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Bemidbar (Números) 30:1 – 31:54 | Néder

Parashá Trienal – Bemidbar (Números) 30:1 – 31:54

Nombre de la Parashá: Néder – Un Voto

Lecturas Complementarias: Jeremías 4:1-4 | Mateo 5:33-37

Habló Moshé a los jefes de las tribus de los hijos de Yisrael, diciendo: Esta es la palabra que Yehováh ha ordenado: Cuando un hombre haga voto a Yehováh, o jure imponiéndose una promesa, no quebrantará su palabra. Todo lo que salga de su boca lo cumplirá. Números 30:1–2

Hacer voto o jurar, ¿no es lo mismo? En realidad existe una sutil diferencia. Hacer un voto está más ligado a lo que conocemos como hacer una promesa: “Dios mío, si me libras de este problema, voy de dejar esto o aquello.” ó: “Si el negocio me resulta, prometo ir a… Jerusalén, o al santuario tal o cual“. Un juramento en cambio, consiste en asegurar algo delante de una autoridad suprema, generalmente Dios mismo, para asegurar la credibilidad de lo que estamos afirmando.

Podríamos decir que un voto (נדר neder), es una clase de promesa mediante el cual una persona se “ata” a sí misma a hacer algo bueno, o a dejar de hacer algo malo si cierto asunto sucede. Mientras que un juramento (אסר issar) garantiza de manera absoluta la veracidad de lo que decimos o nuestro compromiso ineludible a cumplir un acuerdo o pacto, poniendo como testigo a Dios o a alguien o algo que lo representa:

¡Ay de vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada; pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. ¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? También decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la ofrenda que está sobre él, es deudor. ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? Pues el que jura por el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; y el que jura por el templo, jura por él, y por el que lo habita; y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él.
Mateo 23:16–22, RVR60

Entonces mientras en el voto hay cierto elemento condicional, en el juramento no existe condición alguna. Para más claridad sobre los votos, léase Levítico 27 y Números 6 acerca del voto nazareo.

Un voto puede hacerse con o sin juramento; mas cuando al hacer un voto se pone a Dios por testigo, este se vuelve ineludible; es decir el aspecto condicional desaparece para volverse algo absolutamente obligatorio. Por otro lado, recordemos que Yeshúa nos insta a cumplir toda palabra que salga de nuestros labios. Es decir, que un seguidor suyo no debería tener que apelar a juramentos de ninguna clase porque ha construido una credibilidad tal que cuando pronuncia algo, lo cumple siempre: 

Oísteis además que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino que cumplirás al Yehováh tus juramentos. Pero Yo os digo: No juréis de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Yehováh, ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies, ni hacia Jerusalem, porque es la ciudad del gran Rey; no jures ni por tu cabeza, pues no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí. No, no. Porque lo que es más de esto procede del mal.
Mateo 5:33–37

Claramente Yeshúa esta hablando aquí de juramentos – issar, mientras que la porción siguiente nos habla de votos – néder:

Cuando hagas algún voto a Yehováh tu Dios, no tardes en cumplirlo, porque ciertamente Yehováh tu Dios lo demandará de ti, y te será por pecado. Mas si te abstienes de formular votos, esto no será en ti pecado. Pero lo que salga de tus labios, lo guardarás y cumplirás, conforme prometiste a Yehováh tu Dios, pagando la ofrenda voluntaria que prometiste con tu boca.
Deuteronomio 23:21–23

¿Quién puede revocar un voto?

El resto del capítulo nos permite ver cómo nuestro Padre Yehováh, concibe el orden en la familia o el hogar. El padre de familia tiene una autoridad representativa de Yehováh que está incuestionablemente respaldada por Él. Como lo hemos discutido en otras ocasiones, no es solamente un asunto de organización; sino que mientras nos encontremos bajo autoridad, estamos protegidos. ¿De qué? Hay muchas influencias y seres que desconocemos y que pueden hacernos daño ya sea influenciándonos, ya manipulándonos, ya engañándonos, para obrar de maneras injustas y quedar por fuera del cerco de protección que nos provee la obediencia a las Instrucciones – Toráh de nuestro Padre.

