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Números 15:1-41 | Ki tabó’u

Parashá Trienal – Bemidbar (Números) 15:1-14

Nombre de la Parashá: Ki tabó’u – Cuando entren

Lecturas Complementarias: Isaías 56:1-8 | Gálatas 3:24-29

“Habló Yehováh a Moshé, diciendo: Habla a los hijos de Yisrael, y diles: Cuando hayáis entrado en la tierra de vuestra morada que Yo os doy,”  
Números 15:1–2

Con este capítulo entramos a un paréntesis de la narración, en la cual se dan instrucciones específicas respecto a libaciones y sacrificios para cuando el pueblo de Yisrael entre a la tierra que van a recibir como heredad. Esta instrucción se repite en el verso 19.

Uno diría que estos detalles debieron aparecer junto con las otras instrucciones para los sacrificios y ofrendas en Levítico; pero tales directivas fueron dadas teniendo en cuenta que el pueblo en ese momento no tenía abundancia ni de harinas ni de vino. Ahora que se ha determinado que el pueblo continuará por 40 años en el desierto, Yehováh provee instrucciones que complementan las anteriores, pero que solo serán aplicables cuando lleguen a su destino.

Es notable que Yehováh dice al pueblo: “cuando entren” y no: “si entran”, lo cual dejaría una sombra de duda. Es decir que en adelante van con una esperanza firme que se cumplirá a su tiempo.

Minjot (ofrendas de grano) y Libaciones de vino

El pan y el vino son utilizados corrientemente tanto en el cristianismo tradicional como en el judaísmo. El cristianismo, hace memoria de la última cena de Yeshúa con sus discípulos mediante un ritual llamado santa cena o eucaristía que le da un significado místico y en algunas denominaciones hasta misterioso como lo es en el caso de la iglesia católica, que afirma la transubstanciación de los elementos.

El segundo grupo, el judaísmo, utiliza los mismas dos elementos para dar inicio a todo día santo (exceptuando Yom Kippur), donde tanto el pan como el vino representan los sacrificios en el Templo y la mesa de compañerismo con Yehováh, puesto que el judaísmo enseña que cada hogar es un pequeño Templo, apartado para que allí habite Su presencia. Así entonces, la mesa representa el altar y los alimentos recuerdan los sacrificios. Estas asociaciones ayudan a entender la presencia del pan y del vino en el Shabbath, puesto que tales sacrificios requerían de ofrendas de grano y de vino.

Los seguidores de Yeshúa al igual que el resto del pueblo judío, se reunían en las casas cada Shabbath y partían el pan y tomaban el vino como era su tradición. Mas con el tiempo se fue haciendo la asociación de estos elementos con el sacrifico de Yeshúa, y se desarrolló toda una compleja teología al respecto hasta llegar a lo que ahora conocemos.

Pero el origen de esta práctica está en el encuentro del Melk Tzdik (Melquisedec) con Avraham, cuando tras la derrota de los reyes amorreos, el Rey de Salem recibió a Avraham y le compartió vino y pan. Así mismo en el Mishkán (Tabernáculo) y en el Templo, los sacerdotes presentaban libaciones de vino (si bien no lo bebían) y ofrendas de pan o de harina preparada de diversas maneras, cosas que ya hemos discutido en el estudio de Levítico.

Ahora bien las cantidades de vino derramado en  torno al altar eran enormes; he aquí una descripción de la Mishnáh a respecto;

Había dos cuencos de plata allí. El Rabbi Yahudáh dice: …se habían oscurecido a causa del vino. Estaban perforados con agujeros como de un tubo estrecho. Uno ancho y otro estrecho para que se vaciaran a la misma velocidad. El occidental, era para la libación del agua en Sukkot; el oriental, era para el vino. (Sukkah 4:9)

A lo largo del día los cohanim (sacerdotes) derramaban galones de vino sobre el altar. A continuación las cantidades que se debían usar:

El lenguaje de Yeshúa

Esta copa es el Nuevo Pacto en mi sangre, la cual es derramada por vosotros.
Lucas 22:20

Cuando Yeshúa habló de derramar su sangre, estaba haciendo referencia a las libaciones que se hacían en el altar y esa era la imagen de los oyentes ante este lenguaje. Observemos que Shaúl también usa ese mismo lenguaje para referirse a su esfuerzo y a su vida: Filipenses 2:17-18 y 2Timoteo 4:6.

