Éxodo 6:6-9 nos dice lo siguiente:
“Por tanto, dirás a los hijos de Israel: Yo soy Yehováh; y os sacaré de debajo de las tareas pesadas de Egipto, y os libraré de su servidumbre, y os redimiré con brazo extendido y con grandes juicios… Así habló Moisés a los hijos de Israel, pero a causa de la impaciencia de espíritu y la dura esclavitud, no escucharon a Moisés”.
Tal como el pueblo de Israel, hoy podemos encontrarnos en una situación similar; y los momentos abrumadores, el cansancio físico y mental, los afanes diarios y contratiempos, pueden tornar pesados nuestros oídos espirituales, debilitándonos e impidiéndonos percibir la voz de nuestro Padre, conduciéndonos a un estado de resignación, frustración y desesperanza, olvidando las promesas que nuestro Padre Yehováh nos ha dado.
Pero la buena noticia es que mi estado emocional o sentimental no afectara el plan o las acciones que Yehováh quiere llevar a cabo en nuestra vida como está escrito:
Y habló Yehováh a Moisés y a Aarón, y los instruyó respecto a Faraón rey de Egipto, a fin de sacar a los hijos de Israel de la tierra de Egipto. Éxodo 6:13
El plan del Creador de los cielos y de la tierra sigue en marcha. Él sigue actuando por encima de mis emociones o sentimientos; y no es que no le importe como me sienta, o que me anule, ¡no! Por el contrario, nuestro Padre conoce nuestra condición y sabe que somos polvo (frágiles), su amor fidelidad y misericordia nos cubren, hasta llevarnos a lo prometido.
Sigamos caminando en obediencia sin importar las circunstancias que estemos atravesando aunque no comprendamos todo el panorama.
Hagamos parte de nuestras vidas aquella proclamación hecha por nuestros padres en el desierto: “Haremos y luego entenderemos”.
No quites tu mirada de nuestro Padre y de Yeshúa .