Parashá Trienal – Shemot (Éxodo) 26:31 – 27:19
Nombre de la parashá: Parókhet – Una cortina
Lecturas Complementarias: Ezequiel 16:10 – 19 | Hebreos 8:1-6
Las Cortinas
Haz una cortina de púrpura, carmesí, escarlata y lino fino, con querubines artísticamente bordados en ella. Exodo 26.31
Una cortina adornada con querubines dividía el Kadosh (Santo) del Kadosh Kadoshim (Lugar Santísimo). Este último era un cubo perfecto de 10 codos (4.50 mts.) de lado e igual altura, lo que nos recuerda las dimensiones de la Nueva Yerushaláyim que según el libro de Revelaciones, será un cubo perfecto de 12.000 estadios (2.160 Kms) de lado e igual altura.
Las cortinas estaban hechas de lino torcido además de un material azul y otro escarlata; los encargados entonces hilaban seis hebras de cada material y los trenzaban para formar un solo hilo; entonces trenzaban cuatro de estos hilos para tener en total 24 hebras trenzadas. Con este hilo grueso tejían las cortinas. Los artesanos hilaban el lino y los tres colores de lana juntos. A continuación ls imágenes de los querubines iban siendo tejidas para que aparecieran por los dos lados de la cortina.
Cuando las cuatro cortinas de 28 codos (14 metros aproximadamente) fueron unidas en grupos de a cinco, el tamaño de cada juego de cortinas era de un total de 20 (10 mts. aprox.) x 28 codos.
El Altar
En el oriente, el altar era considerado un punto de contacto entre la esfera de lo terrenal y lo divino. Así quien deseaba estar en contacto con una deidad, acudía a un altar a ofrecer sacrificios, era una creencia común que quien tocaba un altar quedaba santificado por tal acción, aunque fuera temporalmente.
La Casa de Yehováh tenía dos altares: Uno para presentar ofrendas de humo ascendente (holocaustos u ofrendas quemadas) y otro para quemar incienso. El primero estaba fuera del Tabernáculo, y el segundo se hallaba dentro del Lugar Kadosh. El altar de las ofrendas de humo ascendente, era de bronce (más probablemente de cobre, pues el bronce es una aleación que era muy improbable que el pueblo pudiera efectuar en las condiciones en que estaban. Este altar tenía en sus esquinas unos cuernos, en los cuales se vertía la sangre de los sacrificios, aunque en otras ocasiones se rociaba sobre el altar, en todo caso la sangre era para proveer perdón o expiación por las culpas del oferente. Levítico 17.11
Tengamos en cuenta que este altar era portátil dadas las condiciones de Yisrael, viajando por el desierto; pero cuando el rey Shlomo construyó la Casa De Yehováh en Yerushalayim, las dimensiones fueron significativamente mayores.