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Parashá Anual – Génesis 41:1 – 44:17
Nombre de la Parashá: Miketz – Al final de.. | Génesis 41:1 – 44:17
Lecturas Complementarias: Zacarías 2:10 – 4:7 | Juan 10:22-28
¿Soñar, no cuesta nada?
El relato de esta semana inicia con los sueños de Paroh (Faraón), que son de un claro origen divino y que tenían no solo el propósito de anunciar lo que sucedería en los años siguientes, sino también el de sacar a la luz a Yosef para preparar la siguiente etapa del plan de Yehováh para su pueblo.
El texto hebreo dice que Paroh, en su sueño, estaba sobre el río; no como dicen nuestras traducciones: junto al Nilo. ¿Cuál es la diferencia? El Paroh (Faraón), al igual que su pueblo, idolatraba el río Hayor (Nilo), porque era considerado su principal fuente de sustento. Sin embargo la forma en que Paroh se relaciona con su dios, aún en el sueño, es irrespetuosa y pone de manifiesto el concepto que los egipcios tenían de sus deidades: les rendían culto mientras las utilizaban para su beneficio propio.
En contraste, Yosef, se declara como una persona bajo la autoridad de Yehováh:
Yosef respondió a Paroh (Faraón) diciendo: No es mérito mío, es Elohim quien dará a Paroh respuesta satisfactoria. Génesis 41:16
Habiendo estado preso tantos años injustamente, Yosef podría haber aprovechado la oportunidad para promoverse a sí mismo. Sin embargo había aprendido de Ya`akov, su padre, que Yehováh está sobre él y cualquier otro ser humano.
Propuestas osadas
Otro aspecto relevante en la lectura de hoy, es la osadía de Yosef al proponer de una vez la solución al problema planteado por el sueño, sin que se lo hubieran pedido ni autorizado. Vs. 33 y siguientes.
Como esclavo, no le era permitido hablar más allá de lo que se le ordenó: interpretar el sueño. Pero Yosef se lanza en un discurso atrevido diciéndole a Paroh lo que tenía que hacer. ¿No te parece descabellado? ¿Fue su recurso desesperado para cambiar su injusta, cruel y amarga situación? Lo cierto es que Yehováh le respaldó e inclinó el corazón de Paroh para, más que restaurarlo, promoverlo como la segunda autoridad en el reino; es lo que llamaríamos hoy: ¡un ascenso meteórico! Esa clase de éxito solo lo otorga Yehováh de acuerdo a sus propósitos y solo sucede con personas vacías de intereses egoístas.
Los hermanos de Yosef
Ahora la narración nos lleva a observar cómo la relación de Yosef con sus hermanos cambia radicalmente, de lo que fue 16 años atrás. No aparece ni el más mínimo indicio de un deseo de revancha o venganza. Más bien, prudentemente Yosef maneja la situación, incluso usando un intérprete para relacionarse con ellos. Lo cierto es que los hermanos de Yosef debían aprender una lección y mostrar su madurez frente a los desafíos que ahora enfrentarían ante este “duro señor” de Mitsráyim (Egipto).
La actitud que más resalta es la de Yahudáh, quien, ante el problema al final de la segunda visita a Mitsráyim, toma la representación del grupo y habla a Yosef (Génesis 44:16 y siguientes), tratando de negociar ofreciendo su vida a cambio de la de su hermano menor, Binyamín (Benjamín), cosa que no sucedió cuando, por iniciativa suya, Yosef fue vendido a los mercaderes aquella tarde en Kenaán (Génesis 37:26-27).
Janucá y la prueba de Yosef
¿Hay alguna relación? bueno, sabemos que Jánuca se celebra durante los mismos días en que usualmente hacemos esta lectura. Si bien Jánuca se origina muchos siglos después, podemos hallar que Yosef fue capaz de sobreponerse a la adversidad y a los justificados sentimientos personales que pudo haber desarrollado en retaliación por lo que había sufrido a manos de sus hermanos.
Solamente una persona que haya hecho una “dedicación” – Janucá, a Yehováh y a la Verdad está capacitada para enfrentar cualquier ejército, sea de pasiones, de circunstancias adversas, o de guerreros como lo hicieron los Macabeos.
Dedicación es la clave. Una vez que nuestras vidas están dedicadas a Yehováh, hemos resuelto de una vez, muchas decisiones que aparecerán por el camino; porque si las opciones que se nos presentan no se alinean con Él y Su voluntad revelada, ni siquiera hay que considerarlas.
Esa es la historia de Yosef. Una persona que decidió ser congruente con la Verdad que conoció de labios de su padre Ya`akov. Así cuando la mujer de Potifar se le ofreció, la decisión ya había sido tomada desde tiempo atrás y su NO, fue rotundo; ni siquiera hubo vacilación, aunque esto le costo varios años de injusta prisión.
¿Y Tú, cómo consideras a ‘ELOHIM?
Hemos heredado de la cultura griega el concepto de que los dioses están a nuestro servicio, porque cada quien se cree ser “el centro del Universo” y todo existe para satisfacer sus propias necesidades. Así pensaba también Paroh, por eso se vio parado sobre el río, y así piensan muchos hoy: “Dios es un recurso al que se puede acudir en momentos de necesidad, para demandar el cumplimiento de sus promesas a mi favor”. Las oraciones de muchos hermanos expresan este sentir; prácticamente le “ordenan” a su dios que actúe en su favor.
En lugar de esto, podemos aprender del pensamiento hebreo-bíblico, que Yehováh es absolutamente Soberano, por cuanto es el Creador y Sustentador de nuestra vida y del Universo. Por tanto al acercarnos a Él es necesario reconocerle como tal, para ponernos bajo Su autoridad con respeto y temor reverente.
Agradeciendo lo bueno y lo malo
Una prueba provista por Yehováh, puede ser dolorosa y difícil de entender. Pero si el resultado hace mejor a la persona, podemos concluir que la prueba fue buena. Un médico al operar, algunas veces deberá romper huesos para alcanzar órganos vitales que necesitan ser tratados; pero el resultado final lo justifica.
Si no cayeras, no podrías levantarte; si no hubiese tiempos de oscuridad, no apreciarías la luz. Por eso debemos celebrar y agradecer no solo las cosas buenas, sino también las desgracias y el sufrimiento que las acompañan.
Aplicación Práctica
Considera tu dedicación
Nuestra incapacidad de percibir la mano divina en nuestros sufrimientos o pruebas, es el resultado de una perspectiva limitada y terrenal. Necesitamos levantar la mirada para enfocarnos hacia lo eterno, hacia lo trascendental. El sistema en que vivimos nos presiona a mantenernos afanados todo el tiempo, por obtener, por asegurar, por prevenir, por proteger, por almacenar. Pero Yehováh y Yeshúa nos dicen:
no os preocupéis por el día de mañana… bástele a cada día su propio mal…
y
…danos hoy nuestro pan de cada día…
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