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Levítico 9:1 – 11:47 Sh’mini

Parashá Anual – Levítico 9:1 – 11:47

Nombre de la Parashá – Sh’miní | Octavo

Lecturas Complementarias: Ezequiel 36:16-38 | Juan 47:47-56

El nombre: SH’MINÍ (Octavo), proviene de las primeras palabras de la porción. Mientras que Siete es el número que representa los propósitos sagrados y la santidad por lo cual se halla inmerso en la Creación, Ocho es el número de la trascendencia, simbolizando la habilidad de la humanidad para sobreponerse a las limitaciones de la existencia física.  En Hebreo este número representa PACTO(brit).

Aharón y sus hijos habían pasado siete días dentro de La Tienda de Reunión, lo cual debió ser un tiempo de instrucción y reflexión en vista de la gran responsabilidad que comenzarían a ejercer delante de Yehováh. Así, el capítulo 9 nos describe la iniciación de los rituales que incluyeron varios sacrificios por expiación propia y por el pueblo, concluyendo con la bendición de Aharón para el pueblo en el verso 22. 

En el verso 4 Moshé había anunciado que Yehováh aparecería al pueblo; así es que en los versos 23 y 24 se narra Su manifestación poderosa cuando de Su Presencia salió fuego que consumió toda la ofrenda quemándola junto con la grasa que había sobre el altar. Fue tal el espectáculo, que el pueblo grito de gozo y se postró sobre sus rostros. A continuación Aharón ejerció por primera vez su investidura sacerdotal para bendecir al pueblo en nombre de Yehováh. El pasaje no nos da detalles precisos de qué vieron ellos, pero si podemos concluir que no quedó duda en sus mentes de que habían percibido a Yehováh.

Una historia triste

Parece increíble que habiendo acabado de recibir claras instrucciones en cuanto a LA FORMA de servir y adorar al Padre Eterno, Nadab y Abiú, hijos del sumo sacerdote, y quienes estaban mejor instruidos al respecto, hubiesen cometido tan terrible falta.

Nos preguntamos: ¿Estarían borrachos? ¿Perdieron el juicio? Acababan de ver semejante manifestación de poder, y ahora con arrogancia se acercan a ofrecer fuego extraño, que Yehováh nunca les ordenó. Es probable que ante la reclusión de siete días, hubieran querido “celebrar” la terminación de su investidura y se hubieran “pasado de copas”. Lo cierto es que ahora su responsabilidad era mayor que antes de haber recibido tal autoridad; pero al parecer no eran del todo conscientes de ello.

Reflexionemos en este evento porque es de mucha importancia para la actualidad y observemos varios aspectos:

  1. Tanto Nadab como Abiú, eran sacerdotes.  Luego tenían “autoridad” para ofrecer incienso.
  2. Lo que hicieron no era inmoral; por el contrario, era algo que se suponedebía ser grato a Yehováh.
  3. Hasta donde sabemos no era una clase diferente de incienso lo que estaban ofreciendo.

Entonces, ¿en dónde estuvo su falla?

El mismo verso 1 nos da la respuesta:  Ofrecieron fuego extraño, que Yehováh  nunca les ordenó.

CUÁN DIFÍCIL ES OBEDECER!  Estamos llamados a regresar al punto donde se separó Adam de nuestro Padre Eterno; y ese punto es la obediencia perfecta. Yehováh no está buscando gente con “buenas intenciones” sino hijos obedientes. Está formando un pueblo que esté dispuesto a guardar Su Palabra, porque con ella va a gobernar esta Tierra rebelde, y esa obediencia ha de ser como la que modeló Yeshúa: COMPLETA Y PERFECTA.

El pasaje sigue narrando una situación que debió ser muy difícil para la familia de esos dos desventurados, incluido su padre Aharón.  Sus primos vinieron a retirar los cadáveres, porque Aharón se hubiera contaminado al tocarlos; y la instrucción fue clara:  No haréis duelo por ellos:

No desgreñéis vuestras cabezas ni rasguéis vuestros vestidos, así no moriréis ni se irritará (Yehováh) contra toda la asamblea.  Pero que vuestros hermanos, toda la casa de Yisrael, llore por el incendio que Yehováh encendió.  Levítico 10:6

A pesar de todo, Yehováh da instrucciones para que las consecuencias no sean peores. Ahora, nos cuesta trabajo entender por qué Yehováh no pasaba el asunto por alto y ya. Pero  cuando se trata de la justicia perfecta, no hay lugar para los desatinos y tampoco existen excepciones. De manera que si se hubiese permitido a la familia sacerdotal expresar lamentación por la muerte de estos dos hombres, hubiera quedado la impresión de que eso era más importante que obedecer y honrar a Yehováh lo cual no es correcto.

Ahora bien, según las instrucciones provistas enseguida por Yehováh en el verso 9 y siguientes, pareciera que lo que llevó a Nadab y Abiú a cometer tal pecado fue en efecto, el exceso de alcohol.

Levítico 11
Las instrucciones de Yehováh para una buena salud

Complemento de la Parashá Trienal

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