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Bereshit 20:1-18 | Vayisá misham

Parashá Trienal – Bereshit (Génesis) 20:1-18

Nombre de la Parashá: Vayisá misham – Partió de allí

Lecturas Complementarias: 

Una cosa sorprendente en el relato de este capítulo, es la repetición del argumento utilizado por Avraham respecto a Sarah cuando descendió a Mitsráyim. Digo sorprendente, porque entonces hubo varias lecciones claras al respecto: Yehováh había estado a cargo, había demostrado Su protección a Avraham, y posteriormente le había ratificado el pacto. Entonces resulta desalentador que en este momento, luego de haber tenido otro encuentro reciente con Yehováh, cuando Sarah ya se hallaba embarazada de Yitsjak y cuando la soberanía de Yehováh había sido incuestionable, nuestro padre Avraham manifieste tal comportamiento. No deja de ser desagradable, el hecho de que Avraham como esposo no se esforzara por proteger la integridad de su esposa embarazada; pareciera más bien que con tal de salvar su pellejo, estaba dispuesto a cederla si fuera necesario.

Los efectos de estar en un pacto con Yehováh

¿Qué es lo que hace que Yehováh proteja a Avraham a pesar de haber cometido tal error? La única respuesta es el pacto que había hecho con él, mediante el cual se halla comprometido hasta hoy.

En cierto sentido, el problema de las “mentirillas” de Avraham, es algo que Yehováh deberá resolver con él “en casa”, como lo hace un padre para arreglar los problemas de sus hijos, los cuales no son ventilados en público. Pero como este es un asunto con alguien de “afuera de la familia”, Yehováh interviene poniendo la cara por su hijo y protegiéndolo en virtud de la promesa que le ha hecho.

Por su parte, Abimelec actuó en inocencia; pero aún así era culpable de transgresión, por cuanto el agredido estaba bajo pacto con Yehováh. Entonces, meterse en un problema con alguien que está bajo pacto con Yehováh, es un problema con Yehováh. Por eso la única manera de evitar que el castigo ya aplicado sobre la casa de Abimelec siguiera teniendo efecto, era que Avraham intercediera por él; en otras palabras que le expresara su perdón.

Tal parece que el universo de Yehováh está establecido sobre la base de leyes de acción-reacción que simplemente se ejecutan tan pronto los hombres actuamos de una manera determinada.

Ahora bien, si no estamos en pacto con Yehováh, Él tampoco lo está con nosotros. No quiero decir que Él no atienda a las oraciones de quienes no están en pacto; más bien en cierto sentido, diría que es optativo de Su parte responder peticiones de aquellos que no están en pacto con Él, y a pesar de que muchas veces lo hace, demostrando así su gracia y misericordia, eso no significa que Él esté comprometido con ellos, como sí lo está con quienes estamos en pacto con Él. Cosa muy diferente sucede cuando alguien que está en pacto clama a Él, porque tal persona, puede tener la certeza de que responderá, puesto que…

Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? … Él dio bendición, y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Ya’akov, ni ha visto perversidad en Yisrael. Yehováh su Dios está con él, y júbilo de rey en él. Números 23.19-21

Observa lo maravillosas que son estas palabras salidas de boca de Bilam. ¿No había mancha en Yisrael? A nuestro ojos, ¡por supuesto que sí!; el camino por el desierto había sido una sucesión de actos de rebeldía y desobediencia. Sin embargo, de nuevo, “ese es un asunto que se trata en familia”, por lo cual ni Balak, ni Bilam tenían porqué intervenir. Para entonces Yisrael estaba en pacto con Yehováh ¡desde Avraham! y por eso Él cumple su parte del pacto protegiendo a Yisrael, la descendencia de Avraham, de las maldiciones que pretendía proferir Bilam.

