cropped-beef-1340919_640.jpg

Números 19:1 – 22:1 | Jukim

Números 19:1 – 22:1

Nombre de la Parashá: Jukim – Estatutos

Lecturas Complementarias: Jueces 11:1 – 11:33 | Juan 19:38-42 

Este es uno de los preceptos que el pueblo de Yisrael debería obedecer simplemente porque Yehováh nuestro ‘Elohim determinó que las cosas fueran así.  ¿Por qué la vaca debía ser de ese color? ¿Por qué ese animal y no otro? ¿Por qué había que quemarlo en su totalidad incluso su estiércol? Esto nos demuestra la absoluta soberanía de nuestro Creador; si Él lo determinó de esa manera, entonces así era como debía hacerse y punto. Este tipo de instrucciones u ordenanzas son las que ponen a prueba nuestra obediencia, porque al no entender la razón de ellas nuestra tendencia natural es a desobedecerlas o ignorarlas

Recordemos que los Mandamientos de Yehováh están agrupados en estas tres grandes categorías:

    1. EDUT – Testimonios:Mandamientos conmemorativos para recordar o celebrar algo.  Ejemplo: La Pascua

    2. MISHPATIM – Juicios:Mandamientos lógicos y racionales, tales como dar a los necesitados ó la prohibición de asesinar o robar.

    3. JUKIM – Decretos:Mandamientos que trascienden la razón, es decir que parecen tener elementos caprichosos, como es el caso de éste que estamos estudiando hoy.

La vaca debía cumplir perfectamente con varias exigencias:

    • Ser totalmente roja (bermeja).

    • No podía tener defecto alguno.

    • No se le debía haber puesto yugo; es decir no debería haber sido usada para labor alguna.

Según ciertos observadores durante 2000 años, no ha nacido una vaca totalmente bermeja en Yisrael. 

¿Cómo eran usadas las cenizas de la vaca roja?  Vs. 11-22.  Notemos que quienes estaban en contacto con las cenizas durante todo el proceso de preparación de las mismas, deberían ser también purificados. Ahora quien no obedeciera exactamente todas las instrucciones para ser puro, no podía permanecer en el campamento de Yisrael, porque allí habitaba Yehováh

Uso de las Cenizas

Las cenizas de la vaca roja, tenían un propósito: purificar a quien se hubiera contaminado para que pudiera regresar al campamento y continuara su vida normal dentro de la asamblea de Yisrael, manteniendo la comunión del pueblo con Yehováh, quien habitaba en medio de ellos.

El libro a los Hebreos, capítulo 9 hace referencia al hecho de que el sacrificio de Yeshúa, nos purifica de tal manera que ya no es necesario acudir a los sacrificios de becerros ni de machos cabríos y mucho menos a las cenizas de la vaca roja para obtener purificación, porque todos esos rituales eran una representación o sombra de lo que haría el Mesías por medio de su sacrificio de manera definitiva. Yeshúa, fue sacrificado fuera del campamento (Hebreos 13:12-13). Su sangre es suficiente para darnos perdón y también para purificarnos; pero… es nuestra responsabilidad evitar la contaminación con el pecado, recordando que la misericordia de nuestro Padre no es una licencia para pecar.

El pasaje pues, nos enseña lo repugnante que es para Yehováh que sus hijos estén contaminados y lo importante que es mantenernos puros, cosa posible únicamente mediante la obediencia a sus Mandamientos.

Moshé y Aharón son disciplinados

Lee con atención y observa: ¿Qué produjo tal reacción de Moshé?  ¿Cuál fue la instrucción que Yehováh les dio a los dos?  ¿Cuál fue su error?

Michael Rood, ofrece esta explicación:

“Shaúl, en la primera carta a los Corintios afirma: …todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era el Mesías.  1 Corintios 10:4

Una traducción más correcta es que los israelitas seguían a la Roca, y no la Roca a ellos, pues la Roca era el Mesías; por tal razón cuando vino afirmó: …si alguno tiene sed, venga a mí y beba! El que cree en mí, como dijo la Escritura, de su vientre fluirán ríos de agua viva.  Juan 7:37-38

Ahora, ¿cómo era posible eso? ¿la Roca se desplazaba con ellos? No lo sabemos, pero lo cierto es que fue la fuente de agua para su pueblo todo el tiempo que permanecieron en el desierto.

