Basado en artículos del Dr. Scott Laird – Naturópata
Traducido y editado por: María Consuelo Forero
La mayoría de las temidas enfermedades de hoy en día son simplemente desequilibrios causados durante un buen tiempo, generalmente debidos a una mala elección de alimentos. La comida es nuestro combustible; es lo que nos hace mover. Al igual que al elegir el combustible adecuado para el automóvil, elegir lo que comemos determina si nuestro cuerpo funcionará de la forma en que debe hacerlo. Elegir el alimento correcto es la elección de salud más importante que tomamos todos los días. Los alimentos correctos sanan; las comidas equivocadas causan enfermedades.
Desafortunadamente, no siempre es fácil identificar lo que constituye un alimento bueno. Como se puede ganar dinero en el negocio de los alimentos y la codicia tiende a nublar la verdad, el consumidor es fácilmente engañado.
Con mucha frecuencia se encubren los resultados de una investigación nutricional para que beneficie una determinada industria o empresa, a través del sesgo inteligente de los números, haciendo desaparecer detalles o usando un pequeño muestreo en la encuesta.
Afortunadamente, el acceso universal a Internet, los sitios de redes sociales, los blogs y otros foros en línea nos han brindado un acceso sin precedentes a los registros de investigaciones y al trabajo de los defensores de la salud que frecuentemente nos hacen conocer la falsedad de las afirmaciones.
Un ejemplo típico de esto es un incidente del 2009 en el que una compañía de cereales de desayuno para niños, cubrió sus cajas de cereales con dibujos animados, con la afirmación de que el cereal ahora contenía “Una buena fuente de calcio y vitamina D” y “Nutrición para ayudar a sus hijos a crecer ¡fuertes!” A simple vista, la afirmación era esencialmente cierta. El calcio y la vitamina D de hecho ayudan a los niños a crecer fuertes; si en efecto, tales nutrientes son obtenidos de alimentos integrales de origen vegetal, que contienen todos los co-factores naturales presentes en su estado original. Por supuesto, ¡no es el caso de una caja de cereal refinado para el desayuno! Lo que hizo que el anuncio de las cajas realmente fuera falso.
Toda la verdad en el caso de los cereales para el desayuno es que la cantidad de azúcar y el maíz refinado en el cereal, anulan completamente la cantidad de calcio y vitamina D que se le agrega; sin mencionar que el calcio y la vitamina D tuvieron que ser insertados artificialmente en el cereal. Estos ingredientes son nutrientes “aislados”, lo que significa que se han extraído de su estado natural y se han separado de innumerables elementos complementarios de origen natural, que lo ayudan a llevar a cabo los beneficios esperados en el cuerpo humano.
Estas cajas de cereales todavía están en los estantes, pero varias publicaciones de blog y reportajes desde entonces, han expuesto esta verdad a una amplia audiencia.
Por otro lado, el azúcar refinado en un cereal para el desayuno, independientemente de la cantidad de “vitaminas y minerales” que la acompañen:
- suprime el sistema inmunológico
- trastorna las relaciones minerales en el cuerpo
- hace que las proteínas de la sangre funcionen con menos eficacia
- produce un aumento significativo en los triglicéridos
- puede contribuir a la delincuencia juvenil y la obesidad en los niños.
- contribuye al envejecimiento prematuro
- agrava la artritis, y
- se asocia con el desarrollo de la enfermedad de Parkinson.
Kelloggs, el productor más grande del mundo de cereal para el desayuno, anunció que dejaría de utilizar colores y sabores artificiales en su cereal y bocadillos para finales de 2018. La compañía gigante de cereal ha visto que las ventas disminuyen conforme las personas buscan alimentos más naturales y sin una lista interminable de ingredientes sintéticos en la etiqueta. En el 2007 un estudio diseñado cuidadosamente, distribuido al azar (características del muestreo: doble ciego y controlado con placebos), publicado en la revista The Lancet concluyó que los colorantes de alimentos comunes y el conservador benzoato de sodio ocasionan que algunos niños se vuelvan considerablemente más hiperactivos y fáciles de distraer. Y en 1994, los investigadores también habían encontrado que el 73 % de los niños con ADHD respondieron favorablemente a una alimentación en la que se eliminaban varios productos, entre ellos los colores artificiales.
Sin embargo, en Estados Unidos la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aún permite que estos ingredientes tóxicos formen parte de innumerables alimentos populares, incluso de aquellos anunciados especialmente para niños, por lo cual decidieron que no eran necesarias las etiquetas de advertencia en los alimentos que los contienen.
Por lo expuesto anteriormente, podemos concluir que necesitamos en primer lugar, concentrarnos en examinar el combustible que ocasiona el desajuste del cuerpo, para así decidir usar un mejor combustible para revertir el daño. Como ya hemos establecido, ese “desajuste” llamado enfermedad, sin importar en qué forma se manifieste, es simplemente un mal funcionamiento de las células. Y la razón por la cual las células funcionan mal es doble: toxicidad y deficiencia. En otras palabras, nos enfermamos porque tenemos demasiadas toxinas en nuestro cuerpo y/o estamos con deficiencia de nutrientes.