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Shavuot

Parashá especial para Shavuot

Lectura de la Toráh: Éxodo 19.1 – 20.23 / Números 28.26-31

Lecturas Complementarias: Ezequiel 1.1-28 y 3.12 / Juan 4.1-24 / Hechos 2.1-13

Al terminar la Cuenta del Omer completamos cincuenta días desde el día que delante de Yehováh, fue mecida la gavilla la mañana después del Shabbat semanal siguiente a la celebración de Pesaj; es decir el día siguiente al de la resurrección del Mesías.

La Toráh nos ordena contar los días y las semanas hasta llegar a esta Fiesta que es una de las tres que requieren la presencia de los varones en Yerushalayim cada año. Pero vamos a mirar unos detalles importantes que nos muestran la similitud entre los eventos que sucedieron el día que Yehováh entregó la Toráh a Yisrael, y el día que descendió el Ruaj HaKodesh en el Templo precisamente cuando todos los varones que habían ascendido a Yerushalayim para la celebración, se hallaban presentes en los patios del Templo.

En la Parashá Éle hadevarim Éxodo 19.6 -20.26 Mostramos cómo los truenos que se escucharon en el monte Sinay realmente pudieron haber sido voces, porque los traductores han preferido traducir la palabra kol, como truenos, en lugar de voces, en vista de que parece más consistente con la descripción de lo que estaba sucediendo allí.

Pero vimos que en realidad ese suceso fue una sombra de lo que sucedería en la Fiesta que conocemos como Pentecostés, pero que realmente es la misma Shavuot y es la conmemoración de la entrega de la Toráh a nuestros padres en el Monte Sinay.

Ahora bien, el cristianismo surgido posteriormente hacia el Siglo IV, se aferró a este suceso para declarar que ese día había sido fundada la Iglesia, justificando así su alejamiento de las Raíces Hebreas y del judaísmo de la época.

Pero nada más apartado de la Verdad. Ese día Yehováh estaba cumpliendo su promesa de enviar el Ruaj HaKodesh a escribir su Toráh en los corazones de aquellos que se dispusieran a buscarle de manera sincera; Yeshúa lo había prometido de igual manera a sus discípulos cuando les dio instrucciones de no abandonar Yerushalayim hasta que recibieran la promesa del Padre.

Los Diez Mandamientos o Diez Devarim – Palabras, fueron proclamadas de manera audible por Yehováh en el Monte Sinay a una multitud mezclada que había salido con los hijos de Yisrael de Mitsráyim (Egipto), y que muy probablemente hablaba diversas lenguas. ¿Es posible que las voces atronadoras que escucharon cuando Yehováh pronunció estos Mandamientos, hayan hablado en esas diversas lenguas? Quizás sí; (es solo una especulación) lo cierto era que Yehováh quería que toda esa multitud escuchara y supiera que Él es el Dios Creador y Todopoderoso, por lo cual es probable que tal cosa hubiera sucedido.

Lo anterior lo planteo en vista de lo que sucedió aquél día en los patios de la Casa de Yehováh en Yerushalayim cuando descendió el Ruaj haKodesh después de escucharse un gran estruendo, y que se vieran luces como fuego que se posaron sobre los discípulos; ¿no nos parece una descripción similar a la de la entrega de la Toráh en el Sinay? Y si hubo lenguas diversas esta vez, ¿por qué no pudo haberlas en aquella ocasión? Después de todo, Shavuot en el Sinay resultó ser una sombra de Shavuot (Pentecostés) en la Casa de Yehováh.

Ahora bien, en aquella ocasión, Yehováh habló la Diez Devarim (Palabras) y posteriormente las entregó a Moshé en tablas de piedra. Entonces resulta consistente que ahora durante el derramamiento del Ruaj haKodesh en la Casa de Yehováh, “entregara” la Toráh en ¡tablas de carne! Es decir escrita en los corazones de su pueblo.

Lo cierto es que a partir de allí surgió una generación de seguidores del Camino, que eran celosos de la obediencia a la Toráh tal y como Yeshúa les había enseñado. No. Ellos no abandonaron la Toráh; por el contrario, la redescubrieron en medio del océano de reglas que enseñaba el judaísmo como añadiduras innecesarias y que ahogaban a la gente. Yeshúa había venido para rescatar la pureza de la Toráh y para modelar cómo obedecerla y cómo ser libres de las religiones creadas por hombres que solo cargan la vida la gente, facilitando su manipulación y explotación.

¿Qué son los Diez Mandamientos?

Esta pregunta tiene múltiples respuestas; a continuación algunas de ellas:

  • Son el reflejo del carácter de nuestro Padre y Creador.
  • Son “los titulares de los capítulos” del resto de la Toráh.
  • Son el resumen de los votos matrimoniales entre Yehováh y nosotros su pueblo.
  • Son sus instrucciones para que podamos establecer relaciones sanas y fructíferas con Él, con nuestros semejantes y con la Creación sobre la cual nos ha puesto como administradores.
  • Son la esencia de la Constitución del Reino de los Cielos. Al igual que los países y reinos tienen una  Constitución que gobierna la vida de sus ciudadanos o súbditos, las Diez Devarim gobiernan las vidas de quienes somos parte del Reino de Yehováh.

Una manera de Celebrar Shavuot

Visto lo anterior, ¿no te parece que dedicar un buen tiempo para leer y meditar en esas Diez Palabras y en el resto de la Toráh es lo mejor que podemos hacer ese día? De hecho, muchos de nuestros hermanos de Yahudáh hacen una vigilia desde que inicia el día de Shavuot al caer el Shabbat y pasan anoche leyendo y reflexionando en la Toráh, particularmente en el libro de Devarim (Deuteronomio). Ahora bien, si no te animas a hacer la vigilia, por lo menos emplea parte del domingo, leyendo y meditando en ese libro.
 
La Toráh ordena que ese día, se deben presentar ante Yehováh, en la Casa de Yehováh  en Yerushalayim, dos panes amasados con la harina recién cosechada, como ofrenda mecida delante de Él. Pero ante la imposibilidad de hacerlo, podemos al menos preparar los dos panes para hacer memoria de este mandamiento y orar en gratitud por la generosidad incesante de nuestro Padre para con nosotros sus hijos. Conversa con Él, agradécele, deléitate en su Palabra y renueva tu compromiso de obediencia como una expresión de tu amor.
 
Que tengas un tiempo agradable y edificante en esta Celebración.  Shalom.
 

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