Una misma Toráh para todos

Un mismo estatuto tendréis para vosotros, los de la congregación, como para el extranjero que habita con vosotros. Habrá un estatuto perpetuo delante de Yehováh por vuestras generaciones, tanto para vosotros como para el extranjero. Una sola ley y un solo decreto tendréis para vosotros y para el extranjero que habita con vosotros.
Números 15:15–16

Es indiscutible que la misma instrucción se aplica tanto al nativo de Israel como al extranjero que desee presentar ofrendas o sacrificios a Yehováh. Sin embargo aquí surge una pregunta: ¿Podía el extranjero comer de los sacrificios igual que los nativos? La respuesta nos la da Éxodo 12:48-49

Y si algún extranjero reside contigo y celebra la Pascua a Yehováh, circuncídale todo varón, y entonces se acercará para celebrarla, puesto que será como el nativo de la tierra, pero ninguna persona incircuncisa podrá comer de ella. La misma ley será para el nativo y para el forastero que reside entre vosotros.
Éxodo 12:48–49

Por extensión de este estatuto, se sobreentiende que para poder participar de los sacrificios, era necesario haberse vinculado al pacto mediante la circuncisión; es decir un extranjero podría presentar tanto holocaustos, como ofrendas de paz; pero a menos que estuviera circuncidado, no podría comer la parte del sacrificio de paz que le correspondía al oferente.

Primicias de la masa

Habló Yehováh a Moshé, diciendo: Habla a los hijos de Yisrael, y diles: Cuando entréis en la tierra a la cual Yo os estoy llevando, será que cuando comáis el alimento de la tierra, haréis elevar una ofrenda alzada ante Yehováh. De lo primero de vuestras artesas, haréis elevar una torta en ofrenda alzada, y la haréis elevar como la ofrenda de la era. Así que, de las primicias de lo que amaséis, presentaréis ofrenda alzada ante Yehováh por vuestras generaciones.
Números 15:17–21

Este mandamiento es conocido como la ley Jallah (pastel de pan) y tiene una aplicación para quienes han entrado y habitan en la tierra de Yisrael. La persona deberá apartar una porción de la masa para presentarla a Yehováh. Como siempre surgen las misma inquietudes: ¿ahora que no hay Templo ni cohanim, a quien se le entrega? ¿Se refiere solamente a la masa que se prepara con las primicias de lo que se cosecha en la tierra? ¿Es aplicable a todo amasijo que se realiza? La lectura cuidadosa del pasaje dará respuesta a estas inquietudes. 

El judaísmo por su parte hace todo un tratado sobre esto y extiende su aplicación a todo el pueblo en la diáspora, pero el mandamiento es claro: “cuando entréis en la tierra que yo estoy dando”.

Por supuesto el judaísmo tiene reglas para determinar a qué harinas se aplica, en qué proporción etc. Nuestros hermanos de Yahudáh que se hallan en la diáspora como nosotros, separan una porción de la masa y la queman totalmente, ante la imposibilidad de entregarla en el Templo o hacerla llegar a un cohen que este ritualmente preparado para poderlo consumir; esto desde luego es una regla rabínica que no tiene soporte alguno de las Escrituras.

Hoy es popular el nombre del pan Jaláh, y se identifica con los panes trenzados que se preparan para iniciar el Shabbath, pero que tampoco son mandatorios por la Toráh sino que responden más a una tradición del pueblo judío. Aclaramos: No que sea malo imitar esta tradición, pues el pan mismo representa a una persona con los brazos cruzados en señal de descanso (alguien que no trabaja en el Shabbath), lo que no es correcto es convertir esta tradición en una regla obligatoria al punto de considerar una violación del Shabbath el no tener un pan como ese.

