Parashá Trienal – Bemidbar (Números) 12:1-16
Nombre de la Parashá: Kushita | La Cusita
Lecturas Complementarias: Isaías 59:1-21 | Juan 1:17-18
Murmuró Miriam con Aarón contra Moshé a causa de la mujer etíope que había tomado, pues él había tomado una mujer etíope. Dijeron: ¿Acaso solamente a través de Moshé habla Yehováh? ¿No ha hablado también por nosotros? Y Yehováh lo oyó. Números 12:1-2
Aquí tenemos un terrible ejemplo de una lengua sin control: lashón- hara. Miriam y Aarón murmuraron contra Moshé! Ellos que habían sido testigos de primera fila de todo lo que Yehováh había hecho por medio de su hermano menor, que conocían de primera mano las motivaciones de Moshé!
¿Obró equivocadamente Moshé al tomar una mujer de los descendientes de Cus? Es muy probable que Yehováh le haya guiado en esa decisión con un propósito desconocido, pues es imposible que a estas alturas, Moshé que se presentaba continuamente ante Yehováh y quien por causa de la necesidad de estar puro ritualmente frecuentemente debía abstenerse de relaciones con su propia esposa, hubiese tomado por mero capricho carnal, una mujer de los hijos de Kush (Cus) para tener relaciones con ella.
Si hubiera hecho mal, eso era algo que solamente Yehováh podía juzgar y tal parece que no lo hizo; sin embargo Miriam y Aarón sí se sintieron con la autoridad de hacerlo.
¿Quién era la mujer Kushita?
La Toráh no nos describe en detalle quién era esta mujer, ni la razón de Moshé para casarse con ella, y aquí entramos en el terreno de la especulación, o del uso de nuestra imaginación para completar la historia. Hay quienes proponen que ésta pudo haber sido una segunda esposa adquirida por Moshé; otros consideran que Séfora pudo haber sido divorciada de Moshé o quizás haber muerto.
Por su parte, el libro de Yashar (Jaser) nos narra a partir del capítulo 72, cómo Moshé, después de haber huido de Mitsrayim (Egipto), llegó a ser rey de Kush (actual Etiopía), y esto mucho antes de llegar a Madián:
Y Moshé reinó sobre los hijos de Kush en ese día, en lugar de Kikianus rey de Kush,
Yashar 72:42
Para un conocimiento completo de esta historia recomendamos leer los capítulos 72 al 77 del libro de Yashar (Jaser), donde la historia termina relatando el origen de la vara que utilizó Moshé durante el Éxodo y su matrimonio con Séfora.
Algunos comentaristas europeos, que se incomodan con el hecho de que Moshé se hubiera relacionado con una mujer de raza negra, reinterpretan el origen de Séfora y pretenden asegurar que la narración en la Toráh acerca de ella, corresponde a la mujer kushita.
Lo cierto es que no hay cómo probar ni lo uno, ni lo otro. ¿Pudo Yehováh haber guiado a Moshé a tomar esta mujer, simplemente para mostrar un cuadro o sombra de pueblos no hebreos entrando a formar parte de la comunidad de Yisrael? Todo es posible.
Moshé una figura del Mesías
Y aquel varón Moshé era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra.
Números 12:3
Este comentario de la Toráh, nos permite ver que no había justificación alguna para la crítica en que incurrieron Miriam y Aarón; pues siendo que Moshé tenía acceso privilegiado a Yehováh, nunca dio muestras de orgullo, o de ejercicio de poder o arrogancia, cosas todas comunes en quienes ostentan alguna clase de poder. Por lo contrario, Moshé, el primer redentor, se mostró siempre vacío de sí mismo, en total disposición a seguir las instrucciones de Yehováh, y en esto es una figura perfecta de Yeshúa, el segundo redentor, quien habría de mostrar la misma característica.
Categorías en el servicio a Yehováh
Y Él les dijo: Oíd ahora mis palabras: Si hay entre vosotros un profeta, Yo, Yehováh, en visión a él me revelo y en sueños le hablo. No ocurre así con mi siervo Moshé, que es fiel entre toda mi casa. Boca a boca hablo con él, en visión, pero sin enigmas, y él contempla la apariencia de Yehováh.
Números 12:6-8
Definamos primero el rol de un profeta. Alguien llamado a serlo, no era ni un adivinador, ni un clarividente del futuro, ni alguien a quien la gente podía consultar según su capricho para buscar información. El profeta era un apersona comisionada por Yehováh para llevar a cabo una tarea específica, que generalmente tenía que ver con instrucción, exhortación e invitación al arrepentimiento. El rol de profeta no es escogido por un individuo, sino que es recibido o asignado, algunas veces sin desearlo, como fue el caso de Moshé o de Yirmeyahu (Jeremías) quienes cuando fueron llamados se mostraron renuentes a aceptar tal responsabilidad porque se consideraban ineptos para tal cosa.