Importancia de ser conscientes del Pacto

Manifestar inteligentemente que entramos en pacto con Él, es lo que nos pone bajo Su protección, pero a la vez nos hace responsables de cumplir nuestra parte: La obediencia a sus instrucciones. Ver Génesis 18.19

No hay tal, como que: Una vez salvo, ¡siempre salvo! Hemos recibido una salvación que debemos cuidar, tal como se expresa claramente en los siguientes versos:

…¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? Hebreos 2.3

…ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor Filipenses 2.12

Nuestra parte del Pacto es permanecer fieles a la Toráh que nos ha sido dada, tal como lo hizo Avraham:

Porque lo he escogido para que instruya a sus hijos y a su casa y a sus sucesores a mantenerse en el camino de Yehováh practicando justicia y derecho, para que cumpla Yehováh sobre Abraham todo cuanto ha predicho acerca de él. Génesis 18.19

Observa entonces que para que Yehováh pueda cumplir todo cuanto ha dicho acerca de Avraham, es necesario que este cumpla con todo aquello a lo que se ha comprometido.

Ahora, analicemos lo que sucede en torno a Abimelec, una persona que no está en pacto. Cuando este hombre tuvo la intención de tomar a Sarah, desató sobre sí y los que estaban a su cuidado, una serie de consecuencias.

No sabemos cuánto tiempo pasó desde que Sarah fue llevada a su casa; parece que fueron algunas semanas. Quizás era necesario que ella pasara a través de algún ritual de preparación o purificación para ser esposa del rey, lo cual permitió el tiempo para que toda matriz fuese cerrada en la casa de Abimelec.

Así fue que, una vez cometida la falta por parte de este personaje, así hubiera sido “en inocencia” como bien lo manifestó, la consecuencia o juicio, se ejecutó. ¡Abimelec ni siquiera había tocado a Sarah! Pero la esterilidad ya era una realidad en las casas del pueblo del rey. Esto es una muestra de cómo está organizado el Reino de los Cielos: Acción – reacción. Pecado – consecuencia (juicio). Abimelec ni siquiera se había enterado del juicio que ya había caído en su casa.

¿Por qué Yehováh trajo el juicio siendo que Abimelec no había cometido pecado… todavía? Yeshúa nos habla en el sermón de la montaña, que las intenciones del corazón son la semilla del pecado. De hecho respecto al adulterio afirma que basta codiciar a una mujer en el corazón, para adulterar con ella. Entonces una cosa es la intención y otra es la consumación del pecado. Jacobo en su carta dice que hay todo un proceso para llegar a pecar:

  1. Tentación,
  2. Reacción de la pasión desordenada, y
  3. La unión de las dos concibe y da a luz el pecado.

…cada uno es tentado cuando es atraído y seducido por su propia pasión desordenada. Entonces la pasión, después que ha concebido, engendra el pecado, y el pecado, ya desarrollado, da a luz la muerte. Ya`akov (Santiago) 1:14-15

Entonces para Abimelec, una vez que tuvo la intención de acostarse con Sarah, era solo cuestión de tiempo consumar el pecado que ocasionó el juicio. Pero de nuevo aquí también, podemos ver la gracia de nuestro Padre en favor de una persona que no está en pacto, pero que actúa en rectitud; pues Yehováh se le aparece en sueños y le da instrucciones para resolver el problema.

¿Por qué era necesaria la oración de Avraham?

De nuevo aprendemos otro aspecto de cómo operan los pactos: Yehováh respeta nuestras decisiones. Él no podía pasarle por encima a Avraham para quitar el juicio que por su causa había venido sobre Abimelec. Por eso la instrucción de pedir a Avraham, quien era profeta, que orara por él; si lo hacía significaría que no había asunto pendiente que Yehováh tuviera “que cobrar” al infractor. Así entonces después de la oración de Avraham, Abimelec y su pueblo fueron restaurados.

La gran lección: Si nos mantenemos dentro del Pacto que hemos hecho con Yehováh, Él se encargará de protegernos, aún a pesar de nuestros errores, cuando el mal se acerque a nosotros.

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