Recogiendo leña en Shabbath

El hombre fue hallado recogiendo leña. ¿Es eso una violación del Shabbath? Recordemos que en ese momento, el pueblo estaba en un tiempo de entrenamiento y que todo acto juzgado iba a establecer un precedente para situaciones futuras. A nosotros nos puede parecer que recoger leña es una acción de menor importancia; pero lo que significó el hecho fue otra cosa: El individuo estaba desafiando un mandamiento y los ojos de todo el pueblo estaban pendientes de lo que podría suceder. Si esto hubiera sido pasado por alto, la respetabilidad del Shabbath hubiera sido cuestionada y en lo sucesivo otras personas hubieran hallado razones justificadas para hacer algo.

Si bien no se puede ver cuál era la intención de este hombre: ¿deseaba prender fuego en Shabbath? ¿estaba aburrido de estar quieto? No lo sabemos. Moshé lleva el asunto a Yehováh quien escudriña el corazón; y de Él vino un juicio terrible: muerte por apedreamiento. 

Lo que sí podemos estar seguros, es que a partir de ese día, nadie se atrevió a hacer alguna tarea que pudiera ser interpretada como una violación del mandamiento de reposar en ese día apartado para Yehováh.

Tzit-Tzit

Habla a los hijos de Yisrael y diles que se hagan flecos en los bordes de sus vestidos, por sus generaciones, y que en cada fleco de los bordes pongan un cordón de azul. Tales flecos os servirán para que, cuando los veáis, os acordéis de todos los mandamientos de Yehováh y los cumpláis, y no sigáis el impulso de vuestro corazón ni de vuestros ojos, tras el cual os prostituís, a fin de que recordéis y cumpláis todos mis mandamientos, y estéis consagrados a vuestro Dios.
Números 15:38–40

El mandamiento es sencillo: Hacer flecos en los borde añadiendo una hebra azul. Ahora la aplicación de esta mitzváh (ordenanza) da para muchas opciones. Todo depende de las prendas que se utilizan hoy y es nuestra responsabilidad pensar cómo podemos cumplir con esto. Lo cierto es que el mandamiento es para todas las generaciones, luego nos alcanza a nosotros. Y el propósito es que cuando los veamos recordemos los mandamientos de Yehováh. Esta instrucción es general y parece abarcar tanto a hombres como a mujeres, si bien el judaísmo afirma que es solo para los varones, razón por la cual ellos terminaron colocándolos en sus mantos (talit), los cuales las mujeres tampoco los deben usar.

 

Como suele suceder, con el tiempo estos tzit-tzitflecos llegaron a constituir una señal de rango social, riqueza, estatus de poder etc., dependiendo de su colorido, tamaño y calidad. Ese no era el propósito original; a eso se refirió Yeshúa cuando les dijo a los fariseos que ellos usaban largos flecos para impresionar a otros:

Haced y guardad pues todo cuanto os digan; pero no hagáis conforme a sus obras, porque dicen y no hacen; y atan pesadas cargas y las ponen sobre los hombros de los hombres, pero ellos no las quieren mover ni con su dedo. Antes bien, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres, porque ensanchan sus filacterias y alargan los flecos, y aman el primer reclinatorio en las cenas y las primeras sillas en las sinagogas, y los saludos pomposos en las plazas, y que los hombres los llamen Rabbí.” Mateo 23:3–7

En resumen: Debemos utilizar los tzit-tzit hoy y nada dice la Toráh que prohiba a las mujeres usarlos. Tengamos en cuenta que su propósito no es mostrar a otros que los usamos; no son una prenda de identidad sino un instrumento para hacer memoria de los mandamientos de nuestro Padre.

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