Clases de diezmo y su destino
Los hijos de Leví fueron escogidos por Yehováh para atender las cosas relacionadas con el servicio a Él y para enseñar la Toráh al pueblo, donde quiera que estuviesen. Estos no tendrían herencia pues Yehováh es su herencia. Podían entonces recibir parte de lo sacrificado como lo establece la Toráh, junto con las primicias de las cosechas para su sostenimiento.
El diezmo, la décima parte del producto del campo y de los ganados, estaba consagrado a Yehováh, pero tenía diferentes destinos
Levítico 27:32; Números 18:8-24. Como ofrenda a Yehováh. Él diezmo de los animales presentado como ofrenda a Yehováh y la “ofrenda alzada” (diferente de los diezmos de las cosechas), fue designado a los Levitas. Números 18:26. Muestra que también los Levitas entregan el diezmo de los diezmos a los sacerdotes.
Deuteronomio 12:17. El diezmo de las cosechas para ser comido delante de Yehováh en las Festividades establecidas, por las mismas familias que lo colectaban y no para ser entregado.
Deuteronomio 14:28. Cada tercer año el diezmo era para sustentar a los levitas, al extranjero, al huérfano y la viuda. La estructura de lo que hoy conocemos como Ayuda Social, solo que no era responsabilidad del gobierno sino de la gente.
Pero… ¿qué sucede en los Escritos Mesiánicos (NT)?
Al morir Yeshúa, abrió el camino para que todos pudiéramos tener acceso a nuestro Padre. De esta manera hizo de nosotros un pueblo de sacerdotes, es decir que todos los rescatados por Él tenemos acceso directo a nuestro Padre Yehováh y ya no hay necesidad de intermediarios ó sacerdotes humanos, para que nos representen ante Yehováh y ofrezcan sacrificios en nombre nuestro. En otras palabras, todos podemos “ofrecer sacrificios” (tarea de los sacerdotes), pero de alabanza y adoración:
Ofrezcamos siempre por medio de Él (Yeshúa), sacrificio de alabanza a Yehováh, es decir, fruto de labios que confiesan Su Nombre. Hebreos 13:15
Entonces siendo que todos somos sacerdotes, ¿hay en el Nuevo Testamento siervos equivalentes a los Levitas? Por supuesto que sí, pero sus funciones excluyen lo relacionado con los sacrificios en el Templo por razones obvias; y no están limitadas a la enseñanza de la Palabra. Yeshúa llamó a doce hombres para que estuvieran con Él durante el tiempo de su ministerio y fueron invitados a dejarlo todo para convertirse en “pescadores de hombres“. Estos fueron luego confirmados como responsables de dirigir y expandir el mensaje entregado por Yeshúa: Las Buenas Noticias acerca de la proximidad del Reino de los Cielos.
Observamos que efectivamente éstos discípulos lo abandonaron todo: amigos, socios, profesiones, negocios, tradiciones, etc. para seguir y servir al Mesías. Entonces ¿cómo se habrían de sostener? El libro de los Hechos nos lo revela:
Todos los creyentes estaban unidos, y tenían en común todas las cosas. Vendían sus propiedades y sus pertenencias, y lo repartían entre todos según la necesidad de cada uno. Hechos 2:44-45
Esto sucedió de manera espontánea. No parece que hubiese habido una reglamentación al respecto. El fruto de corazones transformados, era el deseo de cuidar los unos de los otros para que nadie padeciera necesidad; después de todo, esa había sido la medida del mandamiento dado por Yeshúa:
Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como os amé. Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:12-13
La medida de ese amor fue lo nuevo, pues el mandamiento ya existía en la Toráh:
No te vengarás, ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yehováh. Levítico 19:18
Yeshúa lleva este mandamiento a otro nivel, al igual que hizo con otros que explicó a sus seguidores. Entonces, era natural que la nueva generación de discípulos siguiera Su ejemplo y quisieran compartirlo todo. Obviamente los apóstoles eran parte de esa comunidad.
En los escritos mesiánicos, el diezmo es lo mínimo
De manera similar a lo que Yeshúa aclaró respecto del adulterio: “Cuando un hombre mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”, y no solo cuando se acuesta con ella, este mandamiento respecto de dar, también se amplía.
Por esta razón, en las Escrituras Mesiánicas (NT) no hay un mandamiento respecto de entregar los diezmos a los apóstoles o a los líderes de las iglesias. Hubiera sobrado ordenar tal cosa, porque lo natural y espontáneo, fue el fruto del Rúaj Kodesh (Espíritu Santo) que habitaba en cada seguidor del Mesías, expresado en el deseo de velar por sus hermanos en necesidad y por aquellos que les servían enseñándoles y cuidándoles. Resalto la palabra servían, porque ese fue el modelo dejado por Yeshúa:
El que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro servidor, así como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. Mateo 20:28
Los seguidores de Yeshúa nunca le vieron pidiendo ó recogiendo ofrendas después de realizar sanidades y mucho menos después de alimentar a las multitudes. Claro esta que muchos pastores de hoy dirían: Qué desperdicio! “Jesús” perdió la oportunidad de enseñarles a “sembrar” en su ministerio.
Los siervos que hemos sido llamados al ministerio, no estamos para suplantar a Yeshúa como la cabeza de todo varón, ni para imponer nuestra autoridad manipulando y explotando económicamente a quienes desean acercarse al Padre, sino para servirles comunicándoles la Verdad, guiándoles a una comunión más íntima con Yehováh mediante Yeshúa y el caminar en obediencia a la Toráh. Es nuestra responsabilidad ayudarles a desarrollar su fe porque así podrán ser luz en un mundo sumido en tinieblas; de manera que llegado el momento, sean capaces de sellar su testimonio entregando su vida si fuere necesario.
En resumen…
Quienes hemos sido llamados por Yehováh para servir a Él primero y luego a sus seguidores y discípulos, dedicamos nuestro tiempo, talentos, recursos, experiencia, relaciones y demás, a: proclamar su mensaje, amar, modelar, discipular, instruir, apoyar y amonestar a todos aquellos que desean marchar por la senda estrecha de la obediencia a Yehováh tal como lo hizo Yeshúa. Y si bien dependemos de la provisión de nuestro Padre, sabemos que ésta llegará de corazones que valoran lo que reciben de Él por medio de nosotros y que al igual que los primeros discípulos, espontáneamente desearán compartir de sus recursos para que no haya necesidad en sus hermanos.
Dar es una opción que revela gratitud
- Dad y se os dará: medida buena, apretada, remecida y rebozante os darán en vuestro regazo. Porque con la medida que medís, seréis medidos. (Lucas 6:38)
Echa tu pan sobre las aguas porque después de muchos días lo hallarás (Eclesiastés 11:1)
Más bienventurado es dar que recibir (Hechos 20:35)
El que siembra generosamente, generosamente también segará (2 Corintios 9:6)
Dar no se limita a las cosas materiales; también se dan afectos, apoyo moral, servicios desinteresados, tiempo, conocimiento, consejo, etc. Esto es lo natural y espontáneo en un hijo de Yehováh y lo que modeló Yeshúa para todos nosotros.