estamos perdidos! ¡Cualquiera que se acerca al Tabernáculo de Yehováh muere! ¿Acabaremos pereciendo todos?

Esta exclamación, pone de manifiesto el temor y desconcierto de los hijos de Yisrael ante todo lo sucedido. Da la impresión de que antes, cualquier persona podía acercarse al Mishkán sin mayor problema; pero ahora las cosas habían cambiado y sus vidas estarían en riesgo en caso de que no siguieran las instrucciones.

¿Qué significa cargar la iniquidad?

He aquí la respuesta inmediata de Yehováh al temor del pueblo:

Entonces Yehováh dijo a Aharón: Tú y tus hijos, y tu casa paterna contigo, cargaréis con las ofensas contra el Santuario. Y tú y tus hijos contigo cargaréis con las ofensas contra vuestro sacerdocio. También haz que se acerquen tus hermanos de la tribu de Leví, la tribu de tu padre, para que se junten contigo y te sirvan mientras que tú y tus hijos ministran delante del Tabernáculo del Testimonio. Números 18:1–2

Ante las innumerables quejas del pueblo, Yehováh hizo algo realmente sobrenatural para evitar futuras murmuraciones. Entonces llamó a Aharón, no a Moshé, para declararle el significado de su rol y el de su descendencia. Tanto él como sus hijos, serían responsables en adelante por la seguridad del pueblo. En otras palabras, si el pueblo violaba la santidad del Mishkán, ellos serían culpables de las consecuencias.

Esto nos hace pensar que Aharón estaba recibiendo dos tareas implícitas por medio de esta noticia:

  1. Él y su familia deberían cuidar celosamente el Mishkán y posteriormente el Templo, así como el acceso a estos lugares. Nadie no autorizado debería llegar hasta allí.
  2. Y también serían responsables de enseñar al pueblo todo lo concerniente al Mishkán: Qué representaba, cómo acercarse a él, por medio de quienes, y múltiples cosas más, que ellos deberían comunicar a todo Yisrael, para evitar tragedias futuras.

Por otro lado, Yehováh restauró a los levitas y los reafirmó en su rol de ayudantes y siervos de los cohanim (sacerdotes). El capítulo anterior nos relató cómo ellos habían pretendido el sacerdocio; pero ahora se les establece una vez más, dejándoles claro el papel de apoyo que tendrán, todo bajo la autoridad de sus hermanos de la familia sacerdotal. Esto no debió ser sencillo, porque todos sabemos que nuestra naturaleza humana tiende a argumentar y cuestionar a toda persona que está en autoridad sobre nosotros.

Observemos un juego de palabras hebreas que hay en estos versos:

…haz que se acerquen tus hermanos de la tribu de Leví (לר׳), la tribu de tu padre, para que se junten (לרה lavah) contigo y te sirvan mientras que tú y tus hijos ministran delante del Tabernáculo del Testimonio.

Leah, madre de Leví usó un juego de palabras similar cuando lo dio a luz, pues pensó que a partir de entonces, Ya’akov su marido se “juntaría”  (lavah) más a ella; de ahí viene el nombre de Leví. Recordemos que Ya’akov prefería a Rajel, hermana de Leah.

Vemos así que la palabra levita invoca la asociación de estos con el Tabernáculo. Ellos eran levitas, porque se juntaron (lavah) a los cohanim (sacerdotes) para el servicio en el  Mishkán (Tabernáculo).

