Parashá Trienal – Bemidbar (Números) 10:1-36
Nombre de la Parashá: Jatsotserah – Trompetas
Lecturas Complementarias: Isaías 27:7-13 | Apocalipsis 8:1-6
Yehováh habló a Moshé, diciendo: Hazte dos trompetas de plata. Las harás labradas a martillo, y te servirán para convocar a la asamblea y dar la señal de mover los campamentos.
Números 10:1-2
Yehováh ordenó elaborar dos trompetas con el propósito de dar instrucciones al pueblo según fuera la ocasión:
- Convocar a la asamblea a las puertas del Miskán (Tabernáculo), cuando las dos fueran tocadas simultáneamente.
- Reunir a los jefes cabeza de familia, con el toque de una sola de ellas.
- Mobilizar los campamentos al toque de alarma.
Los hijos de Aarón, los cohanim (sacerdotes), tocarán las trompetas que serán para vosotros estatuto perpetuo en vuestras generaciones. Números 10:8
Los encargados de hacerlas sonar, serían solamente los Kohanim (Sacerdotes), por estatuto perpetuo. No es el caso del toque del shofar que puede ser tocado por cualquier persona.
El verso 9 nos dice que al toque de las trompetas, mientras el pueblo estuviera en guerra o cuando fuera atacado, Yehováh haría memoria de su pueblo y lo salvaría de sus enemigos; en otras palabras el sonido de las trompetas parece “recordar” a nuestro Padre su compromiso que tiene pactado con la descendencia de Abraham, Yitsjak y Yaakov. Ahora bien, no se trata de que Yehováh pierda la memoria; es más bien una manera de hacerle recordar al pueblo que no están solos y que al toque de las trompetas, su Elohim actuaría en favor de ellos; se trataba entonces, de que no pusieran su confianza en sí mismos.
Las trompetas también debían ser tocadas en las Fiestas de Yehováh, en los días de regocijo, al iniciar los meses, al presentar los holocaustos, y los sacrificios de las ofrendas de paz.
En los tiempos del segundo Templo, las trompetas también eran tocadas al abrir sus puertas cada día, a la caída del Shabbath, al comienzo de los días kadoshim (santos), al hacer las libaciones del agua durante Sukkot y otros eventos significativos en el Templo.
Es importante recalcar que el uso de las trompetas está limitado a los koanim en tales circunstancias especiales, mientras que los shofaroth (plural de shofar), pueden ser utilizados por cualquier miembro del pueblo.
En la actualidad el toque del shofar se ha convertido en algo curioso, tanto en asambleas mesiánicas como también en iglesias cristianas que pretenden innovar sus cultos haciéndolos más atrayentes con tal sonido; pero vale la pena decir, que el uso frecuente del shofar, sin una razón válida, hace que pierda relevancia y se convierta en algo de uso común, cuando en realidad debería ser un instrumento utilizado para ocasiones importantes, como lo eran las trompetas.
Partiendo, pero ordenadamente
Las trompetas de plata, debieron causar una muy favorable impresión en el pueblo, porque no solo eran vistosas y su sonido imponente a la vez que elegante y marcial, sino que comunicaban una sensación de organización y de un pueblo ordenado. Esto debió ser una gran contraste con lo que fue la salida de Mitsrayim (Egipto) un año atrás, cuando la multitud partió desordenada y presurosa en busca de su libertad.
Ahora iban organizados por tribus, liderados con estandartes, con líderes de las tribus perfectamente visibles, en un orden determinado por Yehováh mismo, y llevando en medio de tal desfile el Mishkán y todos sus utensilios, los símbolos de la presencia de Yehováh; y como si todo esto fuera poco, iban dirigidos por una nube durante el día o por una columna de fuego durante la noche.
Los estandartes de las Doce Tribus
Existen múltiples versiones de estos símbolos, pero estos los proveemos a manera de información general nada más.
El resto del capítulo 10, nos describe el orden de marcha, con Yahudáh y su grupo a la cabeza y Dan y su grupo en la retaguardia. Partieron del Sinay el 20 del Segundo mes del segundo año desde su salida de Mitsrayim, cinco días después del segundo Pesaj.
Ahora, durante su primera jornada que fue solo de tres días, marchaban como un ejército muy bien organizado y el Arca del Pacto iba en medio de ellos. Era el Arca la que los lideraba en la batallas; y a su partida Moshé exclamaba:
¡Levántate, oh Yehováh!
¡Sean dispersados tus enemigos,
Y huyan de Ti los que te aborrecen!
Y así mismo cuando el Arca reposaba decía:
¡Vuélvete, oh Yehováh,
A los millares de los millares de Israel!
La invitación a Hobab
El libro de los Jueces nos dice:
Entonces los hijos del keyny, (los kenitas) suegro de Moshé, subieron juntamente con los hijos de Yahudáh, de la Ciudad de las Palmas al desierto de Yahudáh, que está al sur de Arad. Y así fueron y habitaron con el pueblo. Jueces 1:16
Tal parece que los descendientes de Jetro, suegro de Moshé, habitaron con el pueblo de Yisrael una vez entraron en la Tierra Prometida. Jael la heroína de Jueces 4, habitaba en el norte y Shaúl posteriormente interactuó con ellos al igual que David.
No deja de resultar curiosa la invitación de Moshé a este hombre, cuñado suyo, para que los “guiara” por el desierto; pues inmediatamente pensamos: “¿Acaso no iban la nube y la columna de fuego, guiándo al pueblo? Entonces, ¿para qué un guía humano?” Incluso nos atreveríamos a interpretar esto como debilidad o falta de fe de Moshé. Pero si recordamos que él ya había recibido la promesa de la presencia de Yehováh durante la jornada, debemos considerar otra interpretación de este hecho.
Primeramente, no olvidemos nunca, que todo plan de Yehováh nos involucra como seres humanos, y que Él no va a realizar aquellas que nosotros podemos hacer. Con esto en mente, efectivamente, la presencia de un hombre como este, que se había criado en ese desierto, podría aportar información muy valiosa para el pueblo en términos de los recursos necesarios para una jornada como esa que tenían por delante. Recordemos que en este punto, la idea era viajar y arribar a la Tierra Prometida en algunas semanas nada más. Así que, alguien que conociera sobre fuentes cercanas de agua, o de poblaciones o de peligros naturales, o de cualquiera otra cosa, podría ser de gran ayuda. Sí; la nube los guiaba en términos generales, pero los detalles eran responsabilidad del pueblo.
Entonces, la posterior presencia de los kenitas morando en medio de Yisrael, sugiere que la invitación fue aceptada por Hobab, aunque, como lo dijimos antes, ellos se mantuvieron como extranjeros viviendo en medio de Yisrael .