hand-3751159_1920

Devarim 15:1-23 | Sh’mittah

Parashá Trienal

Devarim 15:1-23

Nombre de la Parashá: Shemittah – Remisión

Lecturas Complementarias: Isaías 61:1-2 | Lucas 4:14-30

El Año Sh’mittah (Remisión)

En primer lugar, el año Sh’mittah se aplicaba al descanso de la tierra. Esta se podía trabajar durante seis años, pero el año séptimo debería reposar. En esto vemos que se sigue el patrón de la semana: Seis días de trabajo y uno de descanso.

Seis años sembrarás tu tierra y recogerás su producto; pero el séptimo año la dejarás descansar, sin cultivar, para que coman los pobres de tu pueblo, y de lo que ellos dejen, coman las bestias del campo. Lo mismo harás con tu viña y con tu olivar. Éxodo 23:10–11

Habla a los hijos de Israel, y diles: Cuando entréis a la tierra que yo os daré, la tierra guardará reposo para Yehováh. »Seis años sembrarás la tierra, seis años podarás tu viña y recogerás sus frutos, pero el séptimo año la tierra tendrá completo descanso, un reposo para Yehováh; no sembrarás tu campo ni podarás tu viña. Lo que nazca espontáneamente después de tu cosecha no lo segarás, y las uvas de los sarmientos de tu viñedo no recogerás; la tierra tendrá un año de reposo. Y el fruto del reposo de la tierra os servirá de alimento: a ti, a tus siervos, a tus siervas, a tu jornalero y al extranjero, a los que residen contigo. »También a tu ganado y a los animales que están en tu tierra todas sus cosechas les servirán de alimento. Leviticus 25:2–7

Adicionalmente, la Toráh exige el perdón de las deudas personales, al final del séptimo año:

Al fin de cada siete años harás remisión. Y éste es el modo de la remisión: todo acreedor condonará lo que haya prestado a su prójimo, no se lo exigirá a su prójimo o a su hermano, porque se habrá proclamado la remisión de Yehováh.” Deuteronomy 15:1–2

Esta es una de las leyes más justas que conozco. Permite el reinicio (reset) para toda persona que ya fuera por: errores, malos manejos, desgracias, etc., hubiese contraído deudas. No era un reinicio como el que nos plantean las élites de hoy: No poseerás nada y serás feliz.

Yehováh, prohibió trabajar la tierra en el séptimo año. Deberíamos darle descanso y también descansar nosotros. Con esto, nuestro Padre nos enseña que la vida es más que el trabajo frenético; más que la acumulación de bienes; más que el desarrollo de poder sobre otros. Cada siete años, todos volvíamos a ser iguales: Las deudas eran condonadas, había una remisión total.

Ahora bien, el judaísmo ha legislado en varios detalles a este respecto:

  • El año Sh’mittah, solo anula los préstamos entre personas. No de una institución (banco por ejemplo) a una persona.
  • Si un patrón le debe salarios a sus empleados, el Sh’mittah no los anula.
  • Una deuda adquirida por comprar un bien, no se anula (digamos que Ud. compra un carro a mitad del ciclo, el Sh’mittah no anula el saldo).
  • Multas impuesta por una corte: Indemnizaciones, soporte familiar, seducción de una virgen, etc. no son anuladas por el Sh’mittah.

Nota al margen:

Un compromiso, no es una deuda

Ahora aclaremos términos: En el presente cuando compramos algo a crédito, adquirimos compromisos de pago a cambio del bien adquirido. Deber ese dinero no constituye “deuda” porque su valor está representado en el bien que Ud. adquirió. La deuda comienza a aparecer cuando Ud. se atrasa en el pago de su obligación. Digamos que Ud. debe pagar la cuota de su carro el 15 de cada mes; mientras Ud. haga los pagos a tiempo, no tiene deuda; pero el 16, si no ha pagado, ya es deudor. Las deudas son las que nos afligen y causan afán y tensión. Obviamente lo ideal fuera poder comprar todo de contado; pero en muchos casos tenemos necesidad de acudir a esas forma de compra a crédito.

La remisión de deudas para el año Sh’mittah, se efectuaba al final de este año, de manera que las personas arrancaban un nuevo período de siete años libres de deudas personales.

Advertencias convenientes

Guárdate que no haya en tu corazón alguna intención maligna, y te digas: Se acerca el año séptimo, año de remisión. Y mires con malos ojos a tu hermano pobre para no darle, y clame contra ti a Yehováh, y sea en ti pecado. Sin falta le darás, y tu corazón no será mezquino cuando le des, porque a causa de esto, Yehováh tu Dios te bendecirá en todas tus obras y en todo lo que emprenda tu mano. Deuteronomy 15:9–10

En el primer siglo, Hillel introdujo un artificio para darle la vuelta a este mandamiento, haciendo que la deuda personal fuera transferida a la administración pública, de manera que el pobre, dejaba de pagar intereses, pero la deuda se mantenía viva. Tal artificio recibió el nombre de prozbol, que al final protegía al prestamista, aunque parece ser que la intención era que al pobre no se le negara el acceso a un crédito en una situación de emergencia previa al año Sh’mittah.

Podía surgir el caso de una persona que deseaba pagar después del año Sh’mittah; pero el prestamista debía declarar: “Su deuda fue cancelada y ya no existe; no puedo recibir el dinero”. Sin embargo, si el deudor insistía, el prestamista podía recibir el dinero como un regalo, mas no como el pago de la deuda cancelada.