Moshé había sido instruido para golpear la Roca una vez en el pasado (Exodo 17:6), lo cual es una figura exacta de los padecimientos del Mesías, quien sufriría por nuestras transgresiones una vez y para siempre. Esta vez, la instrucción fue diferente: solo debería hablar a la Roca. Pero Moshé golpeó la Roca dos veces; y peor aún, habló con soberbia al pueblo atribuyéndose la capacidad de darles agua (20:10). Como podemos ver, no fue una simple desobediencia o descuido. “Al que mucho se le da, mucho se le demanda”. Al actuar así, Moshé representó mal a Yehováh y lo más grave: destruyó la sombra profética que representaba la Roca al golpearla de nuevo, como si el Mesías tuviera que sufrir varias veces por nosotros.”

Encontramos en ésta situación un cuadro de nosotros mismos. Moshé había sido llamado para sacar a su pueblo de la esclavitud. Pero tanto Moshé como el pueblo eran responsables de mantenerse obedeciendo las instrucciones -Toráh- de nuestro Padre. Así mismo nosotros hemos sido rescatados, pero hemos de mantenernos obedientes a la Toráh – Instrucciones – de nuestro Padre, para poder ser luz como Él quiere que seamos.

La Serpiente de bronce, una muestra de gracia en el Tanaj*

De nuevo, nuestros padres se rebelan. Y aunque siempre criticamos su desobediencia, nosotros no diferimos mucho de su condición. Todo el tiempo olvidamos las misericordias de Yehováh, nos enredamos en el pecado y ante la menor dificultad nos rendimos, desconfiando de la bondad de nuestro Padre.

Cada circunstancia difícil que Yehováh permite que se cruce en nuestras vidas, es como un curso para formar alguna parte de nuestro carácter. Perdemos ese curso cuando reaccionamos de manera inapropiada ante tales eventos. Si al darnos cuenta de nuestra falla nos arrepentimos, somos puestos de nuevo en ese “curso” y nos enfrentaremos a circunstancias un poco diferentes, pero que tienen el propósito de formar esa misma área de nuestro carácter y no podremos avanzar hasta haber superado la prueba con éxito. Nuestro Padre no puede llevarnos más adelante dejando vacíos de carácter que estorban en sus propósitos eternos. Y este es el drama: la gran mayoría de quienes se dicen ser seguidores de Yehováh, llevan años repitiendo el mismo curso y se quedan como advierte el escritor de la carta a los Hebreos:

..tenemos mucho de que hablar, pero difícil de explicar, por cuanto ustedes son débiles en su oír, porque debiendo ser maestros por el tiempo que llevan en la doctrina,  tienen ahora de nuevo la necesidad de aprender cuáles son los principios elementales de las palabras de Yehováh, porque aún necesitan beber leche en vez de alimento sólido, porque todo aquél cuyo alimento es leche, no está convencido de la palabra de justicia, puesto que es niño, porque el alimento sólido es para los maduros, los que por la práctica han ejercitado sus sentidos en el discernimiento del bien y del mal.  Hebreos 5:11-14

Exactamente eso, es lo que leemos que nos sucedió cuando estábamos en nuestros padres en el desierto camino a la tierra prometida. Vez tras vez, fuimos puestos a prueba y vez tras vez nos rebelamos, murmuramos, nos quejamos, amenazamos y lamentamos haber dejado nuestra vida de esclavitud en Mitsráyim; es decir hacíamos “pataleta” como cuando un niño malcriado no recibe lo que caprichosamente desea.

Yehováh disciplina; permite el dolor y la herida, pero provee el bálsamo. En este caso, dirigió a Moshé a realizar algo aparentemente ilógico y sin sentido: Levantar una serpiente de bronce y con solo mirar a ella, la gente era sanada.

Busca la similitud entre la Serpiente de bronce y Yehováh. Seguramente hallarás por lo menos tres aspectos por los cuales, la serpiente es una sombra del Mesías.

Temas relacionados con esta Parashá

One Response

Déjanos tu comentario