El resto del capítulo 18 nos aclara la distribución de las ofrendas y sacrificios que habría de ofrecer el pueblo a Yehováh. Recordemos la organización de la familia levítica:

Levi y sus descendientes hasta la quinta generación

Tú y tus hijos contigo ejerceréis vuestras prerrogativas y deberes como cohanim con respecto a todo lo que tenga que ver con el altar y dentro de la cortina. Te encomiendo el servicio requerido de los cohanim; la persona no autorizada que intente realizarlo será condenada a muerte.
Números 18:7 (Complete Jewish Bible)

Resumen de ordenanzas para la tribu de Leví

  1. Los levitas (no cohanim), no se acercarán a los utensilios santos ni al altar. De otra manera morirían tanto ellos como los sacerdotes.
  2. Guardar o proteger el Santuario (vs. 4-5) en todos los sentidos. Posteriormente vemos en los libros de Crónicas la organización que se hizo para guardianes, porteros y demás asuntos relacionados.
  3. Atender rigurosamente todo lo que concierne al Santuario, para que no haya juicio sobre Yisrael. (vs. 5)
  4. Ningún extraño (al sacerdocio), podrá acercarse bajo pena de muerte (vs. 7), incluidos los levitas.

Queda claramente establecida la diferencia entre el rol de los cohanim y los levitas. Los cohanim, eran quienes realizaban tareas como: quemar las víctimas sobre el altar, rociar la sangre en el mismo, hacer las libaciones de vino y de aceite o de agua, y muchas cosas más. Nada de esto podía ser delegado a los levitas; era estrictamente responsabilidad de los cohanim hacer todo esto.

Beneficios de los cohanim

Siendo que los levitas no recibieron ninguna porción de tierra en heredad, Yehováh proveyó para ellos otro medio de sustento: las ofrendas, sacrificios y demás regalos que el pueblo traería para Él. Era la forma de pagarles por sus servicios en el ministerio. Los cohanim recibirían las ofrendas más santas – kadosh: Ofrenda por el pecado, ofrendas de culpa, y ofrendas de grano. adicionalmente recibían también la parte mecida de las Ofrendas de Paz.

Fuera del santuario, los cohanim recibían la terumáh – porción – del campo, de las viñas y  de las huertas. El pueblo debía traerles la primera parte de las cosechas, del aceite prensado, del vino y de la lana esquilada de las ovejas. También recibían porciones de la masa del pan, los primogénitos de los animales y adicionalmente, la espaldilla, las quijadas (los cachetes) y el cuajar (la última cavidad del estómago de los rumiantes) de todo animal sacrificado (Deuteronomio 18:3).

Los levitas por su parte, recibirían los diezmos de todo Yisrael (verso 24).  Pero ni los cohanim ni los levitas podrían tener heredad, porque Yehováh es su heredad.

Responsabilidades de los levitas

Su servicio se debía desarrollar en torno al Santuario solamente. Ellos servirían como porteros y vigilantes; desarmando y armando el Mishkán (el Tabernáculo), y transportándolo todo junto con los muebles del mismo. Todo esto lo hacían bajo estricta supervisión de los cohanim, y una vez que todo había sido convenientemente preparado para transportarlo.

Posteriormente los hallamos como cantores, músicos compositores, y tocando instrumentos para acompañar las alabanzas en los servicios diarios y especiales en el Templo. David nombró tres familias de levitas, como responsables de los coros del Templo: Asaf, Heman y Jedutún (1 Crónicas 25;6).

Ahora bien, los Levitas también deberían entregar los diezmos de los diezmos que recibían. Esto muestra que hay un principio claro en esta ordenanza, porque todo le pertenece a Yehováh aún nuestras vidas; así la entrega del diezmo es un testimonio de que reconocemos esa verdad.

Para un vistazo al tema de los diezmos hoy, lee el artículo: Aclaremos de una vez de asunto de los diezmos.

Por último, observemos que si algo vamos a ofrendar a Yehováh ha de ser LO MEJOR, o lo primero. ¿Por qué piensas que debe ser así?

Como parte de la riqueza del Shabbat es tomar tiempo para leer con calma y permitir que Yehováh nos hable por medio de Su Espíritu, te invitamos a escribir tus comentarios o enseñanzas en la parte inferior de esta página; serán de ayuda para otros estudiosos de la Toráh de Yehováh.

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