Según los “sabios“, al no estar en vigencia el año de Jubileo, tampoco estas leyes lo estarían hoy; pero se mantiene la obediencia a este mandamiento del perdón de deudas, más como un mandato rabínico, que aplica solamente a la gente Judía en cualquier lugar.

Préstamos a los extranjeros

En las comunidades Judío Mesiánicas se hace una diferencia entre los “hermanos”, los “temerosos de Dios” y los “extranjeros”. Los primeros son los judíos de raza; los segundos los (mal llamados) gentiles que son simpatizantes y asisten a las comunidades, y los terceros los que están totalmente por fuera de la comunidad. Según ellos, este mandamiento no se aplica entonces a los préstamos hechos a los extranjeros o extraños a la comunidad; pero tanto los “hermanos” como los “temerosos de Dios” deben estar en la disposición de aplicar este mandamiento.

Cuidando de los pobres

Porque nunca dejará de haber pobres en la tierra. Por eso yo te ordeno, diciendo: Abrirás generosamente tu mano a tu hermano: a tu gente pobre y menesterosa de tu tierra. Deuteronomy 15:11

Por cierto, esta declaración nos muestra que los planes actuales (Agenda 20-30), de las élites de eliminar la pobreza de la tierra, nunca se cumplirán, por lo que tales planes no dejan de ser más un discurso populista para llevar adelante otros planes.

Ahora bien, la creencia popular es que el pueblo judío es ambicioso, codicioso, avaro y demás. Sin embargo lo que hemos podido ver, aun nosotros mismos, es que cada vez que ha habido algún desastre natural, o de otra clase, Israel ha sido el país que primero responde enviando brigadas médicas, y generosas donaciones para ayudar a la gente afectada. Obviamente, eso nunca se hace público.

Yeshúa estaba citando esta porción cuando declaró en Juan 12:8: a los pobres siempre los tendréis con vosotros… e instó a sus discípulos a dar a los pobres. En Mateo 6:2 dice: ...cuando des limosna, no dice: si das limosna; esto significa que se espera que los seguidores del Mesías sean generosos con quienes están en necesidad.

A propósito, el término limosna, siempre utiliza para nombrar lo que se da una persona en necesidad, y no tienen que ser unas pocas monedas; usted puede dar una limosna de $1000 si fuera el caso. Limosna pues, es lo que se da a los necesitados, mientras que lo que se presenta ante Yehováh, se denomina ofrenda.

Tzedakáh

No todo en el judaísmo es errado. Allí se enfatiza la práctica de dar, en hebreo: tzedakáh (caridad) que es considerada un Mandamiento tan importante, que si alguien no lo cumple, se duda de que pueda llegar a tener descendencia. Dar a los pobres es una obligación en el judaísmo, un deber que no puede ser abandonado incluso por aquellos que están en necesidad. Algunos de sus sabios han dicho que la tzedakáh es el más elevado de todos los mandamientos, igual a todos ellos combinados, y que una persona que no realiza tzedakáh es equivalente a un adorador de ídolos. No en vano Yeshúa afirmó: Donde esté tu tesoro, allí estará tu corazón.

Maimónides dice que hay ocho niveles ascendentes de Dar:

  1. El que da de mala gana.
  2. El que da menos de lo establecido, pero de buena gana.
  3. El que da, solo si se le pide.
  4. El que da antes de que le pidan.
  5. El que da sin saber quién es el que recibirá.
  6. El que da, sin que el receptor sepa quién dio.
  7. El que da en total anonimato: no sabe quién recibirá y ni el receptor sabe quién dio.
  8. El que ayuda al pobre a rehabilitarse, prestándole dinero, asociándose con él, empleándolo, porque de esta manera el ayudado, no pierde la auto-estima.

Liberando a los siervos

Si tu hermano, hebreo o hebrea, se vende a ti, te servirá por seis años, pero al séptimo año lo dejarás ir libre de tu lado. Y cuando lo dejes ir libre de tu lado, no lo enviarás vacío, sino que lo abastecerás generosamente de tu rebaño, de tu era y tu lagar: Le darás de aquello con que Yehováh te haya bendecido.
Deuteronomy 15:12–14

Las personas en servidumbre, debían ser liberadas al cumplir su sexto año de servicio; no tenía que coincidir este tiempo con el año Sh’mittah. Pero para el año de Jubileo, si era obligatorio librar a todos, aunque hubiera entrado en servidumbre poco tiempo antes.

En todo caso, la persona liberada debería salir con una provisión suficiente para iniciar una nueva vida. La razón era que la persona había servido el doble de tiempo de lo que lo hacía un jornalero contratado por días. Quien era siervo, estaba todo el tiempo a disposición de su señor, día y noche; mientras que el jornalero solo lo estaba durante el día o jornada de trabajo. Entonces el señor de esa persona, debía compensarle por el tiempo de servicio, de manera generosa.

De nuevo “los sabios“, determinaron que la cantidad de 30 shekels era suficiente para cumplir con este mandamiento, basándose en Éxodo 21:32 que determinaba el valor de un siervo. (1 shekel = 11.4 gramos de plata).

El destino de los primogénitos

Dedicarás a Yehováh tu Dios todo primerizo macho nacido de tu vacada y de tu rebaño. No te sirvas del primerizo de tu vacada, ni trasquiles el primerizo de tu rebaño. Deuteronomy 15:19

Los primogénitos de los animales limpios pertenecen a Yehováh. Si era sin defecto debía ser consumido por el oferente en Yerushalayim; pero si tenía defecto alguno, podía ser comido en casa; el único requisito: derramar su sangre como aguas.

Déjanos tu comentario