El profeta habla al pueblo en nombre de Yehováh; ha recibido la autoridad de Yehováh y pone su vida de por medio, como respaldo de que sus dichos o enseñanzas proceden realmente de lo alto.
No todos los llamados de los profetas sn iguales. La historia nos muestra en las Escrituras cómo unos hombres tuvieron ministerios mucho más trascendentales que otros; no que sus ministerios hayan sido de menos categoría, sino que los efectos de tales ministerios no fueron tan grandes y trascendentes como otros. Es el caso de Yonah (Jonás) vs. El ministerio de Yeshayahu (Isaías).
En la actualidad hay mucha confusión al respecto, porque cualquier persona que tiene una impresión, se autodeclara profeta y arranca a comunicar sus impresiones, buscando revestirlas de autoridad al hablar “en nombre” de Yehováh; pero tales individuos no pasan de ser adivinos o manipuladores, muchos de ellos para su propio provecho lamentablemente.
Moshé, Aarón y Miriam eran profetas, pero no podemos decir que Miriam y Aaron eran de la categoría de Moshé; ellos habían sido instrumentos de Yehováh en algún momento, a la manera que otros comúnmente lo habían sido. Pero el caso de Moshé era muy diferente:
Boca a boca hablo con él, en visión, pero sin enigmas, y él contempla la apariencia de Yehováh.
No hubo otro profeta como Moshé en la antigüedad. Estuvo por encima de los patriarcas y de cualquier otro:
…Pero no se ha levantado aún otro profeta en Yisrael semejante a Moshé, a quien Yehováh trataba cara a cara, Deuteronomio 34:10
Solo Yeshúa y solo él, sobrepasa el ministerio de Moshé, ya que como lo mencionamos antes, este era una figura profética del Mesías que habría de venir, y la sombra no puede mayor ni más importante que el cuerpo que la produce.
Así que Moshé no recibía visiones, ni sueños ni cosas por el estilo; cuando Yehováh le hablaba, Moshé ¡escuchaba su voz directamente! No había mensajes en clave para descubrir, ni señales encriptadas que Moshé tuviera que aclarar; simplemente Yehováh le comunicaba de manera clara lo que él necesitara saber. ¿No es maravilloso?
Y cuando entraba Moshé en el Tabernáculo de Reunión para hablar con ’Elohim, oía la voz que le hablaba de encima del Propiciatorio que estaba sobre el Arca del Testimonio, entre los querubines, y le hablaba. Números 7:89
A propósito esta es la razón porque la Toráh ocupa un lugar prominente en las Sagradas Escrituras hebreas; porque mientras los otros libros del Tanaj fueron escritos por profetas que en su mayor parte recibieron sueños o visiones, y que también fueron escogidos y utilizados por Yehováh, la Toráh fue recibida en su gran mayoría por Moshé directamente de los labios de Yehováh. Y en cuanto al Brit Jadashá o Nuevo Testamento, nunca podemos equiparar los escritos de Shaúl o de cualquier otro autor a las enseñanzas de Moshé. Shaúl cita a Moshé y aclara o hace una aplicación de sus enseñanzas, pero nunca las modifica ni pretende tener la autoridad para hacerlo.
El castigo de Miriam
Inmediatamente el juicio sobre ella fue una afección de la piel. Por esta experiencia, los israelitas siempre han asociado tal enfermedad con un problema de murmuración, crítica, ó simplemente de lengua descuidada. Afortunadamente esos juicios no caen de igual manera hoy, porque el mundo sería un valle de leprosos!
Moshé entonces, sin resentimiento alguno, clamó por la sanidad de su hermana mayor y Yehováh demostró una vez más su misericordia sanándola totalmente, pero demandándole que saliera del campamento durante siete días.
Aquí hay algunas lecciones quedemos aprender:
- La murmuración siempre traerá consecuencias funestas
- Yehováh desaprueba tal práctica y la considera abominación. Si tenemos algo que decir, hagámoslo directamente a la persona en cuestión, pero no destruyamos su imagen o credibilidad.
- La murmuración afecta al pueblo de Yehováh. No fue un incidente menor entre la familia de Moshé solamente; todo el pueblo debió esperar siete días para poder reanudar su marcha a su destino.
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