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La Verdadera Riqueza

Ya’akov (Jacob) vio a su hermano Esav (Esaú) por primera vez después de muchos años de esconderse de él. Durante la juventud, Esav se había enojado con Ya’akov porque pensó que éste le había robado su primogenitura. Ahora, Ya’akov quería darle a Esav algunos animales de su rebaño como ofrenda de paz, pero Esav no aceptó y le dijo:

Yo tengo abundancia, hermano mío, sea para ti lo que es tuyo. Pero Ya’akov dijo: ¡No, por favor! Si he hallado ahora gracia delante de tus ojos, toma el presente de mi mano, pues he visto tu rostro benévolo, y es como ver el rostro de ’Elohim. Acepta, te ruego, mi presente que fue traído para ti, pues ’Elohim me ha favorecido, porque yo  lo tengo todo. Y le rogó con insistencia, y él lo aceptó. 
Génesis 33:9-11

Una lección de vida

Hay un mundo de diferencia entre lo que Esav quiso decir cuando declaró que tenía “en abundancia” y lo que Yaaqov quiso decir cuando declaró que tenía “todo”. Esaú, un hombre egoísta, preocupado sólo de sus posesiones materiales, proclamó “Tengo en abundancia”, porque “abundancia” es algo cuantitativo. Sus posesiones materiales son lo que él consideraba ‘su patrimonio neto’. Si alguna vez él perdía la mayoría de sus posesiones, entonces ya no tendría nada.

Ya’akov, sin embargo, que estaba con toda su familia reunida, declaró con orgullo: “Yo tengo todo”. Nuestras posesiones más valiosas y apreciadas siempre serán las que el dinero no puede comprar – nuestras vidas, nuestra salud, nuestras familias. Durante miles de años, los hombres más sabios han predicado esta verdad. Entonces, ¿por qué es tan difícil para nosotros aceptarlo?

Si hablas con personas mayores y les pides que miren hacia atrás en sus vidas, ellos tristemente hablarán acerca de cómo deberían haber pasado más tiempo con sus familias, cuidado mejor de sí mismos, y de cómo deberían haberse centrado menos en sus negocios. De hecho, no existe una sola lápida en el mundo que hable acerca de cómo el difunto alcanzó gran éxito en los negocios, los bienes raíces o los deportes. Por el contrario, las lápidas siempre proclaman las virtudes que el fallecido poseía como abuelo, padre, hermano o cónyuge; pero si no las hubo, están vacías de comentarios y solo tienen el nombre del difunto.

Y esta es la paradoja más irónica del mundo. Mientras que la sociedad y los medios de comunicación alaban y elogian a los que alcanzan el éxito empresarial o personal, cuando mueres, esta no es la manera en que eres juzgado – ni por el hombre ni por Yehováh.

El éxito monetario y el éxito profesional son cosas maravillosas. Todos fuimos diseñados para alcanzar la grandeza y debemos esforzarnos para tener éxito y crecer en muchos aspectos de nuestras vidas. Pero son las cosas de valor incalculable las que generalmente damos por sentado y nunca apreciamos hasta que, Dios no lo quiera, ya no las tenemos o nos enfrentamos al temor de perderlas.

Esta es la razón por la cual Ya’akov sabía que “tenía todo”. ¿Existe acaso un millonario agonizante que no estaría dispuesto a renunciar a toda su fortuna con tal de vivir un año extra de vida? ¿O tan sólo una semana? ¿Te gustaría cambiar de lugar con él? ¡Por supuesto que no! Sin embargo, millones de personas completamente sanas, llenas de energía, deciden llevar vidas tristes y miserables.

Por lo general, estas personas se concentran en las mismas cosas que Esav. La idea de riqueza que ellos tienen, es exactamente lo que los zombis de la sociedad y los medios de comunicación han definido y establecido. Por lo tanto, en vez de apreciar y valorar la enorme cantidad de riqueza verdadera que constantemente los rodea, optan por enfocarse en las oportunidades perdidas, en las cosas que no tienen y en todas las posesiones materiales que añoran.

Si piensas en “lo que tienes”, en los mismos términos que Esav lo hizo, entonces, ciertamente tendrás una vida llena de frustración, decepción e infelicidad. Pero si entiendes lo que dijo Yaaqov y piensas en todas las cosas de incalculable valor que tienes en tu vida, entonces, te despertarás cada mañana con confianza, sabiendo que realmente “tienes todo”.


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