De manera que cuando una mujer bajo autoridad ya sea del padre o del marido, hace un compromiso, este se halla sujeto a la aprobación sea explícita o tácita (cuando el varón se entera y calla) de quien está en autoridad sobre ella. Curiosamente no se menciona nada sobre los varones dependientes; es decir de quienes siendo menores de 20 años (edad en que eran enlistados para el ejército) aún vivían en dependencia de sus padres.

En el judaísmo, la noche anterior a Rosh Hashana y a Yom Kippur, se lleva a cabo una ceremonia llamada: Kol Nidrei. Durante tal ceremonia, una corte rabínica integrada por tres líderes o ancianos se reúne en la sinagoga para orar y liberar a la gente de votos que hayan hecho descuidada o inadvertidamente en el curso de ese año.

La guerra contra Madián

Dijo Yehováh a Moshé: «Haz que los yisraelitas tomen venganza de los madianitas. Luego irás a reunirte con tu parentela.» Números 31:1–2

Recordemos que Bilam (Balaam) ante la incapacidad de maldecir a Yisrael, determinó motivar a que por medio de las mujeres madianitas, los varones de yisrael fueran seducidos y llevados a prácticas idolátricas atrayendo sobre el pueblo la disciplina de Yehováh.

Esta fue la última misión de Moshé. Armó un ejército de 12.000 soldados – 1.000 de cada tribu, y los envió a ejecutar la venganza de Yehováh, (vs.3) no la suya.

Entonces dieron muerte a los cinco reyes madianitas, a quienes loa moabitas habían establecido para el control de sus dominios,  y junto con ellos a todos los varones madianitas; pero dejaron con vida a las mujeres y las llevaron cautivas cuando regresaron al campamento. También dieron muerte a Bilam que se hallaba en medio de los moabitas.

Moshé se disgustó por el asunto de haber dejado a la mujeres y sus niños con vida; así que ordenó que solo las mujeres vírgenes serían conservadas, pues su pensamiento era que estas no habían participado en la seducción de los varones yisraelitas; ellas serían consideradas siervas o esposas.

Tiempo de purificación

En cuanto a vosotros, acampad fuera del campamento durante siete días. Todos los que habéis matado a una persona, y cuantos habéis tocado un a cadáver, os purificaréis en el tercero y el séptimo día, así vosotros como vuestros prisioneros. Purificad también todo vestido, todo objeto de piel, toda obra de pelo de cabra y todo utensilio de madera. Y el sacerdote Eleazar dijo a los hombres del ejército que venían de la guerra: Este es el estatuto de la Ley que Yehováh ha ordenado a Moshé: Sólo el oro y la plata, el bronce, el hierro, el estaño y el plomo, todo lo que resiste al fuego, lo haréis pasar por fuego, y será puro. Sin embargo habrá de ser purificado con las aguas para la impureza, así todo lo que no resista al fuego, lo haréis pasar por el agua. El día séptimo lavaréis vuestros vestidos y seréis puros. Ya después podréis entrar en el campamento. Números 31:19–24

Los 12.000 regresaron ilesos. Se estableció a partir de entonces, que el botín adquirido sería repartido entre la gente en el campamento y quienes habían ido a la guerra, apartes iguales.

El ejército quiso ofrecer en gratitud una ofrenda en vista de que no habían perdido ni uno solo de sus soldados, mostrando así su reconocimiento de la protección de Yehováh. Entonces se realizó todo el respectivo proceso de purificación, tanto de los soldados, como de los objetos conforme a la Toráh, antes de poder ingresar al campamento.

Basándose en pasajes como este el judaísmo desarrolló muchas tradiciones y rituales con el propósito de purificar las vasijas, a lo que se hace referencia en Marcos 7:4.

Los versos restantes del capítulos nos describen meticulosamente cómo fue la repartición del botín, repartiendo las cosas según Yehováh dio instrucciones a Moshé. De nuevo llaman la atención las grandes cifras, porque nos es muy difícil imaginar tal cantidades de animales juntos y las implicaciones que había para su manejo; pero este es un asunto que esperamos un día nuestro Padre o nuestro Rey nos expliquen claramente.

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