Avraham y Hagar

Cómo se conecta la Fe con la Obediencia

GENESIS 15 – 17

Desde el tiempo en que YHVH hizo a Avram la promesa de darle la tierra en heredad, hasta el nacimiento de Yishmael (Ismael), transcurrieron 11 años. Avram tenía entonces 86 años. Trece años más tarde, a la edad de 99 cuando todas las circunstancias estaban en su contra: la edad suya, la de su esposa y el tiempo de su vida se agotaba, le fue cumplida la promesa acerca de Yitsjaq (Isaac); habían transcurrido cerca de 25 años! desde que YHVH le había dicho que tendría un hijo de sus entrañas que le heredaría.

Eso es bastante tiempo; nosotros nos desesperamos porque no obtenemos respuesta en horas, o días! Pero fue precisamente por esa paciencia, que Avraham es llamado el padre de la fe, porque aprendió a vivir confiado en esperanza, a pesar de tener todas las circunstancias en su contra.

Las Escrituras registran también los pecados o desatinos de Avraham, permitiéndonos ver cómo es el proceso de una persona en su caminar con YHVH. Así al comienzo del capítulo 17, YHVH le dice a Avraham:

“… Yo soy ‘EL-Shadday, anda delante de Mí, y sé perfecto, y estableceré mi pacto entre Yo y tú, y te multiplicaré en gran manera”. Génesis 17:1.

El camino a la perfección es largo y costoso, pero YHVH está allí para ayudarnos en cada paso, pues nadie mejor que Él sabe el desafío que representa para cada uno de nosotros.

Por ejemplo, si Avraham hubiera obedecido perfectamente el mandamiento: “deja tu tierra y tu parentela” no hubiera traído consigo a Lot, lo que hubiera evitado que años más tarde, su descendencia hubiera tenido que enfrentar a los Moabitas y los Amonitas, descendientes de Lot, quienes fueron espinas para Yisrael todo el tiempo.

Veamos otro caso: si Avraham hubiese esperado la promesa de un hijo a través de Saray en vez de apresurarse a engendrar uno con Hagar la sierva de su esposa por sugerencia de ésta misma, no hubiese habido el problema con los árabes, descendientes de Yishmael, del cual nosotros somos testigos hasta hoy! Aprendemos cómo la impaciencia siempre traerá consecuencias a veces trágicas para nuestros descendientes.

Pero al final vemos un producto terminado: un hombre que aprendió a confiar plenamente en su Elohim, al punto de estar dispuesto a entregar a su hijo, con la confianza en que poderoso era YHVH para traerle de vuelta de los muertos.

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