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Devarim 16:1-22 | Shofetim

Parashá Trienal – Devarim 16:1-22

Nombre de la Parashá: Shofetim – Jueces

Lecturas Complementarias: 1 Samuel 8:1 | Juan 5:1-47

Las Fiestas de Yehováh

Las Fiestas de Primavera: Pesaj – Pascua, Matzot – Panes sin Levadura, Bikkurim – Primeros Frutos y Shavuot – Pentecostés, son memoriales respecto a la obra de Yeshúa en su primera venida; mientras que las Fiestas de Otoño: Yom Teruáh -Día de las Trompetas, Yom Kippur – Día de la Expiación y Sukkot – Tabernáculos son sombras de cosas aún por suceder, y que iremos entendiendo mejor en la medida que las practicamos.

Estas Festividades no pertenecen a los judíos, como muchos afirman; lo que ha sucedido hasta ahora, es que solamente ellos las han estado celebrando; pero habiendo sido nosotros injertados en Yisrael, ¿por qué hemos de negarnos la bendición de practicarlas?

Para información más detallada: Las Fiestas de Yehováh

El sistema judicial de Yehováh

En todas las ciudades que Yehováh tu Dios te dé para tus tribus, pondrás jueces y oficiales, y juzgarán al pueblo con juicio recto. No torcerás el juicio, no reconocerás rostros ni recibirás soborno, porque el soborno ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos. La justicia, sólo la justicia seguirás, para que vivas y poseas la tierra que Yehováh tu Dios te da. Deuteronomy 16:18–20

Los jueces deberían establecerse en todas las ciudades; esto dio pie a un sistema judicial que se iría desarrollando con el tiempo, en la medida que se detallaban las aplicaciones de la Toráh en cada circunstancia.

Así había jueces, luego pequeños sanhedrines o cortes locales (beit din), y luego el Gran Sanhedrín, equivalente a lo que hoy llamamos la Corte Suprema de un país, con responsabilidades similares: Interpretar la Toráh y hacer jurisprudencia.

El “Pequeño Sanhedrin” estaba compuesto por tres jueces, mientras que el “Gran Sanhedrín” contaba con setenta y uno. Obviamente este mandamiento es para el pueblo de Yisrael mientras habitara en su respectiva tierra.

Cuando los apóstoles nombraron ancianos o líderes en las congregaciones, estaban siguiendo el modelo de la sinagoga conocido por ellos. Sobre esto habla Shaúl (Pablo) ampliamente en sus cartas y expresa su desacuerdo respecto a que los miembros de la comunidad natsarim acudiera a las cortes romanas para resolver sus disputas.

La base para poseer la tierra

La justicia, sólo la justicia seguirás, para que vivas y poseas la tierra que Yehováh tu Dios te da.  Devarim (Deuteronomio) 16:20

Justicia, es la expectación de Yehováh en el comportamiento de sus hijos. Para tal efecto ordenó nombrar jueces y oficiales.  Los primeros con la responsabilidad de gobernar de acuerdo a los parámetros dados por la Toráh. Los segundos tendrían la responsabilidad de aplicar las decisiones de los jueces y además estarían circulando por el mercado y las calles para hacer cumplir los estándares de honestidad – eran algo parecido a la policía que conocemos hoy.

Observemos la importancia de no comprometer, bajo ninguna circunstancia el juicio justo. El soborno, ya practicado entonces, no se debía aceptar porque tuerce el derecho. Hoy ha cambiado su nombre a “lobby” y los grandes empresarios e interesados emplean enormes sumas de dinero para influenciar las decisiones de los senadores encargados de aprobar nuevas leyes que están muy lejos de ser justas.

No en vano en USA hay más de 4.2 millones de leyes! La mayoría de ellas producidas de ésta manera. Hubiera sido más fácil, enseñar la Toráh desde los hogares y las escuelas, al fin y al cabo solo son alrededor de 613 mandamientos, y no todos aplicables a cada individuo.

La justicia es la esencia de la prosperidad.  Su ausencia, el caos y la destrucción, que es lo que se aproxima sobre el mundo: un juicio del Legislador Soberano debido a la injusticia de los hombres.

Conexión del árbol de navidad

No plantarás para ti Asera, de ninguna clase de árbol junto al altar de Yehováh tu Dios, que harás para ti, ni te erigirás estatua: cosas que Yehováh tu Dios aborrece. Devarim 16:21-22

Los vs. 21 y 22 advierten sobre NO USAR ningún árbol sagrado junto al “altar que hagas para Yehováh”. Dirás: pero en mi casa no hay altares! Busquemos el espíritu del mandamiento: Si los árboles, de cualquier clase, son abominación cerca del altar, ¿por qué no habrían de serlo cuando los usamos como símbolos de celebraciones de claro origen pagano? Es igual aunque los consideremos de otra forma en nuestro corazón. El argumento: “Dios sabe que lo hago con buena intención”, no cuenta. Es mejor obedecer.

Devarim 17:7 nos revela que Yehováh conocía de antemano las inclinaciones del corazón de su pueblo. Por eso advierte de los procedimientos a seguir en caso de hallar a alguien que hubiese transgredido el pacto celebrado con Él. La pena capital erradicaría de raíz la maldad del pueblo. Notemos la insistencia en obrar con suma justicia, siendo indispensable verificar previamente los hechos con dos testigos por lo menos.

Este fue el caso de lo que pretendieron hacer con Yeshúa. Nos narran los Evangelios que los sacerdotes, desobedeciendo la Toráh, consiguieron testigos falsos que lo acusaran para poder sentenciarlo a muerte, y aún así, tales testigos no pudieron ponerse de acuerdo y fallaron. Fue hasta cuando Yeshúa mismo habló que los sacerdotes hicieron su juicio: “ya no tenemos necesidad de testigos! Él mismo ha hablado.”  Y así se celebró el juicio más injusto de la historia: Condenar a una persona, acusada de ser ella misma, es decir por su identidad, mas no por haber cometido delito alguno.

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