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¡Un verdadero líder!

Cuál es la función de un líder? La respuesta es simple: ¡Liderar!

Moshé, preocupado por su partida, piensa en que alguien debe hacerse cargo del rol que él ha venido jugando hasta ese momento.

En la parashá de esta semana, Yehováh le mostró a Moshé la Tierra Prometida y le dijo que no le permitiría liderar al pueblo hebreo hacia la Tierra. Moshé dijo de inmediato: 

Yehováh, ‘Elohim de los espíritus de toda carne, ponga un varón sobre la asamblea, que salga y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación no sea como ovejas sin pastor.”  Números 27:16-17

Cuando Yehováh le dijo a Moshé que no podría conducir al pueblo hacia la Tierra Prometida, su respuesta instintiva no estuvo enfocada en su propio destino, sino más bien en asegurarse de que sus hermanos tuvieran a alguien que los condujera. Esta es la razón por la cual Moshé fue uno de los grandes líderes que han existido.

La capacidad de enfocarse en las necesidades de los demás cuando las cosas “se tornan difíciles” y no en las propias, es la verdadera definición de liderazgo.

Un verdadero líder no anda en busca del reconocimiento o los elogios, sino que busca enfocarse constantemente en las necesidades específicas de los que le siguen, para buscar suplirlas y ayudarles a lograr sus objetivos, no necesariamente los del él. Por lo tanto, si por una u otra razón, el líder ya no es capaz de liderarlos, debe poner sus intereses personales en segundo lugar  y dar prioridad a las necesidades de sus seguidores como su enfoque principal.

El mundo está lleno de innumerables líderes que tan pronto salieron de sus cargos, dejaron de preocuparse por aquellas personas por las cuales efectuaban su trabajo. Esto nos hace pensar si fue que alguna vez ellos se preocuparon realmente por quienes les seguían. La verdadera cara de un líder se revela cuando él sale de su posición de liderazgo y uno puede ver si aún se preocupa por todas las personas que creyeron en él, en su visión y en sus sueños. 

El poderoso mensaje que Moshé nos enseñó a todos es que debemos luchar contra el impulso de tomar las caídas y los descensos como un asunto de conveniencia puramente personal. Seguro que habrá tiempo para pensar en el impacto que estas situaciones tendrán en nosotros. Pero en aquel momento, nuestra preocupación debe enfocarse en los que confiaban en nuestro liderazgo.

No te equivoques, el hecho de enfocarse en los demás cuando tu ego, tu autoestima, y tu valor propio están en juego, sin duda requiere de mucha fuerza interna. Pero es precisamente esta reacción la que marca la diferencia entre un jefe asalariado y un gran líder.

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